sábado, 31 de mayo de 2014

Excluidos con ÉL

No hay mayor acto de amor al hombre que el de anunciar el Evangelio  de Dios, es así como recibe la Luz que le permite encontrar su alma o,
dicho de otra forma, le permite encontrarse.


             De todos es conocida la conmoción que sacudía los corazones de los que oían la predicación del Hijo de Dios. Conmoción que se hizo patente, por ejemplo, a raíz de sus catequesis del llamado Sermón de la Montaña. Comenta Mateo que la multitud “quedó asombrada de su doctrina porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas” (Mt 7,28-29). Por poner otro ejemplo, recordemos aquella vez en que incluso los guardias que habían sido enviados para detenerle no se sintieron con ánimo para hacerlo, y la excusa que dieron a los sumos sacerdotes y fariseos fue que “Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre” (Jn 7,46).

¿Qué tenían de especial las palabras de Jesús para marcar una diferencia tan abismal con la de los escribas y demás maestros de Israel? La respuesta a esta pregunta no la vamos a dar nosotros, sino que nos servimos de lo que dijo Pedro a Jesús después de oír su catequesis sobre el Pan de Vida: “Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68b). He aquí la diferencia abismal. Mientras los otros maestros de Israel le ofrecen consejos morales que, en definitiva, no son más que palabras inertes, propias de un dios inerte llamado dinero (Mt 6,64), el Señor Jesús proclama palabras vivas, propias del Dios vivo.

La cuestión es que las palabras vivas del Hijo de Dios chocan frontalmente con el sistema fraudulento que, tarde o temprano, toma cuerpo a causa del culto a la ley. Ante este choque la exclusión de quien lo provoca está servida.

Imaginemos la desestabilización que supuso para sus oyentes palabras como “mirad las aves del cielo, mirad los lirios del campo; vuestro Padre celestial está pendiente de ellos, ¿no lo va a estar mucho más de vosotros que sois preciosos a sus ojos?” (Mt 6,25…). No digamos ya cuando exhortó a sus discípulos a amar a sus enemigos, a los que les odian, a hacerles el bien sin esperar nada de ellos… (Lc 6,27).

No hay duda de que con esta forma de predicar y, por supuesto, de actuar, Jesús se ganó a pulso, primero la sospecha, y después la exclusión del pueblo santo. Sí, Él es el Gran Excluido de la historia. Exclusión más que “justificada” por los sumos sacerdotes, escribas, fariseos y, para remate, de todo el pueblo al acoger a Barrabás, culminando así el rechazo frontal al Hijo de Dios. Excluido, rechazado y levantado en la cruz, se convirtió en fuente de vida y esperanza de todos los excluidos por su causa, a los que Él mismo llama bienaventurados: “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos…” (Mt 5,11-12).

La mayúscula y enorme paradoja estriba en que de Jesús, el Excluido por excelencia a causa de sus palabras, habló Dios, su Padre, en el Tabor con una claridad que no admite la menor duda. Dijo: “¡Escuchadle!” Sí, nos parece seguir oyendo al Padre: Escuchadle, por más que lo que dicen de Él los que se llaman mis servidores, tengan a mi Hijo por endemoniado, inculto, embaucador y hasta blasfemo (Mt 6,65). ¡Escuchadle!, porque “Yo vivo en él y él en mí” (Jn 14,11).

 

 

jueves, 29 de mayo de 2014

El porcentaje de católicos aumenta


 
El porcentaje de Católicos aumenta
más rápido que la población mundial
 

 

Según los últimos datos publicados por el Vaticano, hay 1.229 millones de bautizados en el mundo, un 10 por ciento más que en 2005. Donde más aumentan es en África, con casi un 29 por ciento más de fieles, mientras que en Europa el número de bautizados baja ligeramente. Son datos del 31 de diciembre de 2012.

El número de sacerdotes ha pasado de 406 mil en 2005 a más de 414 mil.También hay más obispos, superan los 5 mil, y más seminaristas, que llegan hasta los 120 mil.

Por el contrario, el número de religiosos baja desde 2005 más del 7 por ciento hasta los casi 703 mil en todo el mundo. 

Sin embargo, sorprende el aumento de los diáconos permanentes. Han pasado de ser 33 mil en 2005 a 42 mil en 2012. Es un figura muy común en América que crece significativamente en Europa. 

Estos datos se recogen en el Anuario Estadístico 2012 que acaba de editar la Librería Vaticana. 

 

Según los últimos datos publicados por el Vaticano, hay 1.229 millones de bautizados en el mundo, un 10 por ciento más que en 2005. Donde más aumentan es en África, con casi un 29 por ciento más de fieles, mientras que en Europa el número de bautizados baja ligeramente. Son datos del 31 de diciembre de 2012.

El número de sacerdotes ha pasado de 406 mil en 2005 a más de 414 mil.También hay más obispos, superan los 5 mil, y más seminaristas, que llegan hasta los 120 mil.

Por el contrario, el número de religiosos baja desde 2005 más del 7 por ciento hasta los casi 703 mil en todo el mundo. 

Sin embargo, sorprende el aumento de los diáconos permanentes. Han pasado de ser 33 mil en 2005 a 42 mil en 2012. Es un figura muy común en América que crece significativamente en Europa. 

Estos datos se recogen en el Anuario Estadístico 2012 que acaba de editar la Librería Vaticana. 

sábado, 24 de mayo de 2014

El trueno en la distancia






Supongo que también habréis observado como en los últimos años han prosperado los negocios de las agencias de viaje en el mundo occidental.

Por suerte o desgracia mi trabajo me obliga a viajar con cierta frecuencia, y es que a las grandes compañías el mundo se les está quedando pequeño. Tal vez por esto durante mis vacaciones prefiero ir a mi pueblo o cualquier otro sitio tranquilo y no moverme demasiado.

Pero las agencias de viajes también prosperan porque la gente busca descanso y ellos lo prometen en paraísos lejanos. Y efectivamente la gente necesita profundo descanso, el problema es que muchas veces cuando llegas al supuesto paraíso que te vendió la agencia, resulta que añades más problemas a la gran carga mental que también te has llevado de viaje y al final muchas veces no descansas.

Y es que el verdadero descanso no está en huir y ni siquiera en el dormir, sino en detenerse y despertar y dejar los sueños e imaginaciones que siempre acabaran juzgando algo o a alguien, sueños e imaginaciones sobre ti mismo y sobre los demás, donde siempre verás que te faltará un ingrediente para ser feliz, aunque estés en la otra punta del orbe en las mejores condiciones.

Y es que el hombre realmente vive en su mente y en su corazón, no vive en Madrid, New York o Zanzíbar, eso son solo sitios donde esperas que te ocurran unas u otras cosas que ayuden a tu mente y a tu corazón para tú vivir en paz.

Pero el hombre sigue buscando paraísos donde hallar la paz, como si esta no le perteneciera por derecho propio esté donde esté y necesite desplazarse para conseguirla.

En su búsqueda incansable el hombre se ha ido a la luna a ver que encontraba, pero parece que lejos de traerse la paz del espacio exterior y de aquel planeta, se ha traído una loca carrera por conquistar otros planetas y descubrir otras estrellas y otras galaxias buscando……….explicaciones, paraísos nuevos y su propio origen .

Y es que resulta que cuanto más lejos miremos en el espacio exterior, más profundamente entraremos en el pasado; y la explicación está en la lentitud de la velocidad de la luz, si se la compara con la casi inimaginable distancia que debe atravesar.

Es decir la luz que vemos hoy de una estrella puede ser un impulso emitido hace años, o incluso puede que la estrella ya no exista.

En la vida diaria un fenómeno exactamente comparable resulta del tiempo que toma el sonido, que hace que escuchemos en la distancia un trueno ocurrido segundos antes, y que así escuchamos tanto más en el pasado cuanto más lejos nos encontramos de la tormenta.

