Este fue un día a tope…
Por la mañana cura a una señora y más tarde resucita a la nena de Jairo.
¡Pobre, como me lo llevaban de un lado a otro!, y a Él que le encantaba… ¿Pero
la gente creía que era el Hijo de Dios? Eso es otra historia, ya podía hacer lo
que fuera que al final lo machacaron. Pero mira tú por dónde y por todo
aquello, hoy hablamos de Él como si fuera ayer y será mañana. Dios lo sabía muy
bien… ¡Bueno, aquí me tienes después de 2014 años!, son muchos ¿verdad?
Y ahora el suceso:
Erase una señorina con tantas hemorragias, que se estaba quedando hecha un
pajarín (y encima con lo que duele), tanto que un día cuando Jesús iba a la
casa de Jairo -la gente pegada a él como en una manifestación-, de repente le
tocan la túnica y…
-“¿Quien me ha tocado y
tirado de mi túnica?” ¡Todo un carácter!
- Nadie Maestro, le dicen los apóstoles, eso es que la gente está
empujando, somos tropecientos…
- “De eso nada, porque yo he
sentido que de mí ha salido una fuerza…” (Fue la FE de la señorina que se llevó la
energía de Jesús; recuperable ¡claro!)
Pero la mujer al verse
descubierta y curada al instante, se postró a los pies de Jesús y contó que
había sido ella porque estaba enferma. Jesús le dijo: “Hija, tu FE te ha curado, vete
en paz” (menopausia al canto). Nosotros no podemos tirar de la túnica y
tenemos que ir al médico… Pero si os dais cuenta, ahora, ellos son como la
túnica de Dios, Él trabaja por manos ajenas, dando a la ciencia conocimiento
sin fin; pero la fe, la fe siempre será la misma…
Y mientras Jesús
hablaba, se acercó uno de la sinagoga amigo de Jairo para decirle: “No molestes más al Maestro que la niña ha
muerto”. Jesús al oírlo exclamó: “No temas, basta que tengas fe y se curará”
y llegando a la casa, agarró a la niña de la mano diciendo “niña despierta” y
la niña recobró la vida… ¡RECOBRÓ LA VIDA! Jesús dijo que no lo contaran a
nadie ¡Qué cosas tiene!, ¿alguna
explicación tendrían que dar, no? Pues no sé si le harían caso, porque
cosas más gordas que esta, no hay.
Todos recobramos la
vida cuando estamos con Él, mejor aún, recobramos dos vidas: La que vivimos en
la tierra, con milagros iguales a aquellos -cuando quiere- y consuelo sobre
todo en las amarguras; y la otra vida, la que nos llegará agarrados de su
túnica. Así pues tenemos más suerte que la hija de Jairo, sin lugar a dudas.
Y lo bueno, ¡sin
verle!!! “Benditos los que creen sin ver”
y sin tocar que eso es el sumun.
Ellos lo tenían “tirado”; nosotros… ¡Los mejores!
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