sábado, 4 de enero de 2025

Partiendo la Palabra Dom. III de Navidad Quiero encontrarme con Dios (Jn 1,1-18)

 


Igual que el corazón, también el alma tiene sus propios latidos que, aunque los queramos ignorar, no es fácil acallarlos. La Buena Noticia es que, a pesar de nuestros desplantes, Dios viene al encuentro de nuestros latidos, por medio de su Encarnación, como lo profetizó Isaías:" Me he hecho el encontradizo de quienes no preguntaban por mí...diciéndoles:

¡Aquí estoy, aquí estoy...! (Is 65, 1...).

 La Encarnación de Jesús es el cumplimiento del "aquí estoy de Dios " anunciado por Isaías.  Es como si Dios dijera: Los quiebros de vuestra alma me han traído hasta vosotros. A la luz de la Encarnación de Jesús y la experiencia de sus primeros discípulos, podemos intuir la Luz interior que invadió el alma de San Juan y que le indujo a glorificar así a Dios - Palabra: "En el principio existía la Palabra, la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios... En ella estaba la Vida y la Vida era la Luz de los hombres... Luz que domina toda tiniebla..."(Jn 1,1...).

Está fue y sigue siendo la respuesta de Dios a nuestros latidos interiores. Bienaventurados aquellos que  "haciendo valer su alma" deciden buscar a Dios, hasta que lo encuentran. Si, le encuentran pues el mismo Dios le sale al paso, como dijimos al principio, diciéndoles: ¡Aquí estoy...! 

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario