martes, 23 de septiembre de 2014

El rincón de mi oración:





No olvides, Señor

         En el amanecer de cada día pronunciar mí nombre,   enviarme, como si fuera la primera vez, a sembrar ilusiones en los senderos espinosos a llevar esperanza, donde gime el hombre perdido.   
   
No me olvides, Señor

Y, si no te escucho manda el aliento de tu Santo Espíritu para que, ajustándome con salario divino - ser feliz haciendo lo que hago- y nunca me canse de trabajar con el arado de mis manos la divina hacienda o tierra que me confías.

No me olvides, Señor

¡Tengo tanto miedo de  no ser tu asalariado!
¡Tengo tanto temor de que no cuentes conmigo!                         
¡Tengo tantas dudas de si estoy trabajando en tu viña!                     O si, por el contrario, estoy trabajando mi terreno.

 No me olvides, Señor        

No pases de largo y si me ves reticente empújame con el auxilio de tu Gracia. Sorpréndeme con nuevos proyectos e ilusiones. Levántame cuando, bajo las cepas de tu viña, vea que no producen o verdean el fruto deseado.

No me olvides, Señor

Y, si no acierto a la hora de podar tu viña; perdóname. Y, si exijo algo que no es mío; que recupere la paz Y, si las tormentas se desatan, dame un poco de calma.

¡NO ME OLVIDES SEÑOR!

Que más que nunca, quiero ir a tu viña. Porque entre otras cosas, trabajando para Ti y  contigo,  es el mejor salario que jamás haya recibido a lo dicho; Señor…   No pases de largo…    
                                                                                                     
Quiero trabajar contigo.


                                               Pedro Pablo Crespo Escudero

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