miércoles, 28 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Jesús la Vid Verdadera (II) (Jn 15, 1...)

 

Vimos que el Padre tomaba en sus manos los sarmientos de la Vid (Jesús) para que no se echaran a perder por los parásitos, insectos...etc. Es decir, por Satanás, el que envenenó con su propuesta los corazones de Adán y Eva. Por ese afán de destruirnos Jesús le llama "padre de la mentira" (Jn 8,44).

 Los que hemos tenido la audacia de acoger el don del Discipulado, estamos en las manos de Dios Padre, como proclama el Salmista: "Yo digo, tú eres mi Dios. En tus manos está mi destino ..." (Sl 31, 15-16).

  A veces nos asaltan tinieblas que nos desestabilizan; es el momento de fiarnos totalmente de Dios; momento de llevar al corazón lo que le dijo a Israel cuando, tentado, creyó que Dios se había desentendido de él a causa de sus infidelidades.  Escuchamos: " Israel dice, Dios me ha abandonado” ... ¿Acaso puede una mujer olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues, aunque así fuese, yo no te olvido.  ¡Mírame, en las palmas de mis manos te llevo tatuado! (Is 49,15-16). Tengamos esto presente: del transfundo del Evangelio resuena esta divina noticia: ¡Somos hijos de las entrañas de Dios Padre y en sus manos estamos...tatuados!  Bienaventurados los que descubren y acogen este incomparable Tesoro de Dios...escondido en el Evangelio de su Hijo. (Mt 13, 44)

P. Antonio Pavía

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lunes, 26 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Jesús, la Vid Verdadera (I) (Jn 15,1...)

 


Dice Jesús: Yo soy la Vid Verdadera y mi Padre el viñador. Así empieza su bellísima y magistral Catequesis sobre los frutos de sus discípulos.

  Nos embarga el estremecimiento al saber que el Padre, como viñador, cuida amorosamente de la Vid, su Hijo y de nosotros sus   sarmientos. Intentemos palpar con el alma el entrañable amor con el que Jesús iba diciendo, que el Padre limpiaba los sarmientos, uno a uno, gracias al Evangelio que su Padre le iba grabando en sus entrañas. (Jn 8,28).

  Que Dios Padre cuide así a los sarmientos es lo más parecido a un abrazo. Me explico. Hace 2000 años los frutos del campo no se desinfectaban por medio de fumigadoras, como hoy día.  Respecto a los viñedos, los campesinos fijaban su mirada en ellos y si reparaban en una vid con algún sarmiento cubierto de parásitos los tomaba delicadamente en sus manos y los limpiaba.

 Esta es la forma de actuar   infinitamente misericordiosa de Dios con nosotros. No somos mejores que los demás, pero nos dejamos amar y limpiar así por Él, que es nuestro Padre.

 

P Antonio Pavía

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sábado, 24 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Atráenos hacia ti, Señor DOMINGO, II DE Cuaresma. (Mc 9,2-10)

 

En el Evangelio de hoy, vemos a Jesús subiendo al monte Tabor con Pedro, Santiago y Juan.  Se transfiguró ante ellos.  Junto a Él estaban Moisés y Elías. En este mismo pasaje, Lucas puntualiza que Moisés y Elías también resplandecían gloriosos. Pedro se asustó ante la visión de la Gloria de Dios, como se asustó también Isaías (Is 6,1-5).

  Sin embargo, es tan bello y sublime lo que está viendo, que no echa a correr monte abajo. Se queda allí. Al transfigurarse Jesús, también Moisés y Elías, ante sus tres discípulos, nos está mostrando lo que el Padre tiene preparado para sus hijos al dejar este mundo. Seremos, según dice el mismo Jesús: "Radiantes como el sol"(Mt 13,43).

  Aun no se ha repuesto Pedro del susto, cuando se oyó la Voz del Padre: "Este es mi Hijo amado: Escuchadle". Si, escuchadle, porque Él es mi Palabra, la Luz verdadera que os ilumina (Jn 1,9 ) la  que os permite ser: "La luz de mundo" ( Mt 5,14 ).

  La Transfiguración de Jesús, junto a Moisés y Elías, nos hace saber que cuando nuestro cuerpo se descomponga, seremos transfigurados, como dice Pablo: " ... el cual (Jesús) transfigurará este cuerpo corruptible, en un cuerpo glorioso como el suyo..." (Fil 3,21).

