viernes, 31 de julio de 2015

Sí, el Averno…




Una vez me dijeron que un cristiano no debía hablar del infierno… Pero yo creo que sí; no por asustar ni mucho menos, pero es tan real como el cielo. Jesús lo menciona muchas veces. ¿Por qué no he de hacerlo yo? Él avisa, yo le copio.


Como lo oís, lleno hasta los topes más indescriptibles, tan tremendo y oscuro como la noche desde el alfa de los tiempos. Fue elaborado por la envidia y el odio de un ángel y, desde entonces roba almas a Dios. Qué ¿cómo? Haciendo uso de nuestra libertad:

¿Por qué crees que Dios vino a la tierra sino para evitarnos el eterno “rechinar de dientes”? Esto no es una “peli” de terror amigo, es el terror mismo puesto en bandeja…   

¿Qué no? ¿No vemos el mal cada día, mintiendo, fornicando, asesinando, criticando, juzgando etc. y siempre con razones absolutas?: Porque se lo merecía;  porque con la verdad, “pagas”; porque hay que vivir el momento; porque hablar de otros nos encanta, porque… ¡Yo qué sé!, hay pecados graves y menos graves pero a miles… Lenguas viperinas y manos diabólicas que no confiesan... 

Sí, ahora me doy cuenta de muchas cosas que hoy intento evitar a toda costa. Y ¿sabéis que he ganado? Poder sentarme en la mesa de cualquier amigo… Si me hablan, soy tumba; si critican, defiendo; si juzgan, amparo… Me da lo mismo si me dicen que nada entiendo o que no quiero escuchar y ¡claro que escucho y lo saben! Pero no alimento…   

La falta de caridad es una herida que nos infringimos sin conciencia y si además no nos ponemos en manos de Dios… ¡Malo, pero malo! Estamos actuando en sincronía con el “mal”, aquel que nos rodea día y noche para atraparnos.     

Reaccionemos; el Calvario de Dios por ti y por mí, es más grande que el odio que ese ángel nos pueda tener, pues ¿qué hizo éste para atraernos? NADA; ¿qué hizo Dios para salvarnos de sus garras? MORIR torturado… Y con su perdón, abrirnos el cielo. Nos dejó mensajes y ejemplo de vida: “Amaros los unos a los otros como yo os he amado”;  “Cumplid con los Mandamientos de mi Padre… Yo no he venido a abolir ninguno, sino a completarlos”; “Porque Yo hablo por boca de mi Padre”.

Amemos al mundo y el mundo cambiará; cambiemos el “chip” y el averno tendrá que cerrar sus puertas y, llegará el día en que Dios modificará la frase y dirá: “Muchos los llamados y más aún los escogidos”. 

¡Ojalá Dios, ojalá!, y gracias por todo. Tenemos la Santa Eucaristía para alejarnos del averno y pasar de “refilón” por el purgatorio… ¡Pufff!, esto debe ser la pera limonera, pero con consuelos de todas marcas y al final, el cielo ¡Oéeee Oé Oé Oéeee!!!  

Y Dijo Dios: “¡Empezad ya y la frase se modificará por sí sola, porque os quiero hasta morir! Pero atiende: Yo no te obligo a venir conmigo si no lo deseas, pues “de igual modo que no te llevo al cielo sin ti, tampoco sin ti, lo hará el demonio”, tú elijes.


Emma Díez Lobo

jueves, 30 de julio de 2015

¿ Qué me separa de Ti ?



Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro. 
Y recordó Pedro la palabra del Señor, cómo le había dicho: 
Antes que el gallo cante hoy, me negarás tres veces.
Y saliendo fuera, lloró amargamente.

Lc 22,61-62


¿Qué me separa de Ti?
Dí Señor, ¿qué me separa?

Quizás es el ruido de mis planes cotidianos…
o mis devaneos por lugares dónde Tú no quieres estar.

¿Soy yo quién me he ido o eres Tú quien te ausentas?

Tu tocas mi alma y te quejas y, a mí , me falta el aliento.

Vivo en ausencia de Ti y pretendo que te hablo y que Tú me contestas.
Pero soy yo quién me pregunto y me respondo.

¿Qué nos distancia, Señor?
Dime Tú qué nos distancia.

Que sólo sirva el deseo de volver a estar contigo para que me hables de nuevo.

                
Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

Salmo 142,7


Olga Alonso Pelegrin 

miércoles, 29 de julio de 2015

El mejor disfraz




Usted elige lo bueno por propia naturaleza: entre una manzana sana y una manzana podrida, siempre elegirá la sana.

Puede ocurrir que la manzana se vea sana por fuera e interiormente esté podrida. Entonces usted vuelve a elegir lo bueno pero se encuentra con que lo bueno en realidad era lo malo.

Si el diablo le hiciese una visita a cara descubierta y le dijera que quiere mantenerle viviendo en el error, usted directamente lo rechazaría como a la manzana podrida y, por tanto, no tendría nada que hacer con usted ya que al ser descubierto sería rechazado de forma natural. Como lo sabe, se mostrará como una manzana sana, por algo dicen que “el diablo siempre se disfraza”.

¿Qué mejor disfraz puede haber que el que consigue realmente engañar a los demás suplantando una identidad por otra? Pues el diablo se ocupará de que usted no le vea fácilmente. Se asegurará de que usted le abra la puerta de par en par, para ello se disfrazará de aquello que usted más ama, a saber: Usted mismo.

El diablo casi siempre vendrá disfrazado de usted mismo, usurpará su identidad y sus pensamientos, pretendiendo que sienta usted que él es usted y le hará creer que usted es algo distinto de lo que usted realmente es.

Sobre todo le hará pensar que usted es especial y diferente de sus hermanos y usted lo creerá. Le hará pensar que tiene enemigos, que tiene razón, que usted en el fondo no ama la voluntad de Dios, que no ama la verdad. Hará que usted piense que son sus pensamientos, le hará pensar pensamientos de venganza, le hará pensar que usted también merece castigo y usted creerá que todo lo ha pensado usted.

