Partiendo la Palabra Dom. IV de Adviento Mt 1,18-24 Secretos entre Dios y los hombres.

 

 Leemos en el Evangelio de hoy, que al percatarse José de que María estaba encinta, decide repudiarla en secreto. No sabe que ha podido pasar, pero tiene la certeza de la Inocencia de María. Al decidir alejarse en secreto, él queda a merced de la maledicencia de todo Nazaret. Por su parte, María, con su fe gigante, intuye que no es ella, sino el mismo Dios, quien tiene que revelar el Misterio de su embarazo, a José. ¿Dónde se ha visto un Amor a Dios y también al cónyuge tan grande?

 Ambos, viven el acontecimiento de Dios en secreto, pues sólo Él es quien debe darlo a conocer, y así fue: Dios envío un Ángel a José y le reveló el Misterio y la misión que le encomendaba. Una pregunta, ¿cómo sería el encuentro de José esposo y María su esposa después que Dios reveló sus secretos?.

 Imposible sondearlo. ¡¡¡Sólo podemos decir que su Amor matrimonial, después de “este sello de Dios” ...Traspasó el infinito!!! ...si se nos permite hablar así.

 

P. Antonio Pavía

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