viernes, 30 de diciembre de 2022

Santa María Madre de Dios.

 


Estrenar nuevo año llena el corazón de esperanza y gratitud. De gratitud por lo recibido, que es mucho y de esperanza por lo prometido que es más todavía. Vivimos en la historia, en la sucesión de los días y los años hasta llegar a la meta, que es el encuentro definitivo con el Señor. Estrenar un año nuevo es una oportunidad de empezar de nuevo, de renovarnos acogiendo el don de Dios, que supone esta nueva etapa de nuestra vida. Feliz año nuevo a todos, es decir, que este nuevo año nos ayude a seguir creciendo en el amor a Dios y a los demás.

El día de año nuevo coincide con la octava de Navidad, a los ocho días del nacimiento del Señor, cuando celebramos la fiesta más importante de María Santísima: Santa María Madre de Dios. Este es el punto clave de su figura y de la misión que Dios le ha encomendado, ser la Madre de Dios (Theotokos), tal como lo ha definido el concilio de Éfeso (a. 431). Para ser Madre de Dios, Dios la hizo purísima, librándola de todo pecado, incluso del pecado original, preparando así para su Hijo una digna morada. Y porque es la Madre de Dios, su cuerpo no ha conocido la corrupción del sepulcro, sino que ha sido elevada en cuerpo y alma a los cielos, en el misterio de la Asunción.

María es Madre de Dios, porque le ha dado al Hijo su cuerpo humano. A ese cuerpo tomado de María, Dios unió el alma humana creada para Jesús. De María ha tomado Jesús su carne y su sangre, que un día entregará por nosotros y por nuestra salvación, crucificado en la Cruz. Cuerpo y sangre de Jesús que se nos da como alimento en la Eucaristía. El misterio de la encarnación ocupa el centro del misterio cristiano, y ahí está María dando carne a este misterio. El misterio de la encarnación se ha realizado físicamente en el vientre virginal de María.

María es, por tanto, virgen y madre. Su virginidad es sobreabundancia de vida, es fecundidad superlativa, es transparencia de la vida de Dios para toda la humanidad. Su virginidad no es una merma, una tara, una falta de algo. Su virginidad es una participación de la virginidad del Padre, que engendra virginalmente a su Hijo en la eternidad. Y de ello es un eco la virginidad de María, que engendra a su Hijo sin concurso de varón, porque ella tiene plenitud de vida que le viene de Dios, del Espíritu Santo.

Se trata de una maternidad misteriosa, que tiene su última explicación en la virginidad. Y se trata de una virginidad misteriosa, porque tiene una fecundidad incluso física en el Hijo de sus entrañas hecho hombre. “En la zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad, milagrosamente conservada; Madre de Dios intercede por nosotros”, rezamos en la antífona de vísperas de esta fiesta. Esa virginidad es por tanto alusiva a la plena fecundidad de Dios, que arde sin consumirse. Verdaderamente es un milagro el de ser madre sin dejar de ser virgen.

Y en este primer día del de año celebramos la Jornada mundial de la Paz, que tiene como lema para este año: “Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el Covid-19 para trazar juntos caminos de paz”. Necesitamos más que nunca crear juntos caminos de paz. La paz es un don de Dios, que hemos de pedir todos los días; y pidiéndola a Dios, comprometernos en construirla entre todos. Se necesita un cambio de corazón para ser constructores de paz. Las situaciones de guerra por todo el mundo, la tercera guerra mundial de la que habla Francisco, los egoísmos exacerbados en la prepotencia, en el consumismo, en la injusticia tienen que ser transformados en una solidaridad y fraternidad que brota de un Padre común, que nos hace hermanos.

Feliz año nuevo 2023, que nos traiga la paz a todos los niveles de nuestra vida.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández

Obispo de Córdoba

 

Fiesta de María Madre de Dios. (Lc 2,16-21) Una mecha humeante

 



Dice Isaías sobre el Mesías: " No apagará la mecha humeante " (Is 42,3) Mechas mortecinas, respecto a la fe, eran los pastores al recibir el Anuncio del nacimiento del Hijo de Dios; sin embargo, al creer en la Palabra proclamada por el Ángel, su mecha se convirtió en una hoguera. Tengamos en cuenta que los pastores tenían fama de ladrones y por eso vigilaban por turnos sus ovejas en la noche (Lc 2,8) Es por ello que tenían prohibida su entrada en el Templo. Cuando Dios le salió al encuentro con la Fuerza de su Palabra, dejaron sus rebaños en el monte y a toda prisa se encaminaron hacia Belén.