Y sobre todo mantendrá su mente constantemente ocupada con pensamientos, imágenes, emociones y ruido constante; en definitiva, con un pensamiento detrás de otro, para que no pueda ver la realidad, para que no pueda ver que usted no es nada de eso.

Partiendo de esta premisa, toda la locura del mundo, todo el sufrimiento que los hombres se infligen unos a otros y a sí mismos tiene su explicación.

Por ejemplo, es muy evidente como muchos hombres jóvenes de estas nuevas generaciones creen que en realidad no quieren responsabilidades. Creen que están mejor viviendo una vida fácil y cómoda y, a ser posible, siempre con alto poder adquisitivo. Se niegan a casarse, a tomar compromiso con una mujer, les cuesta tener hijos, hacerse cargo de una familia e, incluso en el trabajo, les cuesta profundizar y responsabilizarse plenamente de su labor, limitándose ésta muchas veces a un simple medio para conseguir un fin.

Esto les impide madurar, no llegan a amar nada porque no sirven a nada, ni siquiera se quieren a sí mismos porque no se sirven a sí mismos adecuadamente. Creen que esto es lo que quieren, cuando en realidad un hombre crece en la medida que crecen sus responsabilidades en todos los ámbitos ya sea en el mundo físico, sutil o espiritual.

Es como si pensaran que la manzana podrida es la adecuada y además creyeran que son ellos quienes lo piensan.

Rechazan coger compromisos, justo aquello que les hará crecer como hombres.

Otro tanto les ocurre a las mujeres: parece que luchan por ser dueñas de sí mismas, como si realmente no lo fueran, se esfuerzan por tener autonomía e independencia y, sobre todo, porque su criterio prevalezca, quieren mandar y mandar, pero resulta que una dama crece en la medida que es capaz de rendir su criterio.

Aceptación y obediencia, el modelo de la Virgen María, justo aquello que más creen que rechazan es lo que más las hará crecer en toda su dimensión de mujer.

Al final habrá un conflicto entre lo que ellos hacen y lo que en lo más profundo de su verdadero ser desean, y esto da como resultado el miedo.

Antes de decidir algo asegúrese de que su elección es exactamente la suya y no la de quien suplantó su identidad y, si no está seguro, pregunte a Dios en su oración, no quedará sin respuesta.


J. J. Prieto Bonilla.


martes, 28 de julio de 2015

Un publicano llamado Zaqueo



La Editorial San Pablo (www.sanpablo.es) ha publicado el nuevo libro del P. Antonio, UN PUBLICANO LLAMADO ZAQUEO

Resumen:

En este libro, el P. Antonio Pavía hace una relectura del episodio de Zaqueo, para extraer las enseñanzas que su situación puede ofrecer al discípulo cristiano hoy día.

Zaqueo representa al hombre satisfecho, el hombre que se ha propuesto metas mundanas y las ha alcanzado todas, pero que no es ajeno a la fragilidad del ser, a la crisis de ser algo más que su estatus mundano. En este ir y venir de ideas, pensamientos, interrogantes, tantas veces abordados pero nunca resueltos, llega a sus oídos una noticia: Jesús de Nazaret está en la ciudad. Ante la proximidad del Hijo de Dios, el hombre previsor y metódico rompe sus moldes y, sobreponiéndose al ridículo, trepa a un árbol para verle. Este hombre al que no le falta nada es lo suficientemente sabio para sopesar su vida y comprender que le falta el todo: su encuentro con Dios.


lunes, 27 de julio de 2015

En tus campos, Señor




Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;  y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.
Lc 12,35-37



Abre de nuevo hoy mis ojos, Señor.

Y entrégame el trozo de tierra que has reservado para mí.

Ponme frente a ella al rayar el sol el horizonte.

Y háblame sobre tus planes para este día.

Pero antes, déjame, durante unos minutos darte gracias.

Por haber creído que yo soy digna de trabajar tus campos.

Entrégame un día más tus herramientas y dime qué quieres de mí.

Dame un corazón apasionado por hacer bien mi trabajo.

Y quítame la tentación de pensar que soy más importante que el agua  o el sol o las semillas que me pides depositar en la tierra.

Deposita en mí tu fuerza, para que no desfallezca si el frío, la lluvia o el viento dificultan mi trabajo.

Enséñame que el fruto está en hacer tu voluntad, y que el resultado solamente te pertenece a ti.

Los días en que el cansancio  y el tedio inunden mi alma, ten paciencia conmigo y dame una razón para seguir trabajando.

Cuando algunos pájaros que surcan el cielo del mundo arrebaten las semillas que he plantado, dame perseverancia para volver a empezar.

Aunque algunas mañanas mire a mi alrededor y no encuentre a nadie en los campos que rodean mi vida, dame fe para saber que, aunque yo no los vea, millones de hermanos comienzan su labor en los campos que Tú tienes repartidos por el mundo.

De cuando en cuando, Señor, regálame tu fragancia, para reparar mis fuerzas
y, avísame cuando veas que me olvido de que el campo es tuyo y no mío.

Cuando haga planes para decidir qué hacer en el futuro cuando llegue el frío o el calor.

Hazme comprender, Señor, que tú siempre estás pendiente de mi trabajo, aunque no te vea.

Y que eres tú quien haces planes: yo simplemente trabajo, confío y .así, descanso mi alma en ti.

Muéstrame que la libertad verdadera viene de ti, y que lo que siembre dará fruto si te escucho.

Y, al final del día, Señor, déjame de nuevo unos minutos para darte gracias.

Acompaña de nuevo mis sueños en paz y, cuando despunte el nuevo día, comencemos de nuevo el trabajo juntos frente a tus campos.

Hasta el día en el que me permitas hacerlo junto a ti en el cielo.

Hazme oír por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por donde ande,
Porque a ti he elevado mi alma
Salmo 143,8


 Olga Alonso Pelegrin

domingo, 26 de julio de 2015

El grave error



 Sí, es un grave error del mundo civilizado “no pensar en la muerte”; y el camino hacia la muerte para el cristiano de Dios es el premio de la VIDA.

