lunes, 18 de marzo de 2024

Partiendo la Palabra Cara a cara con Dios (I) (Ex 33,11)

 

Partimos de las penalidades que tuvo que sufrir Moisés a causa de las continuas infidelidades de Israel con Dios, en el desierto, a pesar de tantos milagros que hizo a su favor.

 Un salmista, se hizo eco de su desazón interior: " … Moisés tuvo que sufrir a causa de ellos; le habían amargado el alma..." (Sl 106,32-33). Dios, atento a sus angustias, máxime por sufrirlas a causa del cumplimiento de su misión, consolaba a Moisés " hablando con él - es decir partiéndole la Palabra - cara a cara" (Ex 33,11).

 Esa deferencia que Dios tiene con Moisés es una profecía de la que tiene Jesús con sus discípulos de todos los tiempos, a quienes llama " mis amigos " (Jn 15,15).

 Antes de hablar de la Encarnación de Jesús, abordamos   esta profecía de Jeremías que colma de esplendor la intimidad que tuvo Dios con Moisés. Dice Dios: "... Pondré mi Ley (mi Palabra) en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo " (Jr 31,33b).

 (Seguimos el miércoles).

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 16 de marzo de 2024

Partiendo la Palabra V Dm. de Cuaresma En tus manos estoy Señor (Jn 12,20 - 33)

 


En este Evangelio Jesús se compara al grano de trigo que arrojado en la tierra da fruto. Tengamos en cuenta que hace 2000 años los campesinos, al sembrar el trigo en sus campos, ayudaban con el pie a que la semilla se introdujese en la tierra, es decir la pisoteaban.

  La comparación de Jesús es desgarradora; es una alusión a su vida despreciada como estaba profetizado. (Is 49,7). Desprecio que alcanza también a sus discípulos. Sin embargo, esta profecía es un canto de victoria porque más allá del rechazo del mundo, Jesús se sabe sostenido por la Fuerza y la Gloria del Padre en cuyas manos está, como nos dice Pedro (1 Pe 2,23).

  Jesús no nos llama a una vida inhumana, menos aún estéril. Nos enseña por medio de su Evangelio a participar de su victoria. Nos impulsa a descubrir en sus palabras, las mismas manos que le sostuvieron a Él: "Mis ovejas escuchan mi voz (mi Evangelio) …. y nadie las podrá arrebatar de mi mano...ni de la mano de mi Padre " (Jn 10,27-29). 

 P. Antonio Pavía

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jueves, 14 de marzo de 2024

Partiendo la Palabra "En tu Luz vemos la luz" (II) (Sl 36,10)

 


Vimos anteriormente que Jesús Palabra del Padre, así le llamaban en la Iglesia Primitiva, es la "Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo" (Jn 1,9).

 Es la Luz que nos permite encontrar el Camino que conduce a la Verdad, dejando de lado el de la mentira al que Satanás nos induce. Jesús, Luz del Padre, se encarna en un mundo que desgraciadamente ama más las tinieblas que la Luz (Jn 3,19). Esto que nos parece inaudito, revela el gran poder de seducción que tiene el demonio, poder que, distorsionando nuestro sentido común, nos impulsa a abrazar el señuelo de una vida idílica. Señuelo tras el cual vamos, como aquellos niños fueron, tras el flautista de Hamelin.

 La Buena Noticia es que Jesús con su Evangelio, sacudiendo nuestra necedad, endereza nuestros pasos   hacia Él y nos dice: "Yo soy la Luz del mundo; el que me siga no caminará en tinieblas" (Jn 8,12). 

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 4 de marzo de 2024

Partiendo la Palabra "Como corderos entre lobos" (I) (Lc 10,3)

 

 Dijo Jesús a sus discípulos: "Os envío como corderos en medio de lobos" (Lc 10,3) Al resucitar les y nos envió al mundo, como su Padre le envío a Él (Jn 20,21) Para nuestra tranquilidad y también alegría, sepamos que, así como su Padre le envió a un mundo hostil   "armado" con su Fuerza y su Sabiduría, así nos envía a nosotros.