 No nos equivoquemos ni vayamos detrás de cantos de sirenas. ¡¡Escuchad a mi Hijo, nos dice el Padre!! Su Evangelio es capaz de transformaros en un cuerpo glorioso como el suyo (Col 3,1-4).  

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 21 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Señor ¿Qué quieres que haga? (II) (Hch 22,10)

 


 Vimos la sorprendente elección de San Pablo; sondeamos ahora algún aspecto como anunciador del Evangelio de Jesús. Pablo refleja de forma entrañable la fidelidad amorosa a Jesús, el Señor, al encontrar en El, la Vida por la que todo hombre suspira. Cuanto más se desvive Pablo por anunciar a Jesús, más crece su Amor a Él. Es tal su riqueza interior que nos parece oírle decir a Jesús: ¿Que he hecho para que me ames tanto? ¿Que he hecho para que hayas abierto en mis entrañas tu Fuente de Agua Viva que un día prometiste? (Jn 7,37-38).

   No, no termina Pablo de salir de su asombro; tampoco puede explicarse, apenas alcanza a decir: "Se fio de mí, me hizo capaz y me confió este ministerio (la Evangelización) a mí que antes fui un blasfemo, un perseguidor...etc."(1Tm 1,12-13).

 Los discípulos de Jesús tenemos algo o mucho de Pablo. Sin mérito alguno recibimos el Evangelio, que se hace Fuego en nuestras entrañas, como le pasó proféticamente a Jeremías (Jr 20,7-9). Entonces, desde Jesús que en nosotros vive lo anunciamos, y no como un compromiso sino porque cuanto más lo anunciamos más Vida albergamos en nuestras entrañas.

 ¿Te vas a perder este don?

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 19 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Señor ¿Qué quieres que haga? (Hch 22,10).

 


Ante la conversión de San Pablo, nos asombramos de su bellísima relación con él Señor Jesús, propiciada por su reacción al oír que le dijo: "Yo soy Jesús a quien tu persigues" (Hech 9,5). La reacción de Pablo fue determinante. No dijo a Jesús: Voy a hacer esto o lo otro. Esto, tarde o temprano se va diluyendo ante el cansancio y las pruebas. Pablo habló a Jesús, como su Señor; por eso le dijo: ¿Qué quieres que haga?

Los fariseos de todos los tiempos, deciden según sus criterios, lo que van a gustar hacer por Dios; los discípulos de Jesús se abren a lo que Él quiere de ellos y como verdaderos hijos de María le dicen: Hágase en mí, lo que de mi quieres. Pablo intuyó en unos segundos eternos, que su relación con Jesús debía de tener el sello de los que "escuchan y guardan sus palabras" (Jn 14,23). Solo así, Él podría ser su Maestro y su Buen Pastor.

 Al decir a Jesús: ¿Qué quieres que haga?  le robó el corazón. Por eso dijo, Jesús a Ananías, que se asustó cuando le dijo que acogiera a Pablo, "Es para mí un vaso de elección" (Hch 9,15). Ananías, entonces, entendió que se cumplía en Pablo la profecía hecha por Dios a los futuros discípulos de su Hijo: ¡Eres precioso para mí! (Is 43,4).

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 17 de febrero de 2024

Dom. 1º. de Cuaresma (Mc 1,12-15) Seducidos por ti, Señor

 


 Nos fijamos en lo primero que dice Jesús en el Evangelio de hoy: ¡Convertíos y creed en el Evangelio! Si tuviésemos que explicar cómo alcanzar la fe, nos remitiríamos a estas palabras de Jesús. La conversión, y con ella la fe, depende del valor que demos al Evangelio de Jesús, a sus Palabras, que, como Él, están llenas de "Gracia y de Verdad".

Gracia y Verdad que marcan la diferencia entre Él y Moisés, que representa la Ley, como nos dice Juan (Jn 1,17), Jesús es la Gracia y la Verdad, por eso sus Palabras destilan "Vida Eterna" (Jn 6,68).

 Son Palabras que se cumplen en quienes arropan su alma y su corazón con ellas. La Virgen María, ya desde niña guardaba, la Palabra que escuchaba en la Sinagoga, o en su casa a sus padres, en su corazón. Por eso el Ángel Gabriel la llamó la " Llena de Gracia " (Lc 1,28). De ahí su respuesta "Hágase en mi según tu Palabra (Lc 1,38)”.. O sea, que su Palabra se haga en mi corazón y en mi alma.