Es corriente oír a la gente decir que no le gusta tocar el tema, que le da dentera, que de “eso” mejor no hablar y “tocan madera”, como si la muerte fuera algo que “nunca llega” o porque la culpa la tiene el traído y llevado destino que Dios te ha preparado. 

Y no es así, para empezar Dios no quiso la muerte, ni la quisiera y, mucho menos que te vayas de aquí sin pedir perdón, eso lo primero y segundo, nosotros fuimos quienes nos buscamos la muerte hace millones de años... (Desde la vida en otros mundos).
   
Sí, sabes que un día te irás pero en la vida funcionas como si no fuera contigo. Tal es el hecho que una muerte a “destiempo” se hace incomprensible, un drama, una tragedia, largos duelos, melancolías, depresiones y a veces “un pervivir”… ¡Inaudito!!!

Aún diciendo que somos cristianos “nos olvidamos de Dios” pensando que esa persona no existirá jamás y nos preguntamos ¿Por qué él?, ¡No es posible!... Pues yo te contesto: Porque se la jugó con la moto, en el barranco, porque aún no hay medicación, porque no había hospital, por error médico, porque le mataron, por la naturaleza de la tierra, porque chocaron con un meteoro, por mil causas terrenales y extra-terrenales, más por la libertad otorgada al ser inteligente.

Dios ni entra ni sale en las causas de la muerte, está ahí porque te quiso preparar para ella, pero la muerte sucede y, sucede al margen de Dios y sus designios. Cuando Él interviene, se llama milagro, pero de milagros no estoy hablando.  

Y aún interviniendo Dios en una vida, al final todos moriremos, tanto en olor de santidad como en estado “normalito”; porque la muerte la eligió el hombre, no Dios...  

Es curioso cómo personas sumergidas en la pobreza o en ciertos lugares del mundo,  se acepta mejor esta realidad. Pero no nos equivoquemos, no siempre es por fe (según religiones) sino porque forma parte de sus vidas diarias y nosotros en cambio que conocemos a Cristo, nos cuesta horrores o no la aceptamos.

Si eres cristiano y meditas, te das cuenta de que el amor es lo único importante para el viaje, sin peso ni lastre que te apeguen a la tierra, haciendo de nuestra vida un sueño para los demás.


Espero hablar del tema sin que nadie “toque madera” y preguntarnos: “Cómo iremos, cómo lo sentiremos, como nos recibirán, como será el Reino, cómo los sentidos, cómo otros seres del espacio, cómo será María, Juan, Pedro, cómo el AMOR… ¡Ufff que ilusión! Seamos dignos de Dios quien nos entregó su Cuerpo y su Sangre para salvarnos y seamos imagen de Él. Te prometo que nos iremos en paz y felices al fin.  



 Emma Díez Lobo


viernes, 24 de julio de 2015

Vuestros nombres están escritos en el Cielo (Lc 10,20)




Dice el Salmo 90 (A la sombra del Omnipotente):

Te llevarán en sus manos
para que tu pie no tropiece en la piedra
Caminarás sobre áspides y víboras
pisotearás leones y dragones…
(Sal 90,12)

Como todos los Salmos, en éste, Jesucristo se refugia la sombra de Yahvé, su Padre, Dios omnipotente, que le librará de la red del cazador, de la peste funesta-Satán-…que le cobija bajo sus Alas.

Es curioso cómo el diablo, en el episodio de las tentaciones de Jesús en el desierto, le tienta con este Salmo, cuando le dice: “…Tírate desde lo alto, porque está escrito, tu Padre enviará ángeles para que tu pie no tropiece en la piedra…”

 Y leemos en Lucas (10,20) una catequesis bellísima donde Jesucristo nos dice cómo debemos alegrarnos los discípulos del Señor. Él ha enviado a setenta y dos de ellos a predicar, y, a la vuelta, llenos de gozo, explican que “hasta los demonios se someten en el Nombre de Jesús”:

Escuchemos: “Regresaron los setenta y dos, y dijeron alegres: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre”. Él les dijo: “Mirad, yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”. Mirad os he dado poder de pisar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos” (Lc 10,20)

De esta forma tan precisa, Jesucristo nos anuncia esta buena noticia-el Evangelio- con las palabras del Salmo 90.

Más tarde Juan relatará la profecía de Jesucristo con la visión en el libro del Apocalipsis: “…Y fue arrojado el gran dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él. Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo: “Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche…”(Ap 12,9-11)

Satanás nos engaña con los placeres del mundo, y luego nos acusa ante Dios, como nos recuerda el libro de Job.

Estos nombres, siguiendo con el libro del Apocalipsis, estarán en nuestra frente, impresos, como un sello que nos identificará como los “amados de Dios, los elegidos”: “…Llevarán su Nombre en la frente, ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará su Luz sobre ellos y reinarán por los siglos de los siglos” (Ap 22, 4-6)

 Esta alegría del discípulo la recogerá más tarde san Pablo cuando les dice a los Corintios: “Si alguno se gloría, que se gloríe en Cristo Jesús” (1 Cor 31)

Pues nosotros, hermanos busquemos el Reino de Dios, huyendo de la vanidad, que todo es obra de Él, y nuestros nombres también estarán escritos en los Cielos.

Alabado sea Jesucristo


 Tomás Cremades


miércoles, 22 de julio de 2015

Casualidades




Usted hace constantemente actos de fe, o ¿acaso no es un acto de fe subirse en el ascensor cada mañana al salir de casa o para entrar a la oficina?, o ¿no es un acto de fe ponerse a 120 km/h en la autopista dentro de un artefacto lleno de engranajes y articulaciones?, o ¿no es un acto de fe volar en un avión?,…

Esto no le parecen actos de fe, puesto que basándose en la razón confía que hay ingenieros detrás de todos estos equipos y vehículos que saben lo que hacen, ha visto que estas cosas normalmente funcionan durante un tiempo y ni siquiera se para a pensar las consecuencias de un fallo mecánico.

¿Tendría esa misma fe un hombre de la Edad Media si de pronto lo metieras en un avión en pleno vuelo?

Al fin y al cabo son actos de fe basados en la razón.

En otro plano distinto, usted sabe que su sangre circula, que su respiración funciona, que su aparato digestivo y otras funciones necesarias para la vida funcionan de forma autónoma. No necesita controlarlas, no tiene que pensar en ellas, sencillamente le ocurren. Igualmente confía en que funcionará la Inteligencia detrás capaz de equilibrar estas funciones al menos durante un tiempo, porque está claro que usted no las ha inventado ni las gobierna, sin embargo tiene fe en que todo seguirá funcionando.

Puede pensar que es casualidad, pero está claro que la temperatura de su cuerpo está regulada y sube para eliminar bacterias o virus cuando enferma y eso es Inteligencia que usted no controla.

Puede engañar a una semilla en un invernadero y hacer que dé fruto fuera de temporada, pero no sabe realmente porqué nace el fruto en esas condiciones y no en otras. Eso no lo controla, esa parte no la entiende.

Sabe que los planetas giran; que los imanes se atraen; que se produce electricidad; que hay leyes que calculan todas esas fuerzas; que hay sólidos, líquidos y gases que se comportan conforme a reglas muy precisas; que hay miles de colores que vibran en diferentes frecuencias del espectro visual; que lo mismo ocurre con los sonidos. Sabe que hay cuerpos geométricos, triángulos, cuadrados, pirámides, conos, cuerpos de revolución, paralelepípedos… que se atienen a leyes matemáticas muy exactas; sabe que hay animales, mamíferos, aves, insectos, peces, reptiles, bacterias, parásitos,…; sabe que un solo cromosoma de cualquiera de éstos puede tener tanta información como la Biblioteca Nacional; que hay millones de granos de arena diferentes uno de otro con cualidades muy concretas; que hay plantas, árboles, arbustos, hongos, etc, metales y no metales, minerales de todo tipo y características diferentes y necesarios para la vida; sabe que hay estrellas, satélites y planetas, galaxias que viajan en el espacio, cometas, enanas blancas y agujeros negros, etc, átomos, protones, neutrones electrones, positrones, partículas alfa, rayos gamma, etc.

Usted tiene fe en que todas las cosas seguirán existiendo y funcionando conforme a sus leyes, aunque realmente no sabe por qué pasan estas cosas. Sí, claro, porque los electrones se mueven, porque los polos opuestos se atraen, claro, claro,… …sí, pero ¿por qué?, ¿por qué tenemos forma humana y no somos, por ejemplo, plasma inteligente?, ¿ha sugerido usted a la naturaleza que todo esto sea de una forma y no de otra?

Aunque piense que todo es por casualidad, está claro que casualmente hay una inteligencia detrás. Pero estará de acuerdo en que esa consciencia, esa fina, fina Inteligencia no la controla en absoluto y tiene fe en que mañana seguirá funcionando. Por supuesto, también lo basa en la razón. Ha sido así durante toda su vida, no tendría por qué cambiar.

Usted sabe que ocurren estas cosas, y que ocurren de forma ordenada todos lo días a cada instante en un equilibrio perfecto que usted no controla y es consciente de que no sabe por qué ocurren estas cosas.

Puede ser que piense que todo esto se puso en marcha así, por casualidad, en un momento, hace mucho tiempo y ya no se puede parar. Algo así como que no se puede detener la bala que se acaba de disparar. Pero pudiera ser que no, que realmente todo se debe a que, instante tras instante, la Inteligencia esa que usted no controla, esté sujetando cada cosa creada con su mirada y que el milagro de la Creación sólo ocurra en este instante preciso y en cada instante.

Usted que puede estar muy preparado académicamente y además vive en el siglo XXI sabe todo esto y tiene fe en que todo seguirá su curso, pero dice que no cree en Dios.

Pero no se preocupe no es lo importante que usted crea en Dios. Lo importante es que Dios cree en usted y, por eso, amanecerá de nuevo.


J. J. Prieto Bonilla.


martes, 21 de julio de 2015

Rico o Pobre



No digas: “No te quejes, que siempre hay alguien peor que tú”, ya ¿Y?, pero menos me gusta esto otro: “Mal de muchos consuelo de tontos”…

¡Ni voy a dejar de quejarme porque me chifla, ni soy tonta porque piense en las penas que viven los demás para decir (si quiero):”Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy”

Cada ser humano es diferente y único. Hay cosas en la vida que para unos serán buenas y para otros todo lo contrario. Yo puedo dar mucha importancia a algo y tú pensar que es una nimiedad; dónde yo sienta tristeza, tal vez tú, alivio… Y así sucede en la vida y mundo de cada ser humano.

Un pobre en una acera de Bombay se alegra con una manta o un cesto de comida, algo “pequeño e insignificante” y a la vez grandioso; un empresario hundido, por lo que empeñó su vida: Estudios, trabajo y familia, podría llegar a suicidarse...

La riqueza y la pobreza de cada hombre son medidas a los ojos de Dios. Sin una no habría civilización ni adelantos; sin la otra, no existiría el mundo de hoy, la caridad, el altruismo ni las grandes oraciones a Dios.

No es bueno ni malo ser pobre, pero sí es tremendamente malvado y diabólico ser rico y atesorar las riquezas… Lo que Dios observa no es si tienes dinero o no, sino qué hace tu razón con lo que la vida te ha dado: Mucho, poco o nada... Unos y otros son proclives a la maldad y a la bondad por contrarias circunstancias: Hay pobres que matan y ricos que asesinan; hay ricos que reparten y pobres que comparten…   

Siempre habrá buenos y malos, alegrías y tristezas en rascacielos y aceras. Las apariencias no siempre coinciden con la realidad. No nos aventuremos, Dios juzgará.   

Después de lo escrito, creo que no podemos decir: “No llores por no tener zapatos cuando hay otros que sonríen sin pies”. ¡No!, el que no tiene pies tal vez sea más feliz que el que no tiene zapatos para gastar la suela… Pero hay un dicho cierto: “No es más feliz el que mucho tiene sino el que menos necesita”. Extenuación y éxito o calma y providencia.