Así que el hombre gasta cantidades ingentes de dinero, tiempo y recursos de todo tipo en fabricar grandes telescopios electrónicos y nucleares para mirar el pasado del universo esperando descubrir entre otras cosas y finalmente el “Big Bang” es decir “su origen”, ¿o mejor diríamos a su creador…..“Dios”?. Pero sin embargo no encontrará un paraíso detrás del telescopio si no ha sido capaz de vivir en el paraíso que Dios le puso en la tierra, y no verá a Dios mirando a las estrellas con el telescopio si no ha sido capaz de verlo mirándolas sin telescopio, no verá a Dios si no sabe mirar en el interior de su alma, y limpiar su corazón, eso sí, tendrá suficiente información sobre la mecánica del universo como para dedicar vidas y vidas de estudio.

No estoy diciendo que la ciencia y la investigación sean inútiles, de hecho creo que son los científicos y no los políticos los que mejoran la calidad de vida de las personas, pero también es cierto que el hombre ha hecho grandes esfuerzos económicos en programas espaciales e investigaciones nucleares y armamentísticas al margen de toda ética, descuidando otras necesidades de mayor urgencia para sus hermanos.

Miramos a las estrellas con telescopios y descuidamos nuestra capacidad de ver con la mirada interior, con los ojos del alma.

Así cada vez somos más el número de ignorantes adulterados por el estudio, convencidos de estar muy preparados, y ni siquiera sabemos qué hacemos aquí.

La ciencia debe de ir unida a la conciencia y nunca llegaremos a tener verdadero conocimiento del universo si no nos acordamos de Dios cuando escuchamos el trueno en la distancia.

 J.J. Prieto Bonilla.

 


miércoles, 21 de mayo de 2014

Jesús apodera a sus apóstoles Lc 9,1- 1




                                     
Llegó el día en que Jesús reunió a los doce y les dijo: ¡Chicos, escuchadme bien! “A partir de ahora os doy autoridad sobre todos los demonios, curad enfermedades y predicad el reino de Dios” (y voy yo y nazco en el siglo XX con una Bronquitis y unas manías…).

“No llevéis nada para el camino: Ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni dos túnicas” A Jesús ¡qué poco le entiendo!… O sea, que si te duele el pié, te aguantas sin bastón; si tienes hambre y te mareas, bebe agua (si hay); si se te rompe la túnica, allá películas… Yo más bien creo que lo que quería decir es que no te entretengas en chorradas de cualquier clase y te centres en lo que tienes que hacer… En tu medida, promulgar el Evangelio y cumplirlo con bastón o sin bastón, pero que nada te nuble el sentido de tu vida como CRISTIANO para la VIDA que te espera en el cielo.

Después les dijo: “Entrad en cualquier casa y quedaros allí, sí o sí; pero si no os reciben en aquel pueblo, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos”. ¡Vamos, que a la porra el pueblo!!!

Siempre habrá personas que quieran escuchar y ser CURADAS de alma, amparadas en sus vidas por la Gracia de Dios. Esto no quiere decir que estemos exentos  de peligros, ni mucho menos, pero con los “guarda-espaldas” que nos pone, saldremos victoriosos, aquí o allá, el cuándo es lo de menos. Ya, ya sé que para nosotros tiene que ser aquí y ahora… ¡Es que no tenemos ni pizca de paciencia!  

¡SEÑOR CONFÍO EN TI, menuda frase!, que por cierto, usamos “el confío” con nuestros hijos, amigos etc. - que a veces nos dan cada revés que…- y en cambio con Él nos cuesta ¡cantidubi!, como no le vemooooos… Pues vuelvo a repetir: “Benditos los que creen sin ver”. Es mi frase preferida y creo que también la de Jesús que está harto de decirlo ¡casi dos milenios “erre que erre”!, y nosotros como el que no se fía mucho… Si nos saliera del corazón sin dudar, sin peros, otro gallo cantaría.  