 A este tipo de personas, Jesús las llama "pobres de espíritu y bienaventurados “(Mt 5,3) no por ser sociológicamente pobres, sino por haber dado prioridad a la Palabra recibida sobre sus pertenencias.

 Dios que escruta a fondo los corazones de todos, preparó una sorpresa inimaginable a estos pobres de espíritu: los hombres les habían prohibido el acceso al Templo; pues bien, El hizo que fueran los primeros en alabar y adorar a su Hijo en el Majestuoso y Glorioso Templo que resplandeció en el establo donde nació su Hijo.!!! ¡¡¡El Templo de todos los templos!!! 

 

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 28 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra Los Pastores (Lc 2,8..) II

 


 Vimos anteriormente que los pastores, ante la noticia dada por el Ángel, del nacimiento de Jesús, fueron corriendo a su encuentro. A pesar de su posición social poco importante, revelaron una sabiduría excepcional al dar prioridad a su alma sobre sus pertenencias, las ovejas, y corrieron en búsqueda de Dios. Su prontitud nos recuerda la de Zaqueo, jefe de publicanos de Jericó. Aparentemente tenía su vida resuelta: buen trabajo y posición en Jericó, relevante grupo social con el que reunirse y distraerse...etc. Sin embargo, al enterarse de que Jesús había entrado en la ciudad comprendió que era su ocasión para tener otra vida: ...! la que Jesús le podía ofrecer!  Salió a la calle y al ver que estaba abarrotada de gente "se adelantó corriendo” y se subió a un árbol para poder verle. (Lc 19,4).

  Conocemos el desenlace de su búsqueda: se encontró con Jesús que, desde entonces, fue su mayor riqueza.

 Los pastores también echaron a correr; intuyeron que hacerse con la riqueza de Dios para su alma, estaba a su alcance. fueron a su encuentro y dieron con El.

 Fueron testigos de que Dios había cumplido su Palabra con ellos y ya empezaron a ser " luz del mundo " al proclamar alabanzas a Dios por todo Belén por lo que " habían oído y visto" 

  

P. Antonio Pavía

 

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lunes, 26 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra I Los Pastores (Lc 2,8)

 


Lucas narra que había en Belén unos pastores que, en la noche, vigilaban sus rebaños, pues los robos de ovejas eran frecuentes, y que de pronto se les apareció un ángel que, envolviéndoles con la Luz de la Gloria del Señor, les dijo: ¡Os ha nacido el Salvador! La Palabra, nos dice Juan, "...la Luz verdadera que ilumina a todo hombre..." (Jn 1,9) Así fue; estos pastores fueron iluminados por la Luz de Dios inherente a su Palabra, exactamente igual a lo que le sucedió a Pablo cuando Jesús le llamo al Discipulado. (Hch 9,3-4)

Nos centramos en la reacción de los pastores al ser visitados así por Dios con su Palabra-Luz.  Al ser envueltos por la Luz, envolvieron sus corazones con la Buena Noticia recibida y dejando atrás sus pertenencias- las ovejas que custodiaban- fueron corriendo al encuentro del Hijo de Dios, habitados por la Palabra recibida y acogida. Vemos en ellos unas primicias de los futuros hijos de María, la que guardo en su corazón la Palabra recibida. Los pastores corrieron al encuentro del Señor y le encontraron...

  (Seguimos este miércoles)

 

 P. Antonio Pavía 

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sábado, 24 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra Domingo- Navidad (Jn 1,1-18)

 

 

En Navidad la Iglesia nos ofrece el Prólogo del Evangelio de San Juan del que sondeamos uno de sus muchos Manantiales de Vida: " la Palabra es la luz verdadera que ilumina a todo hombre... vino a Israel, pero no la recibió" Recibir, en la Espiritualidad de la Palabra, significa hacer tuyo lo que se te ofrece.