También hay verdad en esto que pienso: El dolor del “rico”, el pobre no lo entiende; el dolor del pobre, al rico de Dios le duele. Por eso, no midamos al hombre por su riqueza o pobreza, Dios no lo hace, sino por su corazón humilde y hermanado.


Da igual “con zapatos o sin ellos”, pero AMOR en el alma y Dios premiará a ambos hombres.           

Emma Díez lobo



domingo, 19 de julio de 2015

Con Él, la cosa cambia


                                                               


Fijaros cómo es Jesús… De pronto tenía trabajo para unos días en verano y aunque preocupada por la responsabilidad de dos ancianos de más de 95 años, a mi cargo y sola, estaba contenta; pues era el medio para cubrir gastos e irme unos días de vacaciones…  Y de pronto todo desapareció: El trabajo, la plata, la responsabilidad…

Me dije “¡Pues vaya un plan!” Ahora sí que lo tengo “chungo” de verdad… Al momento sin más, tuve una sensación de tranquilidad especial y pensé: “No sabes de la que te has librado”. Era realmente arriesgado por sus incapacidades y no te habrías podido ir a descansar cuando hubiera llegado la familia... Caídas, fracturas, hospitales o algo peor.

Estas son las cosas de Dios, cuando crees que algo va mal, es cuando mejor te va a ir ¡Qué sí, que es así!!! Sin dinerillo, sin alforjas, sin… Pero sumergida en la confianza de nuevos horizontes menos peligrosos y más a mi medida.  

Algo me dijo que las cosas que suceden cuando estás en manos de Dios, son causalidades que evitan daños mayores. Con Dios todo cambia y yo confío en Él.

Sé que algún día no muy lejano, mi corazón estará tranquilo y mi vida anterior será página de un libro; saldré de esta nueva situación triunfante agradeciendo con el alma pasar por lo que estoy viviendo… ¡A la vejez viruela, sarampión, paperas…!!!

Ya sabéis, hemos de seguir el camino, aunque cansados, con sonrisas y expectantes, es lo genial de la vida. Él te da sorpresas y resarce los “cracs” que nos acontecen ¡Creedme!, pues no dudar de Dios, es el mayor regalo que nuestro espíritu puede albergar. No, no lo cambio por nada, porque ese DON es la alegría de la seguridad en la fe de la esperanza.

¡A por todas con Él y reiremos más veces que lágrimas caigan!!!

Madrid, julio 2015     



Emma Díez Lobo




viernes, 17 de julio de 2015

Jesús, buen Pastor, es nuestra paz



La liturgia del domingo XXVI del tiempo Ordinario evoca claramente la idea del Buen Pastor, la primera lectura denuncia la obra de los malos pastores y anuncia que Dios mismo en persona va a pastorear a su pueblo, el evangelio presenta el cumplimiento de esta promesa por Jesús y la segunda lectura ofrece una faceta de este pastoreo, la paz y la unidad. El salmo responsorial invita al pueblo a cantar a Jesús, nuestro Buen Pastor que en la celebración de la Eucaristía está ejerciendo su papel. Esto hace posible la petición que hacemos al comienzo de la celebración: que llenos de fe, esperanza y caridad, perseveremos en el cumplimiento de tu ley, que es el amor.
Es importante tener en cuenta el contexto del relato evangélico. Los Doce acaban de regresar de la misión. Vienen contentos y cuentan a Jesús los éxitos conseguidos. Mientras tanto, las personas acuden a Jesús buscando su palabra hasta el punto de que “no les dejaban ni comer”. Ante esto Jesús dispone retirarse a solas con los discípulos para descansar. Pero al llegar a un lugar que creían solitario, la gente se les adelantó y Jesús cambió de planes. “Al desembarcar vio una multitud y tuvo misericordia de ella porque andaban como ovejas sin pastor. Y ¡adiós descanso! se puso a enseñarles con calma”, y a continuación realizó el signo de la multiplicación de los panes en su beneficio. Se trata de una lección práctica dirigida a los recién llegados de la misión, enseñándoles con qué disposiciones hay que ir a la misión y cómo llevarla a cabo: con entrañas de misericordia como corresponde a un buen pastor, dispuesto incluso a renunciar al descanso merecido. Así fue a la misión Jesús hasta el punto de dar su vida por nosotros y así tenemos que ir todo el pueblo de Dios, enviados por Jesús.
Una de las facetas de la obra de Jesús fue crear la unidad y la paz entre todos los hijos de Dios. Antes de él la humanidad estaba dividida en dos grandes grupos desde el punto de vista religioso: judíos, pueblo de Dios, y no judíos. Solo los primeros eran pueblo de Dios, los demás, si querían participar de esta prerrogativa, tenían que hacerse judíos. Con Jesús ha cambiado la situación: ha muerto por todos, haciendo desaparecer esta división y creando la paz entre todos las creaturas de Dios, que tienen a Jesús como único salvador, único hermano mayor y único acceso a Dios. Por el bautismo nos unimos todos a Jesús y por él al Padre. Por eso ya no hay diferencias por razones de raza, nación, sexo, cultura o tarea concreta dentro del pueblo de Dios, ya no hay cristianos de primera, de segunda o de tercera, todos somos iguales en Cristo en su Iglesia, que es una. Hay diferentes tareas y responsabilidades, pero todos con la misma dignidad. Por eso tenemos que valorar el don de la unidad, que nos ha conseguido el Buen Pastor, y defenderla contra todas las tendencias divisorias que se dan entre nosotros.
La imagen del rebaño es ambigua, pues generalmente se aplica a un comportamiento gregario, poco personal e irresponsable, pero no se trata de esto. Jesús la emplea en el sentido de un grupo que camina unido siguiendo a un solo pastor de forma personal, responsable y en la variedad de sexos, culturas, formas de pensar, tareas. La unidad no es uniformidad. Esto es importante, pues nuestra sociedad es cada vez más heterogénea por sus componentes y la comunidad cristiana ha de reflejar esta situación. Esto exige una ascética de la unidad, luchando contra todo lo que divide y deforma al pueblo de Dios. Cristo nos ha ganado el don de la unidad y tenemos que defenderlo. En los partidos políticos se percibe cómo se dividen fácilmente por afán de poder, puestos, ideologías, y algo parecido puede suceder en las comunidades cristianas en la forma de concebir y ejercer las diversas responsabilidades entre el clero, en las parroquias, en las hermandades y asociaciones. Los cristianos seguimos al Buen Pastor, que nos lleva a dar nuestra vida al servicio de los demás. Cuando nos dividimos ya no seguimos al Buen Pastor sino a nuestra ideología, nuestra vanidad, nuestro afán de poder.
La Eucaristía es ocasión para agradecer al Buen Pastor el cuidado que realiza con todos los reunidos: como afirma el salmo responsorial, nos ha hecho miembros de su pueblo y nada nos falta, en verdes praderas nos hace recostar, nos lleva por los caminos de la voluntad del Padre que conducen a la plenitud, nos ha preparado la mesa de su palabra y de su cuerpo, su misericordia siempre nos acompaña. Con estas mismas disposiciones los que participan la Eucaristía han de ir unidos a la misión, secundando el envío final: “Podéis ir (a la misión) en paz”. Nuestra vida misionera se alimenta de la Eucaristía y es a la vez expresión de nuestra participación en ella.


  P. Antonio Rodríguez Carmona


jueves, 16 de julio de 2015

Réquiem por él




¡Vaya por Dios! Te fuiste anoche a las 5:30 de la madrugada. Sé que lo hiciste tranquilo, con morfina y sin dolor, adormilado pero consciente… Primo mío, no creías una palabra de Dios y me atormenta saber si algún capellán pasó por tu habitación. ¿Servirán las misas ahora? No sé si pediste perdón, si te encomendaste… Creo que no.

Dios dime, en estos casos cuando ni la familia ni el moribundo cree y se van de “viaje eterno”, ¿qué pasa? (misericordia infinita, pero en la tierra).

- Hija, no haces más que preguntas todo el día… Pues pasa lo que dije, que se ha presentado ante mí y le he dicho ¿Ves como soy real y verdadero?, ¿has tenido que morir para saber que Yo estuve esperándote toda tu vida? ¡Eres un desastre! La simpatía te sobraba y eres buena gente sí, pero de mente incrédula… Como Tomás.

Mi justicia alcanza donde tú no llegas… Recuerda que he  estado contigo en cada misa que has tenido que presenciar, pero has sido reticente a rabiar ¡jolín!,  y eso que te has arrodillado mientras Yo te miraba. 

Mil oportunidades te di y aunque Comulgaste muchas veces hasta para ir a la guerra de Bosnia… Ni el Ejército del Aire te convirtió. Mi justicia es soberana y coincidente con la Ley: Un “Derecho Romano” absoluto, especial para ti; la morada de tu eternidad también lo es.

Hoy serás partícipe de oraciones interminables de creyentes. Ellos son mi regalo para aliviar tu alma. Hijo mío, hijo mío… Yo soy tu Padre, quien te creó para volver a mí. ¿Sabes cuánto sufrí por ti? Ahora sigo sufriendo hasta que al final de los tiempos te vuelva a juzgar delante de la humanidad.

¡Menuda regañina!!! Yo no puedo seguir escribiendo porque Dios no me “dice más cosas” ¡Ya quisiera yo! Pero no soy digna y lo sé, como también sé que rezando por estas almas, las oraciones calman su deseo ardiente de amor por Dios. Era y es el único AMOR eterno por el que merecía la pena pasar por la tierra. ¡Ya lo ha descubierto!

D.E.P del dolor, de la angustia y de la vida. Hoy tus sentidos están a tope como tu espíritu. Cuando entres en el Reino, ayuda a los que rezaron por ti porque sé, primo querido, que lo puedes hacer.  

No divagarás por este mundo, te lo prometo. María está pendiente de ti y Dios sabe qué hacer con alguien al que amó hasta el extremo: TÚ. Dios quiera que nos veamos algún día, con tus padres y los míos, con nuestros dos primos que mataron en Argentina.


“Lobo tiritos” (Lobo, nuestro segundo apellido) te llamaban en Cuatro Vientos porque agujereabas con el Cetme todos los árboles de la Base. Eras incorregible amigo, siempre arrestado de parte del Coronel, mi Padre… ¡Nos partíamos contigo!     


Emma Díez Lobo


miércoles, 15 de julio de 2015

Somos muchos, pero pocos…




¡Ay Dios!, menuda frase me ha llegado hoy a la cabeza: “Muchos los llamados, pocos los escogidos”; “La puerta estrecha del cielo”… ¡Pufff!

¡Me he quedado en blanco Señor!, me está entrando un tembleque… Cuando dices “POCOS” entre miles de millones de seres humanos, me pregunto: ¿Estaré yo dentro? Pues hay y hubo y habrá tropecientos mil mejores que yo y ¿Entonces? 

¡Dioooos!, no te referirás a humanos tipo “Teresas Calcuta”, porque de esos sí que hay pocos y la mayoría no nos parecemos ni un pelo… ¿Son esos?, ¡pues se acabó, ya estamos fuera del cestorro! Anda, explícamelo…

- Ya voy… Si fueran sólo esos los escogidos, no lo hubiera dicho. Lo dije por gente como tú, normal, no Santa pero dolorida y creyente que me ve en el prójimo y sufre por Él. A ti te he llamado sí, como a muchos, pero depende de ti que yo te escoja y lo sabes muy bien, te lo he dicho cuando me lees…  ¿Quieres entrar? Entra Conmigo y mi Biblia, ahí está tu modo de vida, ahí la puerta ancha para mis amigos, mis discípulos... 