 

P. Antonio Pavía

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miércoles, 14 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra De Dios somos (II) (Is 43,1-4)

 


Vimos que Jesús había comparado a sus discípulos con un grano de trigo arrojado en tierra, de donde emerge cargado del fruto que agrada al Padre (Jn 15,8).

  La soledad de estos discípulos de Jesús, no es tal, ya que, igual que El, estamos acompañados por Dios Padre (Jn 16,32) Además, Jesús mismo, al enviar a sus discípulos a predicar el Evangelio les dice, y nos dice: "yo estaré con vosotros todos los días..." (Mt 28,18-20).

  En lo profundo de la tierra, donde el mundo, nos arroja, Dios, como profetiza el salmista  va entretejiendo nuestro discipulado (Sl 139,15-16). Si, al enviarnos a predicar su Evangelio, Jesús día a día, está con nosotros santificando cada palmo de nuestra vida, despreciada igual que la suya. (Jn 15,20).

  Por si fuera poco, Dios que mira con ternura especial a los discípulos de su Hijo, nos mira, ama y cuida...como lo hace una Madre. Lo dice este salmista: "Señor, mi corazón no es ambicioso, no pretendo grandezas... Como un niño destetado en brazos de su madre, así está mi alma en ti." (Sl 131).

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 12 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra (Is 43,1-4) De Dios somos (I)

 


 Estamos llamados a ser de Dios por deseo y elección suya. A nosotros nos toca: ¡Elegir su elección! O sea, decir a Dios: ¡Si!

  Leamos este pasaje profético que nos deja sin palabras ante tanto Amor de Dios que nos elige: "Así dice el Señor; no temas, yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Eres mío…Eres precioso a mis ojos, de valor inestimable, y yo te amo. (Is 43,1-4) Es una declaración de Amor de Dios...a ti...a mí, que nos corta la respiración.

  Quizás al ver nuestra vida, a veces tan rutinaria, nos preguntamos algo   incrédulos:

 ¿Será verdad esto? ¿Se cumplirá esta profecía en mí? Es una promesa ante la cual todos los honores y riquezas del mundo... son polvo y paja...pero repetimos con mil dudas: ¿Será verdad?  ¿La cumplirá Dios en mí?

  Respondemos a la luz de lo que respondió Jesús a Andrés y Felipe con motivo de unas personas que querían verle, es decir, conocerle: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo, pero si muere, da mucho fruto. (Jn 12,24).

  Tú estás llamado a ser, ese grano de trigo derribado por el odio del mundo (Jn 15,18..) en tierra, pero... no tengas miedo. Jesús va a trabajar en ti, en tus soledades y contigo. Entonces le conocerás, no de lejos sino muy de cerca: como Discípulo Amado suyo.


 (Seguimos el miércoles).

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 10 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra D. VI T.O. (Mc 1,40-45) Limpia mi alma Señor




 La lepra en la Biblia simboliza la inmundicia que deja en el alma la idolatría. Este Evangelio nos presenta un leproso que conmueve el corazón del Señor, al decirle: ¡Si quieres, puedes limpiarme!  La humildad de este hombre es entrañable. Sabe que Jesús es el enviado del Padre para sanar sus y nuestras heridas, haciéndose cargo de ellas como estaba profetizado. (Is 53, 5...) Al oír Jesús la súplica del leproso, cargada de fe y confianza, le respondió con indecible ternura: Quiero, ¡queda limpio! Son varias las veces a lo largo del Evangelio, que Jesús repite este " Quiero " que nos limpia interiormente y nos santifica.

  Sondeamos este quiero de Jesús, está vez al Padre, que dio paso a nuestro rescate del Maligno. Me refiero al grano de trigo que es arrojado a tierra, muere y da fruto. (Jn 12, 24...). Él es este grano de trigo. Jesús, sabiendo que estaba ya próxima su inmolación dijo:

"Ahora mi alma está turbada y qué voy a decir Padre, líbrame de esta hora? ¡Pero si he llegado a esta hora para esto!". (Jn 12, 27).

  ¡Bellísimo y liberador este! ¡Quiero de Jesús al Padre que nos abrió la puerta del Cielo! El Quiero que dejó permanentemente abierto su corazón para acogernos en un interminable abrazo. 


P. Antonio Pavía

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miércoles, 7 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra No temas mi pequeño rebaño (II) (Lc 12,32)

 


 El pequeño rebaño de Jesús alumbra al mundo por su relación con Él. Son para todos Luz, que no condena, pero les interpela.