Jesús nunca falla ¿Se nos puede meter en la mollera?
Emma Díez Lobo

lunes, 19 de mayo de 2014

Magnificat




Magnificat
Poema inédito de Karol Wojtyla, hoy San Juan Pablo II
 
Adora, alma mía, la gloria de tu Señor,
el Padre de la gran Poesía, tan lleno de bondad.
Él fortificó mi juventud con ritmo admirado,
mi canto, en yunque de roble, ha forjado.
Resuena, alma mía, con la gloria de tu Señor,
Hacedor del Saber angelical, benévolo Hacedor.
Apuro hasta los bordes la copa de vino, con gratitud,
en Tu fiesta celestial -cual un siervo orante-,
porque embelesaste extrañamente mi juventud,
porque de un tronco de tilo tallaste una forma rozagante.
¡Tú eres el Maravilloso, el Escultor de santos tallados!
- Por mi camino hay muchos abedules y robles numerosos.
- Soy como un surco soleado, un campo sembrado,
como una arista joven y brusca de los Tatras rocosos.
Bendigo Tu sementera, en Oriente y en Occidente,
¡siembra, Labrador, tu tierra, con generosidad!
Que, por la nostalgia y la vida, la juventud incipiente
se vuelva un fecundo trigal, una luminosa ciudad.
Que te adore la felicidad, el misterio grandioso,
me hinchaste tanto el pecho con la voz cantante,
permitiste en el azul hundir mi pobre rostro
y mandaste a mis cuerdas melodías incesantes.
Porque en esta melodía, como Cristo has aparecido.
Mira delante -Eslavo- las luces sanjuaneras...
El santo roble no perdió las hojas, tu rey sigue vivo,
porque es amo de su pueblo y sacerdote, y así era.
Adora al Señor, alma mía, por la corazonada sigilosa,
por la primavera que entona los sentimientos góticos,
por la juventud ardiente, la copa de alegrías gozosas,
por el otoño similar a rastrojos y brezos melancólicos.
¡Adóralo por la poesía; por la alegría y el dolor!
La alegría de dominar el azul y el oro, la eterna morada,
porque en palabras se encarne el gozo, el gran ardor,
porque recoges esta madurez, esta cosecha segada.
El dolor es la tristeza vespertina de expresiones inefables,
cuando con el éxtasis ondeante nos abraza la Belleza,
Dios se inclina hacia el arpa -más el rayo se quiebra
en la vertiente rocosa-, las palabras no tienen fuerza.
Faltan las palabras. Soy como un Ángel caído,
una figura en un pedregal, en un pedestal de mármol;
Tú le insuflaste nostalgia a la figura y brazos esculpidos,
por eso se alza, desea. De estos ángeles soy.
Y aún Te adoraré, porque en Ti está la hospitalidad,
premio por cada canto, el día de la idea santa
y la alegría -vuelta canto del himno a la maternidad,
y la palabra silenciosa de fidelidad-. ¡Elí más cabal!
Sé bendito, Padre, por la tristeza del ángel,
por la lucha del canto contra la mentira, combate inspirado del alma
y aniquila en nosotros toda la mezquindad de la palabra,
quebrántala, y la forma, como a un hombre mentecato que se jacta.
Ando por tus caminos -yo, el trovador eslavo-.
En solsticios toco música a muchachas y peones,
pero el canto de mi oración, con tonos modulados,
lo arrojo a Ti Único, a Ti en el trono de roble.
¡Sea bendito el cantar entre los cantares!
¡De mi alma y de la luz, benditos sean los sembrados!
¡Adora, alma mía, a Él, quien cubrió con creces
mi espalda con el terciopelo y el raso de los potentados!
Bendito tallador de santos, eslavo y profeta,
-apiádate de mí- soy recaudador de impuestos inspirado.
Adóralo, alma mía, con canto, cercana es la meta,
para que el himno quede sonoro y consumado.
Y que el himno sea: ¡Poesía! ¡Poesía!
La semilla añora como el alma que sufre brechas,
mis caminos sean sombreados de robles y acacias,
para que agraden a Dios las juveniles cosechas.
¡Libro Eslavo de Añoranzas! Al final sigue resonante,
como de coros de Resurrección, la primaveral música,
con el canto santo y virgen, con la poesía prosternante
y con el himno de humanidad, el Divino Magníficat.
 

viernes, 16 de mayo de 2014

Unos pasos en el mar

       La fe tiene mucho de instinto de supervivencia. Me explico. Cuando un hombre, aun consciente de todas y cada una de sus debilidades, se sabe en Dios, sabe también que ha vencido a la muerte. Más aún, comprende por qué los santos Padres de la Iglesia decían que Dios se hizo hombre para que éste llegase a ser Dios, y, por lo tanto, inmortal.




