No olvides, Señor
En el amanecer de cada día pronunciar
mí nombre, enviarme, como si fuera
la primera vez, a sembrar ilusiones en los senderos espinosos a llevar
esperanza, donde gime el hombre perdido.
No me olvides, Señor
Y, si no te escucho manda el aliento
de tu Santo Espíritu para que,
ajustándome con salario divino - ser feliz haciendo lo que hago- y nunca me
canse de trabajar con el arado de mis manos la divina hacienda o tierra que me
confías.
No me olvides, Señor
¡Tengo tanto miedo de
no ser tu asalariado!
¡Tengo tanto temor de que no cuentes conmigo!
¡Tengo tantas dudas de si estoy trabajando en tu viña! O si, por el contrario, estoy trabajando mi terreno.
No me olvides, Señor
No pases de
largo y si me ves reticente empújame con el auxilio de tu Gracia. Sorpréndeme
con nuevos proyectos e ilusiones. Levántame cuando, bajo las cepas de tu viña, vea
que no producen o verdean el fruto deseado.
No me olvides, Señor
Y, si no acierto a la hora de podar tu viña; perdóname. Y,
si exijo algo que no es mío; que recupere la paz Y, si las tormentas se
desatan, dame un poco de calma.
¡NO ME OLVIDES SEÑOR!
Que más que nunca, quiero ir a tu viña. Porque entre otras
cosas, trabajando para Ti y contigo, es el mejor salario que jamás haya
recibido a lo dicho; Señor… No
pases de largo…
Quiero trabajar contigo.
Pedro Pablo Crespo Escudero
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