  Tenemos muy cercana, a este respecto, la figura de Santa Teresa de Calcuta. El pequeño rebaño de Jesús es la esperanza de aquellos que, viviendo de espaldas a Dios, un día desean encontrarse con El porque, aun   habiendo conocido personas volcadas en el bienestar de los demás, y sin duda que Dios les recompensará, ven algo   especial en los Discípulos de Jesús: Irradian el Fulgor de la Transcendencia. Todo lo que hacen y lo que son, es una proclamación, ¡¡¡sin trompetas ni altavoces de que!!!

 ¡¡Tienen Bastante con haber “palpado con el tacto de su alma” a Dios!! Es como si llevasen tatuado en su rostro la Plenitud que supone amar y ser amados por El: Plenitud que brota del Evangelio que guardan en sus entrañas (Jn 14,23).  Por eso tienen una atracción especial, no hacía ellos,  sino hacía  Aquel que un día buscaron hasta encontrarle. Son: El pequeño rebaño de Jesús: Sus Pobres de espíritu (Mt 5,2) Son...como su Buen Pastor: "La Luz del mundo” (Mt 5,14).

  

P. Antonio Pavía 

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lunes, 5 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra No temas pequeño rebaño (Lc 11,32) (I)

 

 Recordemos a los Anawin: aquellos hijos de Israel que permanecieron fieles a Dios en Babilonia, donde Israel estaba deportado, mientras la mayoría de sus compatriotas, dieron culto a los ídolos de ese país para poder disfrutar de las ventajas socioeconómicas que les ofrecieron.

 Los Anawin son la primicia de los discípulos de Jesús. Les llamó "pobres de espíritu " (Mt 5,3), cargan con el desprecio del mundo, pero tienen algo que les eleva prodigiosamente sobre los que se inclinan, más bien, encorvan ante los dioses del mundo:  dinero, soberbias, aplausos, fama...etc., todos ellos, humeantes. Jesús que ama hasta la locura a sus pobres de espíritu, ante el odio que les tiene el mundo (Jn 15, 18), les dice, como abrazándolos: "No temas mi pequeño rebaño" (Lc 12,32)

  Habéis escogido mi Palabra, mi Evangelio, y por eso sois mis ovejas; yo os conozco y vosotros me conocéis. Os doy la Vida Eterna y por mucho que os desprecien e insulten, no podrán arrebataros de mi mano (Jn 10,27-28).

  Intentarán induciros a que sirváis a sus ídolos, pero no os doblegarán. La fortaleza, que yo os daré, será Luz para quienes os miren con aires de superioridad.  Por eso sois: "La luz del mundo" (Mt 5,14) .


 P. Antonio Pavía

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sábado, 3 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Dom. V (T. O). Señor, en mis noches, Tu eres mi Luz

 


 Leemos en el Génesis que al crear Dios el mundo, viendo que todo era caos, oscuridad, etc.…dijo: Hagamos la Luz, y el caos dio paso a la vida... (Gen 1,1- 3...). En esta creación paradisíaca, se hizo presente Satanás que indujo al hombre a " independizarse de Dios " siendo él su único dios, y en cuanto tal con poder y sabiduría para decidir lo que está bien o mal. Seducidos por el padre de la Mentira (Jn 8,44) Adán, Eva y sus descendientes se fueron deslizando progresivamente de la riqueza de la verdad hasta llegar a lo que dijo Dios a Israel: “¡Ay de los que llaman bien al mal, los que dan oscuridad en vez de luz...! " (Is 5,20).

 Sucedió porque Dios fue apartado, no de los labios, pero si del corazón del hombre. (Is 29,13). Sin embargo, a pesar de este rechazo y desprecio, Dios volvió a decir: ¡Hagamos la luz...! Y la " Luz se hizo carne y habitó entre nosotros " (Jn 1,14).

 En el Evangelio de hoy vemos a Jesús, Luz y Palabra del Padre que entra en la noche para orar, deshaciendo así las obras perversas de las tinieblas. A continuación, sanó las heridas de unos hombres, representadas aquí, por sus enfermedades, y expulsó multitud de demonios; esos que no dejan de decirnos: Eres dios y como tal eres el único que decides lo que está bien o mal. Olvídate de Dios, no te quiere, si te quisiera, no te pasarían tantas cosas desagradables.

  Los sabios saben, o sabemos, hacer frente al Tentador pues cuanto más acogemos a Jesús con su Santo Evangelio, más vemos con nuestros ojos, que es el Buen Pastor que nos da la Vida en abundancia (Jn 10,10b).

  

P. Antonio Pavía

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