Decir que Jesús y también sus Discípulos de todos los tiempos, ofrecerían
al mundo, Palabras de Gracia, lleva consigo la promesa de que encendería en
quienes acogieran su Evangelio, el Fuego de Dios. Tengamos en cuenta, por
ejemplo, que Dios confío a Moisés la misión de liberar, en su Nombre, a Israel,
esclavo en Egipto, desde una zarza ardiente. ( Ex 3,1...).
Por otra parte, los dos discípulos
de Emaús desanimados e incrédulos acerca de la resurrección de Jesús, fueron
recuperados por Él, cuando abandonaron la Comunidad de Jerusalén. Salió a su
encuentro y les " partió la Palabra " a lo largo de su caminar (Lc
24,25-27).
Al desaparecer de su vista después
de cenar juntos, los dos discípulos, recuperados por su Buen Pastor, se dijeron
unos al otro: ¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos
interpretaba –partía-, las Escrituras? (Lc 24,32).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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