miércoles, 12 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra No temas, Yo estoy contigo. (VIII) Jeremías

 





Recordemos la promesa que hizo Dios a Jeremías: "Yo estoy contigo" Veremos ahora su cumplimiento a la luz de su testimonio (Jr 20,7-11).

 Empieza Jeremías desahogándose con Dios:

"Me sedujiste Señor y me dejé seducir...".  Es un lamento, porque profetiza al pueblo que irá cautivo a Babilonia, por haber dado las espaldas a Dios y a nadie le cae bien su predicación. Le hacen la vida imposible hasta que no pudiendo más dice protestando: La Palabra de Yahvé, es decir mis profecías, han sido para mí, motivo de burlas continuas, así que dije: ¡Basta, ya no hablo más en su Nombre! Dios que ama a Jeremías y por extensión a todos los Discípulos de su Hijo porque anuncian entre mil dificultades su Evangelio, se le manifiesta como Fuego en sus entrañas, y Jeremías... ¡Se rinde ante tanto amor! Le oímos: "...pero había en mi corazón un Fuego ardiente y aunque trabajaba por apagarlo, no podía. Dios en su misericordia le hizo ver que sí expulsaba ese Fuego de sus entrañas, le estaba expulsando a Él. Si a Él, el único que podía dar sentido a su vida. Supo entonces, que las llamaradas de su Fuego eran Dios mismo compartiendo con él su divinidad.

De esto nos hablan siglos después los Santos Padres de la Iglesia, como San Ignacio de Antioquia que escribe lleno de júbilo: !!He llegado a ser Palabra de Dios!! Claro que sí, a eso se refiere Jesús al decir que sus Discípulos somos "Luz del mundo" (Mt 5,14).

 Entrañable nos parece Jeremías "discutiendo con Dios". Los hombres y mujeres que, primero discuten con Dios y después terminan rindiéndose ante Él..." Son su ojito derecho" Ya son aptos y dignos para evangelizar en su Nombre.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario