jueves, 30 de abril de 2020

Jesús continúa entregándose.



He recibido bastantes mensajes de gente lamentándose por no poder comulgar. Lo entiendo y he respondido a todos; ahora y con este escrito amplio mi respuesta.

A lo largo de la historia hubo periodos en los que a causa de guerras, pestes… etc. se cerraron muchas iglesias en pequeños pueblos distantes de grandes ciudades por fallecimiento de sus sacerdotes. Por otra parte en la Iglesia Primitiva, muchos cristianos fueron arrojados a cárceles inmundas por su fe.

No tenían la Eucaristía pero vivían una Comunión con Dios bellísima pues se reunían y cantaban Salmos, recitaban pasajes del Evangelio que se sabían de memoria.!! Como viviría Jesús en ellos que muchos otros prisioneros al verlos se convertían a Jesús y pedían ser bautizados!! Dios estaba con estos " fidelisimos testigos suyos" fortaleciendo les y su Espíritu bajaba con ellos a la arena cuando iban a ser despedazados por las fieras. Me pregunto, no sé si también tú, si yo hubiese permanecido fiel a Jesús en esas cárceles hediondas y en condiciones tan denigrantes e infamantes.

El mundo de hoy necesita ver Testigos, Discípulos de Jesús de la talla de estos prisioneros tan y tan pisoteados .Jesús se entregó a ellos por completo, se hizo Eucaristía en sus almas… Se llama Amor… con Mayúscula.

P. Antonio Pavía Misionero Comboniano
comunidadmariamadreapostoles.com

miércoles, 29 de abril de 2020

Llamado a celebrar la Pascua en su Presencia





Queridos hermanos en la fe, queridos lectores y seguidores de nuestras publicaciones: Comunicaros que un miembro de nuestra  Comunidad,  D. Tomás Cremades,  autor de muchos escritos que habréis leído y que tanto nos han ayudado para interpretar la Palabra, ha entregado su alma al Señor ayer, después de un largo ingreso hospitalario por motivo de un contagio de Covid19.

Tomás, era Ingeniero de Caminos y un enamorado de su profesión, pero más apasionado todavía era de la fe, de la oración, incansable en la Evangelización y de vivir abrazado al Evangelio. Ha sido un auténtico ejemplo de una vida cristiana y un maestro para todos los que le hemos conocido y también estamos seguros, para los que le habéis leído. Él era también el que ponía voz y hacia un resumen a los Salmos que hemos venido publicando y además empleaba su tiempo en ayudar a la difusión en las redes sociales, en concreto en Facebook. Sus escritos también han sido apreciados y reproducidos en otros canales de Evangelización difundiendo la Sabiduría que el Señor había implantado en su corazón.

En fin, un gran discípulo de Jesús nuestro Señor, que sin lugar a dudas lo tendrá ahora a su lado disfrutando de la Vida en la que creía y de la Verdad que orientaba todos sus días. 

Con nosotros, su esposa Carmen, compañera inseparable en su vida y en su fe, con la que seguiremos estando cercanos en su vida, su fe y en el recuerdo de su esposo, Tomás, que nos marca un camino hacia el crecimiento de nuestro discipulado. 

Que en la Paz descanse. 

(Rafael Salazar de Andrés)

martes, 28 de abril de 2020

SI, LA PALABRA SABE A DIOS



A veces un personaje de la Escritura nos hace participes de una vivencia íntima. Veamos esta de Jeremías: " Cuando encontraba "tus" palabras las devoraba y mi corazón se colmaba de gozo...” (Jr 15,16) No son  experiencias reservadas a personas especialísimas; están al alcance de todos. Cuando un hombre va a la Palabra, no para aprenderla sino para que prenda en él está ya muy cerca de conocer la intimidad divina, el gozo del corazón...porque Dios se hace Presencia en el. Vive entonces la delicia única y originalísima  de estar con Dios y Dios en él. Ya puede hacer suya la súplica del salmista: " Que me alcancen tus ternuras y viviré porque tú Palabra es mi delicia" (Sl 119,77) La espiritualidad de la Palabra nos  capacita para conocer y tener prendida en nosotros la Delicia de estar con Dios.... Delicia que no es de este mundo. Pero que ÉL la pone a nuestro alcance. Todo aquel que se aprieta contra el Evangelio de Jesús vive la experiencia deliciosa e inaudita de que...! La Palabra sabe a Dios!!

P.Antonio Pavia Misionero Comboniano
comunidadmariamadreapostoles.com


lunes, 27 de abril de 2020

Llevamos el estigma de la muerte en nuestro ADN.




Analizamos esta realidad a la luz de la llamada de Jesús a sus discípulos: "Venid conmigo y os haré llegar a ser pescadores de hombres" (Mc 1,17) Fijémonos en estos verbos empleados por  Jesús; hacer, llegar y ser. Indican que Él es el principio y fin de su obra por excelencia: El Discipulado. En sentido amplio como nos dijo San Justino ya en el siglo II.

Los llamados al Discipulado no nos apoyamos en nosotros, bien conocemos nuestras carencias sino en la Garantía dada por Aquel que nos llama:" Yo os haré llegar a ser...” Impulsados por esta garantía decimos al Señor: Aquí estoy. La Palabra que habita en los Salmos nos ayuda a entender esto...recordemos antes que el Vaticano II nos dijo que los Salmos son profecías que se cumplen en Jesús y en sus discípulos.

Veamos entonces esta del Salmo 138: " Señor tu amor es eterno, no abandones la obra de tus manos”. La obra de sus manos por excelencia es el Discipulado, en el, Dios culmina en nosotros la llamada de su Hijo un culminar iniciado en el: “yo os haré llegar a ser “Culmen que se anuncia en el Salmo 16 como victoria sobre la muerte...la de su Hijo y la nuestra: " No abandonarás mi alma en el abismo ni dejaras a tu fiel ver la corrupción" Esta es la última palabra de Dios sobre la muerte de su Hijo y sobre la nuestra...!!

¡¡Alegrémonos!!

P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com

domingo, 26 de abril de 2020

Preparando la peregrinación


Normalmente no nos damos cuenta de la fugacidad del tiempo, y nos da miedo pensar lo que habrá detrás de la muerte. Por eso, metiendo la cabeza en tierra como el avestruz, para no ver lo que se viene encima, hay quien piensa que todo acaba con la muerte, que estamos condenados a una vida llena de sufrimientos sin sentido ni explicación. Esto puede ser válido para el avestruz, pero el ser humano es el rey de la Creación, muy por encima de los animales. 

De ahí vienen muchas teorías que tratan de explicar que “Dios ha muerto” (Nietzsche), es decir, era un invento de los débiles y al aparecer él con su teoría, “define” o “enuncia el postulado” que nadie había conseguido descifrar: la muerte de Dios.

Bien es verdad que Dios murió; pero no es menos cierto que Resucitó, en la persona divina de Jesucristo. Hay personas que dicen que nadie volvió del otro mundo para decirnos que existe; falso argumento: volvió Jesús.

“…Bienaventurados los que encuentran en Ti su fuerza al preparar su peregrinación…”, nos dice el Salmo 83. Y aquí quería centrar esta mini catequesis. Los Salmos, Palabra revelada por Dios, se cumplen en Jesucristo y en todos los que queremos ser sus discípulos; y cuando comemos la Palabra de Dios en un Salmo, hemos de buscarle a Él y ver dónde estamos nosotros en “ese cuadro”. Y digo “comer”, porque lau Palabra de Dios es para degustarla, para saborearla: “…eran para mi tus Palabras más dulces que la miel…” (Sal 119,103) o “…Palabras suaves, panal de miel: dulces al alma, saludables al cuerpo…” (Pr 16, 24).

Y volviendo al Salmo, nos recuerda “al preparar la peregrinación”. La historia se repite muchas veces, y los cristianos vivimos repitiendo la peregrinación de los israelitas por el desierto durante cuarenta años. En ese período, los israelitas reclamaron a Moisés por la falta de agua en la fuente de Masá y Meribá; y Dios-Yahvé tuvo que indicar a Moisés que tocara con su cayado la roca para que manase agua. Imagen preciosa: la Roca es Jesucristo, y de su Costado manó sangre y agua. Los Santos Padres de la Iglesia primitiva interpretan estos dos efluvios, el agua del Bautismo y la sangre de la Eucaristía. Posteriormente el pueblo israelita adoraría a un becerro de oro, hecho por ellos mismos. 

No debemos escandalizarnos; nosotros actuamos igual, con nuestras traiciones, nuestras negaciones, con nuestros pecados: En busca de un dios que nos satisfaga de inmediato…Pero Dios nos regala la fe, la seguridad de que Él es fiel, que cumple su Palabra. No en vano nos dirá Pablo: “…acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos…si le negamos él nos negará. Si somos infieles, Él permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo…” (2 Tm, 2.13)
Seamos conscientes de nuestra peregrinación por este mundo; y como dice el Salmo, encontremos en Cristo la fuerza para preparar su encuentro definitivo, en comunión con Él y con nuestra Madre. 

(Tomás) 
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sábado, 25 de abril de 2020

Reflexión al Evangelio Domingo III de Pascua.



Jesús sale al encuentro de dos de sus discípulos que han salido de Jerusalén hacia Emaús, una aldea cercana. Están molestos, incluso discuten entre ellos, ni siquiera saben lo que les pasa, han dejado la Comunidad dando un portazo; o quizás sí lo saben pero como nos pasa a todos, echan la culpa a los demás. Jesús se acerca a ellos y no le reconocen porque "sus ojos estaban retenidos”.

Ahora sabemos dónde está el problema. En la Espiritualidad bíblica uno tiene los ojos retenidos para conocer a Jesús cuando previamente ha cerrado sus oídos a su Evangelio. Estos dos discípulos le habían oído decir repetidamente que sería llevado a muerte de cruz y que resucitaría al tercer día. No le creyeron, por eso sus ojos tampoco pudieron reconocerle cuando como Buen Pastor fue a su encuentro. En su caminar. Les partió la Palabra. Se quedó con ellos a cenar y...” se les abrieron los ojos y le reconocieron.

Esto es lo que hace Jesús nuestro Buen Pastor con los que le buscan con corazón sincero. Les da pistas de su presencia hasta que le reconocen.

(Padre Antonio Pavía) 
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viernes, 24 de abril de 2020

En el Espíritu de los Salmos



"Aunque es verdad que toda la sagrada Escritura está impregnada de la gracia divina, el libro de los salmos posee, con todo, una especial dulzura.

La historia instruye, la ley enseña, la profecía anuncia, la reprensión corrige, la enseñanza moral aconseja; pero el libro de los salmos es como un compendio de todo ello y una medicina espiritual para todos.

De este modo, en los salmos hayamos profetizado no sólo el nacimiento de Jesús, sino también su pasión salvadora, su reposo en el sepulcro, su resurrección, su ascensión al cielo y su glorificación a la derecha del Padre. El salmista anuncia lo que nadie se hubiera atrevido a decir, aquello mismo que luego, en el Evangelio, proclamó el Señor en persona".

"Nosotros nacemos con este libro en las entrañas. Un libro
pequeño: ciento cincuenta pasos entre la muerte y la vida, ciento cincuenta espejos de nuestras rebeliones y de nuestras fidelidades, de nuestras agonías y de nuestras resurrecciones.
Más que un libro es un ser viviente quien nos habla, que sufre, que gime, que muere, que resucita, que canta en el umbral de la eternidad, y os toma y os lleva, a vosotros y a los siglos, del comienzo al fin... y desde milenios, los conventos y los guettos se encuentran misteriosamente en esta guardia de amor para salmodiar, en latín, en hebreo, los himnos de los padres de Israel... Un libro del cual cada letra vive y danza con un fuego de alegría"

(André Chouraqui, Les Pseumes).

Nosotros hemos tenido la gran fortuna que el Padre Antonio Pavía, misionero Comboniano, que todos los seguidores de Pastores Según mi Corazón conocemos por sus numerosísimas aportaciones literarias,  haya condensado en su libro “En el espíritu de los Salmos” de la Editorial San Pablo,  toda la riqueza de actitudes que caracterizan al hombre de oración en estos ciento cincuenta Salmos, en sus géneros literarios de Salmos sapienciales, acciones de gracias, himnos, suplicas, salmos graduales, penitenciales y cantos de Sion y a Yahvé.
Unas veces están dirigidos a Dios, otras veces son meditaciones acerca de Dios. En ellos resuenan lamentos, 
súplicas, gritos de júbilo y acción de gracias.

Es un tiempo propicio para saborear el gozo y alcanzar la plenitud,  en estos días de confinamiento.

Lo puedes adquirir en todas las Librería religiosas de España, o bien  en Editorial San Pablo: Librería online



Igualmente en:



Con el Salmista podemos repetir: "El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres".


¡Gloria al Jesucristo, base y fundamento de su Iglesia!
¡Bienaventurada eres Tú, Oh María, Madre de mi Maestro y Señor!




jueves, 23 de abril de 2020

Dios es sensibilidad



"La Palabra es la Luz Verdadera que ilumina a todo hombre" ( Jn 1,9)

Es Luz Verdadera porque desde Ella Dios se irradia a sí mismo hacia el alma que la acoge haciéndonos así participes de su Sensibilidad. Hablamos de una sensibilidad que emerge de la riqueza interior de sus palabras llenas de Vida (Jn 1,4)  Es una sensibilidad desconocida, propia de Dios, tan suave y tierna que quien la percibe se siente arropado por El.

La Palabra exhala también su propia fragancia indescriptible; trasciende por completo lo que podamos encontrar, a este respecto, en nuestra exuberante y prodigiosa  naturaleza. Es que estamos hablando de la fragancia de Dios, que la tiene; la  aspiramos en sus palabras cuando El mismo nos las parte. Digamos por fin que su Palabra está revestida de Belleza en estado puro.

Algo de ello intuyó el salmista al decir: " Dios mío qué grande eres, vestido de belleza y esplendor" (Si 104,1) Si, Dios es sobretodo Sensibilidad. Bienaventurado quien tiene acceso a ella....Todo aquel que ama la Palabra, el Evangelio con todo su  corazón, terminará disfrutando de la Sensibilidad de Dios.

P. Antonio Pavía
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miércoles, 22 de abril de 2020

Que no te confunda



Que no te confunda.

Que no te diga que Dios no te ama, que no te venza.

Que no hallen espacio sus palabras en tu corazón.

Que no te engañe, que tu puerta esté cerrada a su mentira y desolación.

Que no te convenza de que no merece la pena, que no te embriague su voz.

Dios murió por ti en la Cruz para secar su garganta, para aniquilar su voz.

Dios nunca se agotará de esperar por ti aunque escuches que tu vida  no vale nada.

Dios espera tu llamada, tu grito diciendo “Padre” para olvidar el ayer y celebrar juntos “hoy.”

No dejes que te confunda, no le des tu corazón y cada vez que se acerque, ponle enfrente la Palabra de quien le venció en la Cruz. 

(Olga) 
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martes, 21 de abril de 2020

Señor, TÚ sabes que te he querido




Al atardecer de su vida, Pablo prisionero en la cárcel Mamertina de Roma lleno de un gozo desbordante escribe a su fiel colaborador Timoteo:

He combatido el buen combate, he llegado a la meta, he mantenido la fe" (2 Tm 4,7) Pablo está orgulloso y tiene derecho a ello de estas credenciales que va a presentar ante al Señor en su muerte ya cercana. Abro un poco mi imaginación, pero con los pies en la tierra y me preguntó ¿Que diría Pedro en el atardecer de su vida? Creo que  estaría orgulloso de sus credenciales igual que Pablo. Me lo imagino recordando el diálogo que mantuvo con Jesús a orillas del mar... ¿Pedro, me amas? Pedro también prisionero en Roma actualizaría su respuesta. Le diría! Señor, tú sabes bien cuánto he querido.

Me dijiste que apacentase tus ovejas, también que diera mi vida por ellas (Jn 10,15) Aquí me tienes Jesús a punto de morir por ti, por tu Evangelio y por ellas...y Jesús le respondería…! Este es el Pedro que yo entreví en su corazón cuando le llamé a ser mi discípulo. No envidiemos ni a Pedro ni a Pablo. Tendremos su misma experiencia si dejamos que Jesús imprima su Santo Evangelio en nuestro corazón.

P. Antonio Pavía
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lunes, 20 de abril de 2020

La mirada contemplativa



Hemos de ir a la Palabra con una mirada contemplativa, leerla lentamente, paladearla, amarla con el corazón entregado...entonces Dios mismo extrae de las palabras con las que con tanto amor hemos abrazado " el Espíritu y Vida" contenido en ellas (Jn 6,63) Una relación así con el Evangelio imprime en nuestra mente interior, como dirían los Santos Padres, " el sublime conocimiento de Jesucristo" (Fl 3,8) Pablo habla de conocimiento sublime  porque transciende por completo toda sabiduría que podamos acumular con nuestros recursos : cursos, libros, conferencias...por muy convenientes que sean. El que va al Evangelio con la amorosa audacia con la que fueron y van los Santos se adentran en el Misterio de Dios y Él se refugian frente al mal y el odio que les acecha por el hecho de ser Discípulos de Jesús (Jn 15,18…) Hacer parte del Misterio de Dios...como hijos suyos!  Ahí el gran don que reserva el Evangelio para quien se apasiona por él. Los sabios de este mundo nunca lo entenderán como dijo Jesús (Mt 11,25- 27)...Tú que estás leyendo esto, muy probablemente sí.

P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com


domingo, 19 de abril de 2020

Silencio de la naturaleza, del cuerpo, de la mente


Qué difícil es comunicar, expresar... la verdad, la profundidad del silencio. Es que todas las palabras requieren siempre una experiencia, pero así y todo, nosotros buscamos el comunicarnos, el expresarnos, el trasmitirnos lo que es una de las vivencias más ricas del ser humano.

El silencio no tiene límites, el silencio abraza toda la creación, abraza toda la tierra, abraza todo el ser humano, por eso hay mil diversidad de silencios, por eso hay mil tonalidades de este misterioso contenido que habita en nuestro corazón.

Existe el silencio de la naturaleza, el silencio del campo, el silencio de los valles. Es un silencio que invita a otro silencio, es un silencio que puede sugerir, que puede llamarnos, que puede reclamar de nosotros un silencio más rico, más íntimo, más profundo: el silencio de nuestro corazón. Pero no sería suficiente el silencio de esta tierra, de este cosmos, de la montaña, si ese silencio no solicitara el silencio de nuestro interior.

Junto a ese silencio de la naturaleza, escucha el silencio de tu cuerpo, atiende al silencio de tu cuerpo, busca el silencio de tu cuerpo.

También hay diversidad de silencios corporales. Por lo menos hay dos dimensiones de este silencio, existe el silencio que podríamos llamar el silencio de muerte, es el silencio de un cadáver, nada se mueve, nada se escucha, nada se oye, pero es una silencio mortal.

Existe también el silencio de la vida, es el silencio del cuerpo, en el que nada, ninguna tensión, ninguna contracción, ninguna agitación estorba y entorpece en ese fluir de la vida, que atraviesa y que recorre y que peregrina todo nuestro cuerpo. Este es un maravilloso silencio, un silencio al que tenemos derecho, un silencio que es nuestra salud, un silencio que es nuestra alegría, es el silencio de esta porción, muy amada, muy querida de nosotros mismos, es el silencio en el que habita todo nuestro ser, en el que  puede habitar todo nuestro ser. Pero no muchas veces nuestro cuerpo esté en silencio.

Nuestro cuerpo lleva en si mismo alojados miles de ruidos, miles de contracciones, miles de disgustos, mil contratiempos, mil contrariedades, mil tensiones, mil turbaciones, mil temores, las amenazas, los miedos, todo eso va alojado en nuestro cuerpo, y en nuestro cuerpo se percibe; se perciben las tensiones de nuestro semblante, las tensiones de nuestros gestos, las tensiones en nuestro andar, las tensiones hasta en nuestra mirada, nuestro cuerpo refleja siempre sus disgustos, refleja siempre la verdad.

Nosotros podemos mentir, nosotros a veces disimulamos, nosotros a veces ocultamos la verdad, la intimidad de nuestro corazón, pero nuestro cuerpo no miente nunca, nuestro cuerpo siempre dice la verdad, nuestro cuerpo siempre expresa lo que le habita, por eso expresa la contrariedad, el disgusto, el malestar, la desazón, el azoramiento, el abatimiento, la angustia, hasta la muerte. Todo se ve en nuestro cuerpo, basta mirar el cuerpo, el gesto, el semblante de una persona para advertir el nivel de comunicación a que podemos llegar.

Cuando uno se da cuenta del semblante tenso, del semblante contraído, uno sabe muy bien que la comunicación, el encuentro, la relación, pues va a quedar en las capas más superficiales. Mientras el cuerpo no esté abierto, mientras el cuerpo no esté... permeable, no sea poroso, nuestra comunicación, nuestro encuentro, no va a ser de profundidad a profundidad, no va a ser un encuentro de interioridades, sino que va a ser un encuentro, posiblemente bastante hosco, y se van a encontrar nuestras superficialidades, todos nuestros choques, toda nuestra relación rota es síntoma de que nuestro encuentro ha sido en las zonas más superficiales, en las zonas más epidérmicas de nuestra vida. Por eso es tan importante silenciar nuestro cuerpo, que todos los miembros de nuestro cuerpo estén sosegados, estén vacíos, estén abiertos, que todo nuestro ser sea poroso.
En el silencio, nuestro mismo cuerpo se vuelve... digamos, un poco trasparente y transmite y devuelve a los otros la luz también que habita en el corazón, que llena de vida y llena de presencia nuestro cuerpo. Pero esta porción es la porción más... visible, es la porción más exterior de nuestra vida, la dimensión corporal.

Hay otras porciones que también requieren la urgencia de un silencio, otras porciones de nuestra existencia necesitan del silencio, la porción de nuestra mente, por ejemplo, nuestra razón que busca siempre los porqué de las cosas, nuestra razón que siempre está inquieta y busca reflexionarlo y razonarlo todo, y busca la utilidad y los porqué de todas las cuestiones.

Dar silencio a la mente, dar silencio a la razón, pues que el hombre racional pero... no es todo, iba a decir que ni lo más importante. Razonamos las cosas pero después no las vivimos, reflexionamos las cosas pero después no somos dóciles a nuestra misma razón, la razón no es la vida del hombre, la razón no es la totalidad del hombre, por eso es tan importante sosegar la razón, dar calma a la razón, dar calma a nuestros raciocinios, a nuestro discurrir, a nuestro correr. Algo de esto significa discurrir, reflexionar las cosas, es como correr en torno de algo, es como agitarse en torno de algo. Es bueno dar calma a nuestro pensar, es muy importante dar equilibrio y dar sosiego a nuestro raciocinio, es muy importante dejar que el silencio cunda, que el silencio invada esta zona que es incansable, en segregar pensamientos, en segregar razones y raciocinios. Quizás después nuestra mente sea más pulcra, más lúcida, quizás después nuestra mente acierte mejor, quizás después nuestra mente no se encasille y no encarcele las cosas en sus conceptos y en sus ideas.

Además de la porción mental existe en el hombre, lo que podríamos llamar la porción de nuestra voluntad, la porción de nuestros deseos. Esa voluntad se despierta y se enciende y va como aprisionando las cosas, algunas de las veces podemos darnos cuenta que lo que vamos viendo lo vamos deseando y deseamos las cosas más distintas, a veces más opuestas, a veces más dispares. Dar descanso también, dar silencio a nuestros deseos, casi casi no hay que desear nada, porque siempre que deseamos algo, nos podemos alejar, siempre que deseamos algo nos podemos separar de nosotros mismos.

El silencio de nuestra voluntad puede ser el camino también para el encuentro con nosotros mismos. El silencio de nuestra voluntad puede ser el cauce en el que se inaugura la aproximación a nuestro corazón.

También es importante dar silencio a otra porción, a otro componente de nuestra vida, de nuestra existencia, como es el silencio que merece nuestros sentimientos, nuestra sensibilidad, siempre a punto de explosionarse, siempre a punto de expandirse, siempre a punto de sentir las cosas.

Nuestros sentimientos son infinitamente variables. Te levantas con un humor grato y feliz y dichoso y a media mañana o antes pues un sentimiento de temor, un sentimiento de angustia se puede apoderar de nosotros. En un día podemos vivir inmensidad de emociones, inmensidad de sentimientos, a veces los sentimientos nos conducen, a veces los sentimientos nos agitan y nos llevan y nos pueden y nos vencen y nos encadenan, por eso es tan urgente, tan importante, el sosegar nuestra sensibilidad, el dar calma, el dar sosiego a estos sentimientos, es como dejarlos un poco en paz.

También es importante el dar sosiego, el dar silencio, el dejar que se silencie nuestra imaginación, nuestra imaginación que... trabaja incansablemente también. No hemos pensado una cosa, no hemos escuchado una cosa, ya la imaginación nos presenta con vivos colores, a veces con grande precisión la imagen de las cosas que... que cuya idea se ha despertado en nuestra mente. Es incansable, digo, la imaginación hace horas extraordinarias de trabajo, sería muy ventajoso para nuestra imaginación el darle descanso, el darle sosiego, el darle calma. Posiblemente nos volveríamos mucho más creativos, posiblemente nuestra imaginación después del silencio se sentiría más ágil, más libre, más intuitiva, mucho más creadora.

En tu trabajo de silencio, deja que éste se extienda a todas estas porciones de tu vida, deja que el silencio vaya invadiendo todo lo que tú eres, todo lo que tú piensas, todo lo que tú sientes, todo lo que tú te imaginas, también todo lo que deseas. Más allá de todo esto todavía quedan porciones de tu vida.

¿Quién no ha tenido experiencia de una intuición?

Es otro de los valores, es otra de las porciones también de la vida del hombre. La intuición se despierta, si te das cuenta, siempre que el silencio ha cubierto... todas las demás porciones de nuestra vida.

Cuando uno tiene una intuición, cuando la intuición se dispara es porque nuestra razón, nuestros sentimientos se han sosegado, entonces ella como que se activa, ella como que se pone en funcionamiento, pero ella no funciona, ella no está en actividad mientras estas otras actividades nuestras, no le dejen el camino expedito, no le dejen el camino abierto, entonces sí, cuando nosotros nos silenciamos, nuestro cuerpo también se queda sereno y en paz y nuestra mente se queda también tranquila y pacificada. Entonces es cuando la intuición puede empezar a despertarse, a veces es como una luz, es... como una llamarada; pero es lo bastante para que nosotros veamos algo con... inmensa claridad, es lo que vulgarmente decimos "caer en la cuenta", caemos en la cuenta de repente, en ese momento ni hemos pensado, ni hemos imaginado, sino que tan solo hemos visto algo con claridad.

Detrás de todo este silencio, que a veces nos puede asombrar, nos puede estremecer, detrás de ese silencio siempre puede ocurrir algo, por lo menos puede ocurrir esto que nuestra intuición se encienda, funcione y se haga luz, nos alumbre.

Todavía quedan más, el hombre todavía es mucho más. En el hombre hay dimensiones mucho más íntimas y mucho más profundas, en el hombre existe la presencia de una trascendencia que está más allá de todos nuestros sentimientos y de toda nuestra razón. Quizás cuando todo este silencio cubra nuestro corazón, quizás cuando estas capas... que están más en la epidermis y que están más en la superficie, posiblemente entonces, precisamente entonces, se encienda, se haga luz, se haga presencia, para nosotros, esas capas hondas de nuestra naturaleza y de nuestro ser.

Por eso el trabajo del silencio, la actividad del silencio es tan urgente y es tan necesaria, es tan imprescindible para acercarse a uno mismo. El silencio siempre nos lleva a nosotros mismos. A veces vamos como yéndonos de nosotros, como escapándonos de nosotros, como... huyendo de nuestro profundo corazón, cuando nos dejamos llevar de estos componentes más exteriores, de estos componentes que están un poco a flor de piel, uno se va de sí mismo, a veces, en esas respuestas a los estímulos, de nuestra epidermis, de nuestra exterioridad.

El silencio es para conducirte a ti mismo, el silencio es para ir hasta ti mismo.

Haz silencio y vete a ti mismo.

Por eso el silencio es... algo que hay que vivir cada día.

J.F. Moratiel




 Tú, pequeño en tu nacimiento, pequeño en tu muerte.

Tú, autor de la vida, autor del mundo, Tú todopoderoso, Tú por quien todo existe.

Tú llegaste y te fuiste pequeño, silencioso, inadvertido y no aspiraste a dar ni un solo paso hacia la grandeza de los hombres.

Tú pequeño, aplastado y siempre, respondiendo con amor.

Tú, silencioso ante la provocación, hablando solo para salvar, Tú, que todo lo puedes, colocado el último por propia voluntad.

Tú, regalando Vida y nosotros, tus hijos estériles, incapaces de imitar esa vida que nos apela y nos produce tristeza porque sentimos impotencia cuando tratamos de imitarte.

Tú, enseñándonos a dar un paso atrás, a pedir que, al enfrentarnos al mal del mundo, te miremos y tomemos tu Cruz, la Cruz del manso.

En esa escuela, la de la mansedumbre, tomar tu mano y aprender a amar.

Amar a quien nos ofende, responder incondicionalmente con amor al mal del mundo, superando la aflicción y la ira.

No somos capaces solos  y, por eso, cada Navidad, vuelves a nacer y a recordarnos que naciste pobre y que naces, también dentro de nosotros a través de tu Palabra.

Tu Palabra que hace posible el milagro, que nos enseña a amar.

Como cada día resucitamos en el sepulcro contigo a la luz de la mañana de Pascua, hoy nacemos contigo al imposible de vencer al mal y hacerlo con las armas del amo.

(Olga) 
comunidadmariamadreapostoles.com