 Veamos lo que nos dice el autor del libro de la Sabiduría a este respecto: "Considerando en mi corazón que se encuentra la inmortalidad en emparentar con la Sabiduría - que es sinónimo de Palabra-...buscaba por todos los medios, la forma de hacerla mía." (Sb 8,17-18) Jesús, Dios con nosotros- Emmanuel, Palabra y Sabiduría del Padre vino y viene a nuestro encuentro. Cuidado no nos pase como a los judíos que no le recibieron porque a la hora de escoger entre la Gloria que Jesús les ofrecía por medio de su Hijo y la de los hombres escogieron esta ... que mueren con ellos. Dice Juan: "Muchos magistrados creyeron en él, pero no lo confesaban porque prefirieron la gloria de los hombres a la gloria de Dios " (Jn 12 ,42-43 

 

P. Antonio Pavía

 

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jueves, 22 de diciembre de 2022

¿Sabéis lo de Belén?

 

No, no creáis que todo el mundo “sabe” lo de Belén... Resulta que llegó un día en que dijo Dios: ¡Madre mía! -bueno “madre mía”, no, porque en aquel momento también era Madre - pero algo se dijo a sí Mismo qué tomó una decisión...         

Es que después del diluvio, de Sodoma y Gomorra, del Éxodo y tanto escriba fariseo, etc., la verdad ¡Se deprimió!, aquello de “educar” desde el cielo con solo los Mandamientos, no daba resultado.       

¿Qué hacer con tanto desobediente que no se salva ni uno?, tengo que bajar en Persona, enseñarles “in situ” el camino del Reino y a ver si así se salva, al menos, la mitad.  

Eligió a una Santa y piadosa María para Encarnarse como Hombre. Nuestro Emmanuel (Dios con nosotros) nacía milagrosamente en Belén al amparo de un Ángel y cuidado de José, su esposo. Desde entonces empezaron a contarse los años hasta hoy.        

Creció en sabiduría, nos Habló, hizo milagros, nos perdonó y después de su Muerte, Resucitó como lo haríamos nosotros. Desde que el mundo es mundo, no hubo un hecho de Amor más grande y glorioso para nuestra salvación que dejarnos su Palabra, su Cuerpo y su Sangre en la tierra. Si alguien no cree esto, lo creerá sin remedio...   

Nacimiento, Evangelio, Muerte y Resurrección. Profecías cumplidas hasta el final de los tiempos ¡Gracias!   

¡Belén, Belén de los sueños de Dios, quién pudiera estar allí aquél día de Navidad!      

  

   Emma Díez Lobo

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra NAVIDAD (Mc 3,14)

 

Jesús, viniste al mundo y nos enseñaste a estar contigo... 

 "Instituyó a doce para que estuviesen con El "(Mc 3,14) mostrándonos así los cimientos del Discipulado. Solo desde una experiencia de tu amor para con ellos podrían a anunciar al mundo la Vida que recibieron de ti.

 Jesús, hace mucho frío en nuestro mundo tan insulso; el frío de la intranscendencia impuesta nos golpea y adormece. Arrastrados hacia la Feria de las Vanidades que nos llevan por la vida cautivos de la inercia. Los que tenemos la dicha de caminar contigo en la epopeya más divina que humana del Discipulado no somos mejores que los demás, simplemente, un día, igual que a San Agustín,  “rompiste nuestra sordera."

 Señor, estamos a las puertas de la Navidad; danos tu Fuego para calentar el cuerpo y el alma de los que acostumbrados a la fatalidad ven pasar sus días sin más aliciente de lo que les dan sus sentidos.

 Mientras pueden. Señor Jesús, una cosa te pido en esta Navidad: ¡¡¡dada mi debilidad...!!! ¡¡Nunca dejes de preguntarme, como a Pedro después de sus negaciones...!! ... ¿Me amas? y que aquellos que me   conocen, se pregunten, aunque sea a escondidas: ¿Algún día me lo preguntará a mí? 

  

P. Antonio Pavia

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martes, 20 de diciembre de 2022

 




Video del Belén Santa Catalina 2022 que se inaugura el 24 de diciembre a las 12 de la noche



La Parroquia de Santa Catalina Mártir de Majadahonda, como es tradición celebra este sábado 24 de diciembre (2022), día de Nochebuena, la “Misa del Gallo” para conmemorar el nacimiento de Jesús. El acto tiene lugar a las 12 en punto de la noche, en esta fecha tan señalada, momento en el que majariegos y visitantes podrán descubrir el sorprendente Belén que les aguarda en el interior del templo.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra Estremecidos ante Dios (Lc 1,29.)

 


Dice Dios:"¿En quién voy a fijarme...? En el humilde y abatido que se estremece ante mis palabras."(Is 66,2).