 Hablamos de la Sabiduría que mana como Fuente de Vida, del Evangelio guardado en nuestras entrañas. Escuchamos la experiencia de San Pablo.

 Antes de su conversión, se creía un judío fiel y super sabio. Al acoger la misión que Jesús le confío, fue otro hombre. Leamos la confesión que hizo a los fieles de Corinto: "Cuando fui a vosotros, no os anuncié el Misterio de Dios con mi sabiduría para que vuestra fe no se cimentase sobre la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios...hablamos de la Sabiduría de Dios misteriosa, escondida que Él....ha dispensado para los que le aman. (I Co 2,1-9).

  Es la Sabiduría que como leemos en la Escritura …  "La contemplan los que la aman, la encuentran los que la buscan …y más aún, sale al encuentro de los que son dignos de ella " ( Sb 6,12-16 ).

                       (Seguimos el miércoles)  

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 2 de marzo de 2024

Partiendo la Palabra Dom. III de Cuaresma (Jn 2,13-25) ¿Vive Jesús en ti?

Este Evangelio narra la expulsión por parte de Jesús de unos mercaderes apostados en los atrios del Templo de Jerusalén. La Catequesis que emana del actuar de Jesús, es diáfana. El Templo de Jerusalén es el Lugar Santo por excelencia de Israel. Mercadear en sus atrios implica empañar la Santidad de Dios al servir a ese otro dios que pugna insistentemente por hacerse con el corazón de todo hombre: el dinero. Jesús lo dice sin medias tintas:  No podéis servir a Dios y al Dinero (Mt 6,24).  Es un  servir en el contexto de adorar. Si adoramos o no al dinero, es verificable por nuestro criterio respecto a cómo empleamos nuestro tiempo. El que se afana por tener más y más, casi imperceptiblemente, va desplazando su tiempo hacia el dios Dinero, y se apega más a sus cosas que a las cosas de Dios.

  Es como tener un cáncer en el alma. Se llega a un   afanarse ridículo por “por un soplo de vida" como dice este salmista (Sl 39,6-7).

  Jesús habla de un propietario necio, cuyos campos dieron una cosecha excelente y lo único que le pasó por su mente fue hacer más grandes sus graneros para poder almacenar su cosecha. Ni Dios ni su prójimo entraron en sus planes. Dijo entonces Jesús: ¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma. Fijémonos bien lo que Jesús le dijo: Te reclamarán el alma y...  no encontraste tiempo para hacer de ella, un Templo para Dios (Jn 14,23) Que Dios nos corrija y encamine para que no seamos acreedores del título de necios.... el título de los perdedores. 

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 28 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Jesús la Vid Verdadera (II) (Jn 15, 1...)

 

Vimos que el Padre tomaba en sus manos los sarmientos de la Vid (Jesús) para que no se echaran a perder por los parásitos, insectos...etc. Es decir, por Satanás, el que envenenó con su propuesta los corazones de Adán y Eva. Por ese afán de destruirnos Jesús le llama "padre de la mentira" (Jn 8,44).

 Los que hemos tenido la audacia de acoger el don del Discipulado, estamos en las manos de Dios Padre, como proclama el Salmista: "Yo digo, tú eres mi Dios. En tus manos está mi destino ..." (Sl 31, 15-16).

  A veces nos asaltan tinieblas que nos desestabilizan; es el momento de fiarnos totalmente de Dios; momento de llevar al corazón lo que le dijo a Israel cuando, tentado, creyó que Dios se había desentendido de él a causa de sus infidelidades.  Escuchamos: " Israel dice, Dios me ha abandonado” ... ¿Acaso puede una mujer olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues, aunque así fuese, yo no te olvido.  ¡Mírame, en las palmas de mis manos te llevo tatuado! (Is 49,15-16). Tengamos esto presente: del transfundo del Evangelio resuena esta divina noticia: ¡Somos hijos de las entrañas de Dios Padre y en sus manos estamos...tatuados!  Bienaventurados los que descubren y acogen este incomparable Tesoro de Dios...escondido en el Evangelio de su Hijo. (Mt 13, 44)

P. Antonio Pavía

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