Recordemos la esencia de la mentira
con la que deformó el corazón de Adán y Eva: ¡Comed del árbol prohibido! Nadie,
ni siquiera Dios, tiene porqué deciros nada sobre lo que está bien o mal. Sedes
libres, decidid vosotros mismos, lo que es bueno o malo para vosotros. Tengamos
en cuenta que cuando escogemos el mal, el demonio desaparece. Se limita a
decirnos: lo que te está pasando, no tiene nada que ver conmigo.
Bien sabe que como dijo San Pablo: "El salario del pecado es la
muerte"(Rm 6,23). Esa es la intención de Satanás...hacer de nosotros
" unos muertos vivientes "
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com

No hay comentarios:
Publicar un comentario