“La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar” (Mt 14,24-25). 

Hemos visto anteriormente que Jesucristo había obligado a los discípulos a navegar mar adentro y, también, qué significaba este gesto. Nos dice Mateo que la barca se alejó de tierra muchos estadios. El estadio es una medida de longitud equivalente a unos ciento cincuenta metros, por lo que podemos deducir que los discípulos se alejaron bastante hacia el mar. Este dato es significativo para calibrar la experiencia de fe y salvación que van a vivir. Se desata una violentísima tempestad que coge desprevenidos a los discípulos. La situación se vuelve caótica por momentos; no saben cómo reaccionar y no hay cómo volver a la orilla, es más, ésta no está ni siquiera al alcance de sus ojos. Digamos que Jesús, ante la debilidad de sus discípulos, que no es sino la debilidad de todo hombre para acoger la fe adulta, les ha llevado a hacer esta experiencia seria, profunda, y que, por supuesto, no hubiesen hecho por propia iniciativa. Experiencia profunda y radical ya que no hay a la vista ningún asidero que sirva de salvación. Jesús, que es Maestro, -el único Maestro- conduce al hombre a la fe iniciándolo en la escuela de la confianza. Escuela en la que constata que la palabra de salvación se cumple. Es necesario que el discípulo aprenda a distinguir entre la Palabra que viene de Dios y multitud de palabras que, por muy prometedoras que suenen a sus oídos, son impotentes para penetrar en el centro profundo de sus problemas personales. Hablando de la experiencia de fe y salvación, hemos de remitirnos en primer lugar a la historia salvífica que Dios hace con Israel. Llega a la tierra prometida y Dios le dice: esta tierra es vuestra, os dará fruto y también alimento para vuestros ganados. Será rica en todo tipo de minerales, en fin, una tierra inestimable. Lo único que os propongo es que no hagáis alianza con otros pueblos pues os emparentaríais con sus dioses. Una vez que Israel se asienta en la tierra prometida y crece poderosamente, vive la experiencia de los demás pueblos. También él se encuentra en situaciones en que es amenazado y atacado por ejércitos invasores. Cunde el pánico, y su falta de confianza en Yahvé hace que mire a derecha y a izquierda buscando una alianza con la cual fortalecerse, un apoyo que le permita escapar del peligro, salir airoso de su situación. Poco a poco entra en el alma del pueblo la percepción de que es más fiable una alianza con una potencia extranjera, ya que ésta es palpable, que con Dios a quien no ve. Las palabras de exhortación a la confianza que Yahvé le había dirigido -no temáis, yo os traje aquí, yo os protegeré de vuestros invasores- quedan lejanas y vacías de contenido. 

Jesús camina sobre las aguas A. Pavia. 
 Editorial Buena Nueva

lunes, 12 de mayo de 2014

Sra. con súper-reglas y la niña de Jairo ( Lc 8,4 -40 )


      

Este fue un día a tope… Por la mañana cura a una señora y más tarde resucita a la nena de Jairo. ¡Pobre, como me lo llevaban de un lado a otro!, y a Él que le encantaba… ¿Pero la gente creía que era el Hijo de Dios? Eso es otra historia, ya podía hacer lo que fuera que al final lo machacaron. Pero mira tú por dónde y por todo aquello, hoy hablamos de Él como si fuera ayer y será mañana. Dios lo sabía muy bien… ¡Bueno, aquí me tienes después de 2014 años!, son muchos ¿verdad?
Y ahora el suceso: Erase una señorina con tantas hemorragias, que se estaba quedando hecha un pajarín (y encima con lo que duele), tanto que un día cuando Jesús iba a la casa de Jairo -la gente pegada a él como en una manifestación-, de repente le tocan la túnica y…
-“¿Quien me ha tocado y tirado de mi túnica?” ¡Todo un carácter!
- Nadie Maestro, le dicen los apóstoles, eso es que la gente está empujando, somos tropecientos…
- “De eso nada, porque yo he sentido que de mí ha salido una fuerza…”  (Fue la FE de la señorina que se llevó la energía de Jesús; recuperable ¡claro!)
Pero la mujer al verse descubierta y curada al instante, se postró a los pies de Jesús y contó que había sido ella porque estaba enferma. Jesús le dijo: “Hija, tu FE te ha curado, vete en paz” (menopausia al canto). Nosotros no podemos tirar de la túnica y tenemos que ir al médico… Pero si os dais cuenta, ahora, ellos son como la túnica de Dios, Él trabaja por manos ajenas, dando a la ciencia conocimiento sin fin; pero la fe, la fe siempre será la misma…     
Y mientras Jesús hablaba, se acercó uno de la sinagoga amigo de Jairo para decirle: “No molestes más al Maestro que la niña ha muerto”. Jesús al oírlo exclamó: “No temas, basta que tengas fe y se curará” y llegando a la casa, agarró a la niña de la mano diciendo “niña despierta” y la niña recobró la vida… ¡RECOBRÓ LA VIDA! Jesús dijo que no lo contaran a nadie ¡Qué cosas tiene!, ¿alguna  explicación tendrían que dar, no? Pues no sé si le harían caso, porque cosas más gordas que esta, no hay.
Todos recobramos la vida cuando estamos con Él, mejor aún, recobramos dos vidas: La que vivimos en la tierra, con milagros iguales a aquellos -cuando quiere- y consuelo sobre todo en las amarguras; y la otra vida, la que nos llegará agarrados de su túnica. Así pues tenemos más suerte que la hija de Jairo, sin lugar a dudas.
Y lo bueno, ¡sin verle!!! “Benditos los que creen sin ver” y sin tocar que eso es el sumun. Ellos lo tenían “tirado”; nosotros… ¡Los mejores!


Emma Díez Lobo 

sábado, 10 de mayo de 2014

Palabras







Dicen que no se termina de aprender un idioma hasta que no se piensa en ese idioma, y esto es una clara muestra de que los pensamientos son palabras o sonidos y las palabras o sonidos son pensamientos.
Yo por ejemplo puedo invitarte a pensar en un kapih y no es fácil que seas capaz de lograrlo, pero si te digo que pienses en un mono, la cosa cambia y sin embargo la palabra significa lo mismo en diferentes idiomas.
Lo que es innegable es que yo pienso en castellano, otro piensa en inglés, otro en francés y otro en polaco, por ejemplo.
También dicen que el lenguaje evoluciona, aunque lo que yo creo es que la mayoría de las veces el lenguaje involuciona o mejor dicho se contamina y degrada perdiendo el verdadero significado de las cosas y por tanto el conocimiento verdadero de las mismas. Esta contaminación de un idioma no es tanto por la mezcla con otros idiomas sino por nuestra ignorancia e irreflexión.
Si conoces por tanto un idioma y lo utilizas con corrección y piensas en dicho idioma, eso mismo estarás haciendo con tus pensamientos, y la precisión en las palabras, será precisión en las ideas y en el pensamiento. Pero desgraciadamente si algo se ha descuidado en la educación de nuestros jóvenes, es esta precisión en el lenguaje, sin darnos cuenta como esto repercute directamente en nuestro sistema de pensamiento y capacidad por tanto de verbalizar nuestros sentimientos y emociones y los de los demás.
Desgraciadamente, hoy las cosas son “Guays” (grandes, pequeñas, bonitas, feas, etc.) dependiendo del asunto en cuestión, o “Cutres” (grandes, pequeñas, bonitas, feas, etc.) también dependiendo del asunto en cuestión.
Claro, no puedo imaginar que puede haber en la mente de alguien cuyo lenguaje queda reducido a cosas “guays” o cosas “cutres”, digamos que pierde capacidad de pensamiento y por tanto de verbalizar y reconocer sus emociones, sencillamente le pasarán cosas y no sabrá que le pasa, se sentirá guay o cutre, sin mayor capacidad de análisis, perdiendo así muchas posibilidades de acceso al mundo sutil o mental que le brinda su maquinaria humana, como conocimiento a través del lenguaje.
No estoy invitando a nadie a que sea un redicho ni se aprenda el diccionario de memoria, estoy diciendo que la precisión en el lenguaje y en el pensamiento van de la mano, con muchas o pocas palabras.
Yo no soy ningún gran conocedor del lenguaje como todos podéis haber comprobado, sin embargo sé apreciar la belleza de la palabras que se utilizan en los Salmos o en libros como el Eclesiastés o el evangelio de San Juan, que sin utilizar un lenguaje rebuscado o excesivamente elaborado resulta de una gran precisión y belleza ,llegando a tocar en el corazón, y esto es sin duda, porque algún tipo de disciplina ha actuado sobre la mente y el corazón del narrador, que le da esa capacidad de tocar con su palabra el corazón de las personas.
Y dicha disciplina, no es ni más ni menos que hablar con Dios, es decir, la oración.
Hablar con Dios te dispone una actitud de respeto en tus palabras y la lectura de las Escrituras disciplina el habla de forma que no solo llega a no ser hiriente para nadie, sino que agrada y conforta el espíritu de los demás
Y lo más sorprendente es, que aunque uno ore sin palabras el efecto es el mismo.
Una oración sincera sale del corazón y una práctica continuada de la oración, hace que el individuo aprenda a hablar desde el corazón.
Lo que se dice desde el corazón, llega fácilmente y tiene su efecto en los corazones de los demás, lo que se dice desde la mente, llega con mayor dificultad y tiene su efecto en la mente de los demás, pero lo que se dice desde la garganta y de forma irreflexiva, es hablar por hablar, llena el espacio de ruido y no llega a nadie.
El poder de la palabra es inmenso y su disciplina es la oración y la lectura de las Escrituras.
Todos los cristianos estamos seguros de que cuando Jesús decía a una persona “vete en paz”, ya no quedaba más remedio y esa persona marchaba en paz, por muy agitada que hubiera estado; Por el poder de su oración, por el poder de su palabra en el corazón de los hombres.
Imagino que cuando Jesús decía “tus pecados son perdonados”, esa persona sentía el perdón y misericordia de Dios en su corazón y su ego y su sufrimiento mental serían barridos de sopetón; Cuanto mejor esto, que curar una cojera o una ceguera.
Y todo por el poder de su palabra, capaz de llegar a lo más profundo del corazón, por el poder de su constante oración.
No es casualidad que sus discípulos más directos le dijeran con gran precisión, “Tú tienes palabras de vida eterna”.
Podrían haber dicho “que guay”, pero no habría sido lo mismo.

J. J. Prieto Bonilla.


lunes, 5 de mayo de 2014

El oleaje y la calma “chicha” Lc 8,4-22



                           
Jesús se pasaba el día haciendo “pruebas”… Casi mata del susto a los discípulos. Resulta que un día les dijo: “Ale, vamos todos en la barca a la otra orilla”… ¿Pero para hacer algo allí?, Ahora eso no cuenta, lo que cuenta es la que se armó en el lago…
Resulta que Jesús con eso del vaivén de las olas se “quedó dormido”… Ya ya, tenía un ojo más abierto… Total, que de pronto aparece un tormentón “sin avisar”, de tal calibre que los pobres apóstoles creyeron perder la barca y la vida.
-¡Maestro, Maestro, despierta de una vez porfa,  que la barca se hunde y perecemos!”.
Jesús se levantó (no sé como lo haría porque aquel meneo debió ser de ¡órdago!) y con sus manos levantadas hacia el mar, amainó el viento y las olas quedaron en calma…
Y ahora viene la bronca: “¿Donde está vuestra FE?”.
Yo no sé donde tendrían la fe, pero la verdad es que si no es porque se despierta y con esa diminuta fe de los apóstoles (como la nuestra)… ¡Claro que ellos mismos habrían podido amainar las aguas o saber que nada les sucedería estando con Jesús! La FE mueve montañas y calma olas.
En el mundo falta Fe. No podemos ser puntuales, es decir, acordarnos de Él en momentos cruciales y es lo que hacemos para después preguntarle ¿Dónde estabas Tú…? y Él te dirá ¿Y tú?  
Y se dijeron los apóstoles ¿Quién es éste (ya les vale), que manda incluso a los vientos y al agua y le obedecen?
La FE es dura de pelar… Yo siempre le pido “aumenta mi fe” porque es de risa y eso que creo en Él, pero me falta FE para “mover una pluma”. Cuando las soluciones no parecen posibles, perdemos la “fe”; cuando lo que queremos no es contemplado, dudamos de Dios.
- Sí, tu fe con minúscula es de pena, pero no te agobies, eres “normal”. Si me lo pidieras con la FE de saber que yo mando sobre el mundo y creas que soy capaz de todo, pararé hasta un tsunami…
Pero como Dios conoce nuestra mente y nuestros temores, cuando suceden las cosas, Él nos ayuda en el dolor con el SUYO; no siempre nos regaña por no tener FE, Él tiene otras soluciones y ésta fue una de las razones de su venida: Sufrir por tu sufrimiento en la falta de FE… ¡Así le fue al pobre!  

