Dice Jesús: "El que ama su vida, la perderá...". Claro que los discípulos de Jesús amamos nuestra vida. La cuestión es qué entendemos por "vida". Si la limitamos solo a lo que abarcan nuestros sentidos y a nuestras proyecciones nos quedamos bien escasos. Nos limitamos y naufragamos en mínimos al bloquear nuestras expectativas eternas; cercenamos la posibilidad de alcanzar la Infinita grandeza de la que nuestra alma es portadora.
Recordemos la Catequesis que Jesús nos dio a este respecto. (Lc 16-21).
Un hombre tuvo una gran cosecha en sus campos. Probablemente ni en sus mejores
sueños concibió una cosecha tan abundante. El problema es que ..., le pareció
insuficiente y proyectó hacerse graneros mayores para el futuro. Fue tan necio
que en vez de agradecer a Dios y cultivar su alma, solo pensó en tener más y
más...
Jesús le llamó: Necio. Si, necio por su vivir en la tierra, despreciando su
"vivir para Dios" Despreció a Dios, porque no dio importancia a lo
más valioso que Él le había dado: El Alma.
P. Antonio Pavía
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