- ¡Vale, a temblar un “pionco”! Aunque sé que me has llamado para hablar de Ti y lo hago,  pero mira cómo cuando sale el tema (¡no te lo pierdas!):  

-“Tienes el mal tan cerca que pasas de Dios”; espero que algún día lo entiendas, pues las puertas del cielo no estarán abiertas para ti”… Y me dicen:  
                           
- Déjame de rollos… ¡Dónde voy a ir, a ver!

- ¡“Pues al “rechinar de dientes” (¡Sigue sin perdértelo!) y no lo digo yo, lo dice Él! Tú verás que quieres hacer con tu vida. No irás al cielo sin que lo quieras tú, pues Dios sin ti no puede hacer nada. Es tu libre albedrío quien elije qué vida eterna deseas tener”.  

¡Con un enfado que no veas! Y ya, ya sé que así no puede ser, pero no entienden tu Muerte para nuestra salvación, les da igual y ¡qué “casualidad”! todos dicen que estudiaron en colegios de curas o monjas… ¡Pues yo no, como si eso tuviera que ver!

También les digo: “Él te esperará siempre en su “Banquete del Reino”,  pero ponte el traje de fiesta, no te presentes en “vaqueros”, porque te echarán. Dios perdona de corazón si tú de corazón perdonas y pides perdón (a tu hermano y en Confesión). Y ¡NO!, no será fácil entrar sin sacrificios, sin dolor y extenuados, sin entender el Padre Nuestro y mil veces agradecido…


Jesús, al menos, asómate a la puerta cuando me vaya de aquí. Mira, Intentaré llevar amigos conmigo “sin vaqueros”, o que ellos me lleven a mí. Hazme un guiño ahora ¡porfa!, para que no me aturrulle eso de “POCOS”. Sí, lo sé… ¡Pero escúchame Tú!: “No me dejes caer en tentación y líbrame del mal, Amén”.        

Emma Díez Lobo


martes, 14 de julio de 2015

Felices





¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

Lc 12, 6-8



Felices los que escucharon un día tu voz
y salieron al camino

Felices los que los perdieron todo
y, por eso, te encontraron

Felices los que aprendieron a obedecer,
obedeciendo

Felices los que descubrieron
la luz en tu luz

Felices los que te entregaron
su corazón

Felices los que vieron, los que entendieron
después de mucho preguntarte

Felices los que peregrinan y caen,
pero sienten tu mano tendida para levantarse

Felices los que esperan
y nadie puede arrebatarles tu esperanza

Felices los que saben
que no les abandonarás

Felices los que descubrieron contigo
un nuevo mundo en el mundo

Felices los que abren sus ojos cada mañana
esperando tu palabra

Felices los que han sido elegidos por ti
de una manera admirable
para inundar el mundo
de tu misericordia infinita
Porque en ti está la fuente viva,
y tu luz nos hace ver la luz

Salmo 35,10

Olga Alonso Pelegrin

lunes, 13 de julio de 2015

En espíritu y en verdad





            El pueblo de Israel hizo alianza con Dios, y la ratificó con sacrificios de animales (Ex 24,4-8). Pero Dios aprecia más el sacrificio de un corazón agradecido. ¡Menos reci-tar la ley y más caridad!
            El Salmo tiene la estructura de un juicio en el que Dios es a la vez el demandante y el juez; un juez y demandante que ama y desea conquistar el amor del demandado, (vs. 5 y 7); los miembros del jurado son los cielos y la tierra, y el demandado es su pueblo elegido. En el Salmo 51 que sigue a éste, el pueblo confiesa su pecado, y se arrepiente.

1 Salmo de Asaf

           SALMO                              APLICADO A LA IGLESIA DE JESÚS

Convocatoria del tribunal, presidido por Dios

1 El Dios de los dioses, el Señor habla                                 Dios convoca a su presencia
y convoca la tierra de oriente a occidente.                     a todos los pueblos de la tierra,
2 Desde Sión, la hermosa sin par, Dios resplandece,                 en medio de su Iglesia,
                                                                                              a la que hizo luz del mundo;
3 viene nuestro Dios y no callará.                                       nadie ni nada le hará callar.
Delante de él, fuego que devora,                                        Le precede un deseo de que
en torno a él, violenta tempestad,                     seamos santos, no se contenta con menos;
4 convoca a los cielos desde lo alto,                     quiere que todo el mundo sea testigo
y a la tierra para juzgar a su pueblo.                              de lo que él espera de su Iglesia.

Se hace comparecer al demandado, al pueblo elegido

5 “¡Congregadme a mis fieles, los que          “Traedme sus miembros a mi presencia,
sellaron mi alianza con un sacrificio”                                 a los que yo hice sal de la tierra.”
6 Anuncien los cielos su justicia,                     Reconozcan todos que el juicio va a ser
porque Dios mismo es el juez.                        justo puesto que Dios mismo será el juez.

Acusación amistosa al pueblo amado, la Iglesia de Cristo

7 Escucha, pueblo mío, que hablo yo,                     Escucha, amada Iglesia, voy a decir
Israel, yo atestiguo contra ti,                                       lo que veo en ti que no me gusta,
yo, Dios, tu Dios.                                                               sin retirarte por ello mi amor.

8 No es por tus sacrificios por lo que te acuso:                    No tengo quejas contra tus
están siempre ante mí tus holocaustos.                     celebraciones litúrgicas, todas las
                                                                                                                                          ceremonias salen a la perfección.
9 No tengo que tomar novillos de tu casa,                  Pero no es eso lo más importante,
ni machos cabríos de tus apriscos.                      yo quiero experimentar vuestro amor.

10 Pues mías son todas las fieras de la selva,                     No me impresionan las reverencias
las bestias en los montes a millares;                     ni las rúbricas desprovistas del calor
11 conozco todas las aves de los cielos,             del corazón. Para cosas espectaculares
mías son las bestias de los campos.                                       ya tengo los cuadrúpedos
                                                                                                 y las aves que he creado.

12 Si hambre tuviera no habría de decírtelo,                   Si algo necesitara yo sé dónde
porque mío es el orbe y cuanto encierra,               echar mano, puesto que todo es mío.
13 ¿Es que voy a comer carne de toros,            ¿Creéis que vais a ser mis bienhechores,
o beber sangre de machos cabríos?                     que sin vosotros no me puedo valer?

14 Ofrece a Dios sacrificios de acción de gracias,                        sedme agradecidos,
cumple tus votos al Altísimo;                                          y devolvedme el amor que os tengo,
15 e invócame el día de la angustia;                               acudid a mí en toda necesidad,
te libraré y tú me darás gracias,                          os llevo siempre cerca de mi corazón.

Dura acusación contra los hipócritas

16 Pero al impío Dios le dice:            (1)           A los hipócritas me cuesta trabajo aguantarlos,
¿Por qué recitas mis preceptos,                                      pretenden saber mucho de mí
y tienes siempre en tu boca mi alianza                     y hablan como maestros de todos,
17 tú que detestas mi instrucción                  cuando la verdad es que me ignoran, y no
y no tienes en cuenta mis palabras?               se cuidan de saber lo que quiero de ellos.

18 Si ves a un ladrón te unes a él,                                        Roban con cara de benditos
vives con los adúlteros;                                y abusan del inocente con capa de piedad,
19 sueltas tu boca para hablar mal,                hieren con lengua maldiciente y engañan
y tu lengua urde el engaño.                             a los que van a ellos con buena voluntad.

20 Te sientas a hablar contra tu hermano,                    Calumnian al hermano, difaman
deshonras al hijo de tu madre.                                                         a los compañeros de trabajo.
21 Esto haces tú y ¿Me voy a quedar callado?              Se creen que yo no me entero,
¿Piensas quizás que soy como tú?                      o que no voy a hacer lo mismo con ellos.
Yo te acuso y te lo echo en cara.                No les dejaré pasar ni una de sus falsedades.

Qué hacer para evitar la sentencia de condenación.

 2 ¡Entended bien los que olvidáis a Dios,                       ¡Volved a mí de todo corazón,
no sea que os destroce sin remedio!                                       para que pueda derrochar
                                                                             en vosotros la abundancia de mi amor.
23 El que ofrece sacrificios de alabanza                    El que sabe agradecer mis dones
es el que proclama mi gloria,                                                       es el que me glorifica,
al que procede rectamente                                       al que cumpla mis mandamientos
le  haré ver la salvación de Dios.                                   le premiaré con la vida eterna.

(1) Rm 2,17-24

EXCURSO

¿DE QUÉ CLASE DE JUICIO NOS ESTÁ HABLANDO El SALMO?

            Es claro que se está hablando de un juicio del pueblo elegido del Antiguo Testa-mento (v.4), representado por Sión (v.2); Dios es el juez (v.6) a la vez que el testigo fide-digno (v.7); el auditorio está compuesto por todos los habitantes del cielo y de la tierra (v.4), y los acusados son los del pueblo de Dios.
            Pero no se trata de un juicio en el que el objetivo es probar que el acusado es culpable e imponerle un castigo ejemplar. Esto iría en contra de lo que se afirma rotunda-mente en (v.2): que “Sión es la hermosa sin par”. Hablando de personas, la hermosura que cuenta no es la del cuerpo, sino la de su comportamiento; el que peca es feo; y el que es hermoso, es decir, el se porta bien, no puede ser objeto de juicio condenatorio.
Además, en el Salmo 51, que es continuación del 50, veremos cómo el pueblo de Dios reconoce su pecado, pide perdón, promete cumplir en adelante los encargos que Dios le ha encomendado, y se siente seguro de que Dios le perdona.

            Se trata por tanto:
Primero: De una invitación a los gentiles a apreciar e imitar la calidad de vida que llevaban los buenos entre los del pueblo de Dios (vs.5-6).
Y Segundo: De una exhortación de Dios a su pueblo a que reconozca sus debi-lidades de tipo moral (v.7) en las que no han sabido ver lo que a él le disgustan y lo escandalosas que pueden ser para los gentiles. En concreto, en los vs. 8-13 menciona los sacrificios de animales a Dios a los que llamaban holocaustos; en el holocausto se mataba a un animal y el sacrificante no aprovechaba nada de él, sino que lo quemaba todo haciéndose a la idea de que estaba alimentando a Dios.
Había otra clase de sacrificios de animales a los que llamaban ‘sacrificios de comunión’ porque, con una parte del cuerpo del animal sacrificado, se celebraba un banquete entre amigos o familiares en la presencia de Dios.
El Salmo dice claramente que en vez de sacrificios de animales, lo que Dios desea es sacrificios de acción de gracias, de cumplimiento de sus promesas a Dios (vs.14-15) y de alabanza a Dios (v.23). Lo que realmente desea Dios de nosotros es que le amemos, y que le obedezcamos; al que lo hace, Dios le hará ver la salvación (v.23), esto es: Le premiará con la vida eterna.
Los (vs. 16-22) nos dejan ver que la maldad de algunos del pueblo de Dios ha ido mucho más allá que la de el dejar de ofrecer sacrificios auténticos.
Hoy día, entre los cristianos, podríamos escribir un salmo semejante, donde los acusados, en vez de los miembros del pueblo de Israel, seríamos los miembros de la Iglesia de Jesús. Jesús nos ha enviado a ser luz del mundo y sal de la tierra; reconoz-camos nuestra mediocridad en el cumplimiento de este encargo, y esforcémonos en com-placer a Dios y en dar un buen ejemplo a los hermanos. Como en el caso de Israel, el juez es Dios, y el auditorio lo componen todos los habitantes del cielo y de la tierra.
            En el Salmo 51, continuación del 50, el pueblo de Dios reconoce su culpa y pide: 1º perdón, y 2º ser, por así decir, creado de nuevo (vs.3-11). En vez de sacrificios de animales ofrece el sacrificio de un corazón quebrantado (v.19).
A continuación de lo dicho en Salmo 51,18-19, llama la atención que concluya con la seguridad de que Dios va a volver a aceptar holocaustos (v.21). 


P, Santiago Alonso Vega