¿Excepciones?, ¡claro!: Francisco, Teresa de Calcuta con su “Dios proveerá” y proveía, o aquel hombre con lepra que le dijo “Señor, si Tú quieres, puedes limpiarme” y Jesús al ver su FE dijo “Quiero, queda limpio”, y al instante la lepra desapareció.      

Emma Díez Lobo

viernes, 2 de mayo de 2014

Unos pasos en el mar



“La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar” (Mt 14,24-25).
Hemos visto anteriormente que Jesucristo había obligado a los discípulos a navegar mar adentro y, también, qué significaba este gesto. Nos dice Mateo que la barca se alejó de tierra muchos estadios. El estadio es una medida de longitud equivalente a unos ciento cincuenta metros, por lo que podemos deducir que los discípulos se alejaron bastante hacia el mar. Este dato es significativo para calibrar la experiencia de fe y salvación que van a vivir.
Se desata una violentísima tempestad que coge desprevenidos a los discípulos. La situación se vuelve caótica por momentos; no saben cómo reaccionar y no hay cómo volver a la orilla, es más, ésta no está ni siquiera al alcance de sus ojos. Digamos que Jesús, ante la debilidad de sus discípulos, que no es sino la debilidad de todo hombre para acoger la fe adulta, les ha llevado a hacer esta experiencia seria, profunda, y que, por supuesto, no hubiesen hecho por propia iniciativa. Experiencia profunda y radical ya que no hay a la vista ningún asidero que sirva de salvación.

Jesús, que es Maestro, -el único Maestro- conduce al hombre a la fe iniciándolo en la escuela de la confianza. Escuela en la que constata que la palabra de salvación se cumple. Es necesario que el discípulo aprenda a distinguir entre la Palabra que viene de Dios y multitud de palabras que, por muy prometedoras que suenen a sus oídos, son impotentes para penetrar en el centro profundo de sus problemas personales.

Hablando de la experiencia de fe y salvación, hemos de remitirnos en primer lugar a la historia salvífica que Dios hace con Israel. Llega  a la tierra prometida y Dios le dice: esta tierra es vuestra, os dará fruto y también alimento para vuestros ganados. Será rica  en todo tipo de minerales, en fin, una tierra inestimable. Lo único que os propongo es que no hagáis alianza con otros pueblos pues os emparentaríais con sus dioses.

Una vez que Israel se asienta en la tierra prometida y crece poderosamente, vive la experiencia de los demás pueblos. También él se encuentra en situaciones en que es amenazado y atacado por ejércitos invasores. Cunde el pánico, y su falta de confianza en Yahvé hace que mire a derecha y a izquierda buscando una alianza con la cual fortalecerse, un apoyo que le permita escapar del peligro, salir airoso de su situación.

Poco a poco entra en el alma del pueblo la percepción de que es más fiable una alianza con una potencia extranjera, ya que ésta es palpable, que con Dios a quien no ve. Las palabras de exhortación a la confianza que Yahvé le había dirigido -no temáis, yo os traje aquí, yo os protegeré de vuestros invasores- quedan lejanas y vacías de contenido.
Jesús camina sobre las aguas       
 A. Pavia..  Editorial Buena Nueva