 Isaías nos habla de la Presencia de Dios en las Escrituras, Presencia que habita en nuestras entrañas provocando un estremecimiento más divino que humano al constatar como la lectura - escucha e incluso contemplación de la Palabra nos traslada junto a Él. Fue lo que le pasó a María ante el Ángel Gabriel; nos dice Lucas que se estremeció. Estremecimiento que nos recuerda al vivido por la esposa - imagen del alma - ante la cercanía del Esposo - Dios.

Fue tan fuerte la Presencia de su Amado de su alma que se estremeció por completo (T 5,4) Es este estremecimiento el que teje en quien lo siente, la túnica de la Fidelidad a Dios. Algo tan sublime surge está pregunta: ¿Qué he de hacer para que este estremecimiento alcance mis entrañas? Tengamos con la Palabra, sobre todo con el Evangelio una relación indisoluble; abracémonos pasionalmente a sus palabras que "son espíritu y vida" (Jn 6,63)   de forma que lleguen a ser algo así como "las células de tu alma" 

  

P. Antonio Pavía

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sábado, 17 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra IV Dom. Adviento (Mt 1,12-24)

 


José, lleno de Dios.

 En este Evangelio vemos que cuando José y María estaban ya desposados, aunque aún no vivían juntos según la ley judía, a ella se le hizo visible su embarazo. Ante esto José se encuentra con un dilema; la ley le insta a denunciar a María y a repudiarla sin embargo su conciencia le grita que María es inocente. Mateo dice que como José era un hombre justo decidió abandonarla en secreto. He ahí la grandeza de José: toma una decisión en la que se lleva la peor parte ya que sería objeto de las habladurías de los demás que le tacharían de irresponsable, inmoral, cobarde... etc.  José, repito es un hombre justo es decir " ajustado " a Dios, a su voluntad, a su Palabra. Esto es lo que significa ser justo en la Escritura.

 En definitiva, José es un hombre lleno de Dios. Dios inspira a Isaías esto respecto a los hombres justos: "Decid al justo que todo irá bien" (Is 3,10) Palabras de Dios que se cumplieron en José. Actuó como un hombre lleno de Dios y Él le visito por medio de un ángel en sueños explicándole todo, confortando así su corazón 

 

 P. Antonio Pavía

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jueves, 15 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra Ternura en el Calvario (Jn 19,25-27)

 


Fijamos nuestros ojos en el Calvario. Elevado en la Cruz, Jesús está consumando la salvación del mundo. A sus pies, María su madre con Juan; junto a ellos María Magdalena y María    mujer de Cleofás. Miramos primero a María de Nazaret, sobrecogida bajo el peso de un dolor inhumano. Una espada atraviesa su alma como le profetizó Simeón.(Lc 2,35).

 No puede contener sus lágrimas, pero si sus gemidos; los contiene porque está pendiente de los de Juan. Al discípulo amado le duele todo. No comprende el brutal escarnio del pueblo elegido sobre Jesús pero  creo que puedo decir que  le duelen más aún sus propios pecados. No consigue asumir cómo pudo ser capaz de pelear no una ni dos veces con los demás Apóstoles por ser el primero, el mayor, el más importante de todos y por si fuera poco, en la misma cara de Jesús. ¿Cómo iba María a dar rienda suelta a su dolor ante el desgarramiento de Juan? En esto resonó el grito de Jesús: ¡Padre Perdónales...!

 Entonces Juan comprendió que el Amor de Dios le estaba envolviendo con el manto de su Perdón...y Jesús volvió a hablar: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Miro después a Juan y le dijo: Ahí tienes a tu Madre. Fue en ese instante eterno cuando la Ternura de Dios reflejada en la Madre, lleno con su riqueza el Discipulado.  Discípulos y discípulas de Jesús: Anunciemos esta Ternura infinita de Dios.!! Como y cuánto la necesitamos...sobre todo los que ya viven sin esperanza.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 14 de diciembre de 2022

¿Tienes un Belén en tu casa?

 


Jesús nace y nace en los hogares cada año desde hace unas 80 generaciones, y no, no es hace tanto, parece que fueran ayer los tiempos de emperadores, de guerras y luchas por territorios y fronteras... Tal que ahora en algunos lugares del mundo.   

Eran tiempos cuasi “modernos”: Había escritura, arquitectura, “fabricas”, médicos, escuelas, comercio a gran escala, moneda y prácticamente de todo menos “aviones, vacunas, redes sociales y poco más...” ¡Claro!, es que su Nacimiento fue prácticamente “ayer”, y ese ayer glorioso es el que nos abrió el cielo a la humanidad.   

¡Desagradecidos los que viven en el 2022 de nuestra era cristiana -años desde que Nació Jesús- y no lo celebran, pero lo llaman Navidad!       

¿Navidad o Christmas, sin Natividad?, ¡Qué incoherencia!, siguen festejando el solsticio de invierno el 25 de diciembre, y para que no quede tan “troglodita” inventan un falso personaje vestido de rojo que vuela en trineo llevando regalos; pena que Constantino I en el 330 D.C. utilizara ese mismo día para proclamar el día de El Mesías, pero se han quedado con la parte pagana, como siempre... Son incorregibles.    

Ya que no les importa la Familia Sagrada de Dios, que llamen a su fiesta: “Día del gordete con reno volador” y serán coherentes, porque Navidad viene del latín: Nativitas=Nacimiento, y Christmas del antiguo inglés: Cristes Maesse= Misa de Cristo.

Pues como si no...A oíos sordos, necias invenciones...  

Benditos los católicos que ponen un Belén y rememoran la venida del Niño Dios, nuestra SALVACIÓN.     

 

Emma Díez Lobo

 

lunes, 12 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra (Jn 7,37-38) Aguas Vivas

 


"Si alguno tiene sed, venga a mí y beba el que crea en mi

"Todos, tenemos nuestra alma sedienta del Dios vivo, incluso los que no creen en El (Sl 42,2-3). Podemos servirnos de placebos para aliviar la sequedad del alma sin Dios, pero está sigue agrietándose.  Compadecido de nosotros Dios se encarnó; viene a nuestro encuentro para dejemos de lado falsas soluciones y nos dice: Ven a mí, bebe de mis aguas vivas y tu alma reseca se abrirá a la Vida. Desde su Encarnación Dios es Emmanuel, Dios con nosotros y los que le acogen disfrutan del descanso del alma: "Venid a mí, los que estáis fatigados y agobiados y os daré descanso."(Mt 11,28) 

El Señor Jesús calma con su Presencia la sed del alma de la que nos habla este salmista: " Dios mío, yo te busco, mi alma tiene sed de ti...' (Sl 63,2.) Cuando un buscador de Dios muere, su alma vuela presurosa hacia Dios, su Padre, Manantial de Aguas Vivas (Jr 2,13) que con tanta ternura transformó su desierto interior en un vergel.

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 10 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra III Dom. Adviento (Mt 11.2-11)

 

El escándalo de tu cruz

 Juan Bautista que ha dejado todo para anunciar a Jesús es encarcelado por ser testigo de la Verdad. Sin duda piensa que Jesús le sacará de la cárcel con un milagro, pero pasa el tiempo y cree que " se ha olvidado de él " He ahí el arma terrible que utiliza el demonio para tentarnos: que nos escandalicemos ante el sufrimiento. Juan no puede más y envía a sus discípulos donde Jesús con la pregunta de si es o no el Mesías. Jesús les responde: Decid a Juan que los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos andan…. Les señala que en Él se cumplen los signos anunciados por los profetas como por ejemplo Isaías, que identificarían al Mesías: " Se despejarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán, saltará el cojo.”. (Is 35,5-6)

 Termina Jesús diciendo a los enviados por Juan: "Y bienaventurado el que no se escandaliza de mi " Si, Bienaventurados, benditos de Dios los que no se escandalizan de El a causa de sus sufrimientos, de su cruz.

 

  

P. Antonio Pavía 

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viernes, 9 de diciembre de 2022

El Acontecimiento

 


 Tal vez la vida se deja caer en un vacío que acaba destruyéndonos cuando con una resignación malsana suelta los brazos porque todo ya le da lo mismo. Acaso ha entrado en un bucle de repetitiva inercia en donde se deja convencer de que todo es igual, de que no hay nada nuevo bajo el sol como decía el sabio (cf. Ecles 1, 2), para sumirse en la vanidad de las vanidades cada vez más viejos en todos los sentidos. Y, sin embargo, cuando sin prejuicio nos atrevemos a escuchar de veras el corazón, debemos constatar que el hombre no sabe dejar de esperar, no puede censurar ese grito que pone nombre a nuestra espera. La vida entera nos reclama un cumplimiento que nuestras manos son incapaces de amasar, aunque la insatisfacción nos reproche continuamente el superlativo más allá o el mucho mejor en cuanto tocamos, en lo que alcanza nuestra vista o somos capaces de soñar. Esperamos que suceda algo, que acontezca alguien, que ponga plenitud en el corazón que ha sido creado para un infinito que no sabemos ni colmar ni calmar. Y esta es la historia de los hombres, que describe por doquier en cada época, en cada lugar, el ansia de una plenitud gozosa, humilde, bella y llena de bondad. Otra cosa es el camino que cada generación y cada persona ha recorrido para llegar al encuentro con aquello o aquel que pueda abrazar nuestra humanidad herida por una pregunta que nos reclama una respuesta de verdad. Pero de mil modos y maneras, esperamos siempre que esto siempre acontezca. La palabra acontecimiento indica algo más que un simple suceder. El acontecimiento nos arranca de la rutina cotidiana para gritar­nos que es posible la sorpresa y el estupor. Esto es el adviento. Ven Señor Jesús.

La historia de este tiempo litúrgico habla de los tres advientos: mirando al Señor que ya vino una vez (hace 2000 años), nos preparamos a re­cibirle en su última venida (al final de los tiempos), acogiendo al que in­cesantemente llega a nuestro corazón (en el hoy de cada día). Ahí tenemos la conjugación de los verbos de la vida: el pasado, el presente y el futuro, que se concentran en el reconocimiento del que vino, del que volverá, y del que siempre está a nuestro lado sin marcharse jamás.

Sin duda que necesitamos que acontezca la eterna novedad del Señor en las venas de nuestra vida. Porque hay demasiadas pesadillas en nuestro mundo planetario de las que despertar, demasiadas rutinas que cansan y agotan, demasiadas necesidades en nues­tro corazón y en el corazón social de que Alguien que ya vino y que vendrá, venga ahora también para encendernos la luz, una Luz que no se apague, que nos alumbre sin deslumbrarnos, y para cambiar todas nuestras maldiciones y enconos en ternura y bendición, como quien estrena una nueva vida, esa para la que propiamente nacimos.

A esto se nos llama y para esto se nos quiere preparar en estas semanas que componen el adviento cristiano poniendo en nuestros labios una vez más, pero con sabor a estreno, el canto de los santos que reconocieron el acontecimiento que Dios les ofrecía. Ellos supieron poner nombre a su espera: ¡Ven Señor, ven y no tardes ya! Este sería igualmente nuestro grito, o nuestra plegaria, o las dos cosas. La espera no cambia, el acontecimiento de Dios que se hace hombre tampoco. Sólo cambiamos nosotros que, con el paso de los días y el secreto de cada circunstancia, somos invitados a reestrenar lo que Dios nos dice y lo que nos regala. Este es el Acontecimiento que jamás caduca ni se gasta. Dichoso quien sin censura ninguna se atreve a esperarlo como la vez primera.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

jueves, 8 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra (Sl 131) Yo y nadie más.

 


Continuamos con el Comentario al Salmo 131. Su autor después de agradecer a Dios porque su corazón ya no es ambicioso, añade:" ni mis ojos altaneros" Según la Escritura, los de ojos altaneros tienen el alma hinchada por la soberbia. El Salmo 10, lo describe así: " El impío se jacta de los antojos de su alma …y dice no hay Dios que me pida cuentas " Es tan hiriente la miseria interior de estas personas, son tan pobres existencialmente, que parece que tienen una querencia hacia la nada; viven con esta especie de sello marcado en la frente: Yo y nadie más. Isaías pone estas palabras en la boca de Babilonia quien en sus delirios de grandeza no reparó en que sus cimientos eran solo arena por lo que fue presa fácil de sus invasores. 

Oímos la exhortación que le hizo el profeta: " Te sentías segura en tu maldad, decías, nadie me ve. Tu sabiduría te desvió y dijiste en tu corazón: Yo y nadie más. (Is 47,10) Así fue. Se quedó sola...sin Dios...como muchas personas hoy día.

