lunes, 5 de mayo de 2014

El oleaje y la calma “chicha” Lc 8,4-22



                           
Jesús se pasaba el día haciendo “pruebas”… Casi mata del susto a los discípulos. Resulta que un día les dijo: “Ale, vamos todos en la barca a la otra orilla”… ¿Pero para hacer algo allí?, Ahora eso no cuenta, lo que cuenta es la que se armó en el lago…
Resulta que Jesús con eso del vaivén de las olas se “quedó dormido”… Ya ya, tenía un ojo más abierto… Total, que de pronto aparece un tormentón “sin avisar”, de tal calibre que los pobres apóstoles creyeron perder la barca y la vida.
-¡Maestro, Maestro, despierta de una vez porfa,  que la barca se hunde y perecemos!”.
Jesús se levantó (no sé como lo haría porque aquel meneo debió ser de ¡órdago!) y con sus manos levantadas hacia el mar, amainó el viento y las olas quedaron en calma…
Y ahora viene la bronca: “¿Donde está vuestra FE?”.
Yo no sé donde tendrían la fe, pero la verdad es que si no es porque se despierta y con esa diminuta fe de los apóstoles (como la nuestra)… ¡Claro que ellos mismos habrían podido amainar las aguas o saber que nada les sucedería estando con Jesús! La FE mueve montañas y calma olas.
En el mundo falta Fe. No podemos ser puntuales, es decir, acordarnos de Él en momentos cruciales y es lo que hacemos para después preguntarle ¿Dónde estabas Tú…? y Él te dirá ¿Y tú?  
Y se dijeron los apóstoles ¿Quién es éste (ya les vale), que manda incluso a los vientos y al agua y le obedecen?
La FE es dura de pelar… Yo siempre le pido “aumenta mi fe” porque es de risa y eso que creo en Él, pero me falta FE para “mover una pluma”. Cuando las soluciones no parecen posibles, perdemos la “fe”; cuando lo que queremos no es contemplado, dudamos de Dios.
- Sí, tu fe con minúscula es de pena, pero no te agobies, eres “normal”. Si me lo pidieras con la FE de saber que yo mando sobre el mundo y creas que soy capaz de todo, pararé hasta un tsunami…
Pero como Dios conoce nuestra mente y nuestros temores, cuando suceden las cosas, Él nos ayuda en el dolor con el SUYO; no siempre nos regaña por no tener FE, Él tiene otras soluciones y ésta fue una de las razones de su venida: Sufrir por tu sufrimiento en la falta de FE… ¡Así le fue al pobre!  

¿Excepciones?, ¡claro!: Francisco, Teresa de Calcuta con su “Dios proveerá” y proveía, o aquel hombre con lepra que le dijo “Señor, si Tú quieres, puedes limpiarme” y Jesús al ver su FE dijo “Quiero, queda limpio”, y al instante la lepra desapareció.      

Emma Díez Lobo

No hay comentarios:

Publicar un comentario