 

 P. Antonio Pavía

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martes, 6 de diciembre de 2022

Partiendo la Palabra (Sl 131)

 


Muy alentador el comienzo de este Salmo: " Señor, mi corazón no es ambicioso." Su autor inspirado por el Espíritu Santo bien sabe que cuando la ambición prende en el corazón de un hombre, este desvía sus pasos encaminándolos hacia el dios Dinero, apartándose así del Dios vivo. (Mt 6,24)

 Figura de estos pobres hombres que escogen su escasa vida y rechazan la Vida, es ese señor cuyos campos dieron una cosecha excelente. (Lc 12,16...) Este pobre hombre al que Jesús llama necio, ante tan gran cosecha podía haber pensado: He trabajado mucho para la labrarme un futuro y lo he alcanzado. Seguiré trabajando, pero voy a dar más tiempo en mi vida para buscar a Dios y estar con Él. Sin embargo, le pudo su ambición que siempre va unida al poder de este mundo; movido por ella decidió construir graneros más grandes...entrando así en la fiebre de que nunca se tiene bastante. ¿Nos suena algo?, ¿no?

 ¡Pobre hombre! No dio oídos a los deseos y reclamaciones de su alma, todo un clamor a causa de las huellas de Dios tatuadas en ella. ¡Si el Salmista se liberó de estas ambiciones que pisoteaban su alma con sus clamores...!

 ¡Animo! También tú y yo podremos decir un día como él...Gracias Dios mío, gracias porque por tu Hijo Jesús y su Evangelio, mi corazón ya no es ambicioso...

 Seguimos el miércoles

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles com

 

lunes, 5 de diciembre de 2022

Tiempos a destiempo

 


Todo sería diferente si por las venas de las generaciones de hoy corriera sangre del pasado, pero lo olvidan por no vividas; no hay reglas protectoras y se enmarañan con el “progresismo” demagogo, las conspiraciones, el orden mundial o los inventos del más allá...   

Todo sucede cuando a Dios se Le desplaza... Vamos a una velocidad increíble de desorden y ateísmo ¡Ignorantes destructores de paces que resucitáis guerras!

Tiempos que a nosotros llegan a destiempo, somos los mayores, los que sabemos hacia donde se dirigen las sediciosas ideas y leyes contrarias a la razón.    

Bien lo sabemos, pero ya pasaron las décadas de creer que no moríamos, de movilizarnos por todo, de alterarnos más allá del sofá.         

Estamos terminando los capítulos de nuestro libro, y desgraciadamente la sabiduría que encierran sus hojas se esconde entre las líneas que pocos leen ¡Con lo valiosa que es! Pues como si no... 

Nos han relegado junto con la historia... Y veo cómo el mal se aprovecha adueñándose de almas ignorantes recorriendo los cuatro puntos de la tierra, pero aún será más grave.      

¿Qué nos queda? La Fe, llevar el dolor con templanza, rezar y que nos recen “aquel día”; que la paz de espíritu nos inunde para no llorar por tanto que nos quedó por vivir, decir o hacer.      

Sí, nos hemos vuelto “invisibles” para casi todos menos para Dios, pero somos los más importantes porque ya nos mira de cerca (qué “Tucto”).

¡Ay de los que se van sin ser llamados y sin Dios!

      

      Emma Diez Lobo

sábado, 3 de diciembre de 2022

Domingo II de Adviento (Mt 3,1-12)

 


La conversión del corazón

En el Evangelio de hoy oímos la voz de Juan Bautista que clama: ¡Convertíos ! Es como si la boca de todos los profetas enviados por Dios a Israel aunara sus voces a la suya: Convertíos, preparad el camino, vuestros corazones tan infieles y volcados a los ídolos...  (Os 1,7)

 A esos corazones vacíos de la Verdad se refiere Jesús cuando dice: " Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi' (Mt 15,8) Ante el grito de Juan B. nuestra mente vuela hasta el salmista que inspirado por el Espíritu Santo instó a los israelitas a no endurecer sus corazones ante la Voz de Dios: Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis  vuestro corazón." (Sl 95,7-8).

 Juan abre nuestros oídos ante Jesús que "no vino a juzgar al mundo - a nosotros - sino a salvarnos " (Jn 3,17.)

 Adviento, tiempo de perdón, de la Fiesta con Emmanuel Dios con nosotros La llamada a conversión es una inclinación amorosa de Dios al hombre pues "no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta de su conducta y viva " (Ez 18,23).

 Y, recordemos las primeras palabras que dijo Jesús en su predicación, según Marcos: "Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15)

Convertíos sí, pero no con la boca sino con el corazón.

  

 

P. Antonio Pavia

comunidadmariamadreapostoles.com