lunes, 27 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra Jesús y Pedro (Jn 21, 15-18)

 


Un israelita agobiado y apesadumbrado por sus pecados, suplica así a Dios: " Tenme piedad, Dios mío, cura mi alma, pues he pecado contra ti" (Sl 41,5).

 Nos acercamos a Pedro a la luz del dolor despiadado de este salmista. Nos dice Lucas que después de negar por tres veces a Jesús, este se volvió hacia él le miró y Pedro derrumbándose rompió a llorar amargamente.  (Lc 22,61-62).

 No creo que sea posible medir la aflicción del pescador de Galilea; los reproches con los que se flageló. Recordaría denuncias de Jesús a los fariseos como, por ejemplo: "... ellos dicen y no hacen..." (Mt 23,3...) y se diría: ¡Ese soy yo, sí, yo que dije a Jesús “daré mi vida por ti... “(Jn 13,37).

 Sus lágrimas, indeciblemente agrias regaron su corazón dando lugar al fruto de la humildad; ¡se había dado cuenta de que no era mejor que los fariseos a quienes había juzgado tantas veces! Sus lágrimas eran como portavoces clamando por Jesús, el Redentor el único que, con su Amor, que no es de este mundo, podía crear en él un corazón nuevo.

Quería con toda su alma verle resucitado...pero una duda - satánica - le acosaba: ¿Querría Jesús tenerle a su lado como discípulo? 

 (Continua el Miércoles) 

  

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

domingo, 26 de febrero de 2023

Cuando el desierto florece y amanece la luz

 


Tiene color ceniciento este tiempo, con sus brumas mañaneras, con el frío propio de la época y la luz más acortada en los días. Así es el marco de cada cuaresma cuando los cristianos comenzamos nuevamente la andadura que nos conducirá a la pascua. Pero tal vez podamos pensar que se trata de un dejà vu, de algo demasiadas veces visto que hace tiempo que dejó de conmovernos. Los ritos se suceden como se sucedieron los navideños sin solución de continuidad. Ahora no tocan turrones y villancicos, sino cenizas y penitencias, las consabidas y propias del tiempo cuaresmal.

Y, sin embargo, en esta cuaresma única e irrepetible, nos podemos adentrar en algo tan inédito que nunca antes había sucedido y nunca después se repetirá. Porque la vida nos depara siempre la fecha de un tiempo distinto y el domicilio de una circunstancia diversa. Hace un año, hace una cuaresma… era otro tiempo y había otras circunstancias. De hecho, de entonces para acá nos faltan gentes que hemos perdido, tenemos otras que nos han llegado. Se superaron sinsabores que amenazaban con acorralarnos y aparecieron otras pruebas que a fondo nos probaron en la paciencia y la esperanza. Caducaron algunas alegrías, mientras que han podido sorprendernos otras con las que no contábamos.

Un tiempo y una circunstancia, como el trasiego de los años y el cambio de los contextos, que nos invitan a sacudirnos las inercias, a despertar nuestros letargos y admirarnos por lo que cabalmente viene a sorprendernos. De aquí que nos hagamos la pregunta: ¿Qué nos van a traer estos cuarenta días cuaresmeros? ¿Qué se nos recordará de cuanto fácilmente hemos olvidado? ¿Qué se nos dará o se nos dirá con sabor a estreno? Todo un itinerario de verdadera atención, que es la que sustenta la conversión cristiana.

Tenemos motivos como para abrirnos a esta novedad, precisamente cuando en el horizonte cotidiano nos sentimos cansados de tanta monserga politiquera que ya nos satura con sus desplantes en las exclusiones y descartes de los menos favorecidos, con sus mentiras cuyos engaños se empeñan en presentarse como herramienta cansina de la mala gobernanza, con la improcedencia esperpéntica de demasiadas leyes inútiles que sólo responden al diseño de una ruta ideológica que nos quieren imponer con premura porque a sus fautores se les acaba el alpiste de su jauja. Y frente a todo este mundo tan tóxico e irrespirable que va generando hartura y descrédito, los cristianos nos damos este tiempo que quiere ser de hondura inteligente, de realismo humilde, de apertura a la gracia divina que enciende su luz inapagable en medio de todas nuestras penumbras.

Hay tres gestos típicamente cuaresmales, que quizás no siempre los sabemos poner de relieve por una traducción costumbrista y demasiado desgastada. Se nos invita en este tiempo a la limosna, a la oración y al ayuno. Pero nos encontramos con su explicación clásica de dar unas monedas, de recitar unas plegarias o de privarnos de algún alimento. No obstante, estos tres gestos cuaresmales significan mucho más. Porque la limosna más importante no está en entregar unas perrillas, sino en la entrega de nuestra propia persona con su tiempo, con sus talentos y cualidades. La oración no es mascullar plegarias sin más, sino tener la certeza de estar siempre esperados, siempre mirados y siempre acompañados por ese Dios que en todo momento está junto a todas mis veras. Y el ayuno, cuando es inteligente, consiste en privarse de aquello que nos hace daño, lo que nos enajena del Señor y nos enfrenta a los hermanos, todo aquello que termina destruyéndonos de tantos modos por dentro y por fuera. Es lo que la nueva cuaresma nos invita a acoger y expresar como camino por el desierto que podremos ver florecer en la pascua, como una luz amanecida tras tanta noche de pertinaz negrura. Hay esperanza como el vergel florece y la mañana se enciende.

 

+ Jesús Sanz Montes

Arzobispo de Oviedo

sábado, 25 de febrero de 2023

Domingo I Cuaresma (Mt 4,1-11)

 


Hambre de Dios

 Jesús es tentado en el desierto. Dice Mateo que después de un ayuno prolongado sintió hambre, y el demonio le dio como solución que convirtiera unas piedras en panes. A primera vista la cosa parece lógica, pero Jesús ve más lejos y por eso responde al tentador: " No solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

 Vamos ahora por partes. Satanás no nos tienta demasiado cuando las cosas nos van bien sino cuando aparece "el hambre" es decir cuando somos golpeados por decepciones, disgustos, humillaciones...etc. Satanás aprovecha estos bajones en nuestra vida y nos insinúa la salida fácil, incitándonos a venganzas, difamaciones, calumnias e incluso a emplear la violencia y, ante estas insinuaciones que el tentador nos susurra al oído del corazón y que no son soluciones sino un envenenamiento del problema, Jesús nos invita a buscar primero el Pan de la Palabra: su Evangelio que es el Camino la Verdad y la Vida (Jn 14,6) para recuperar la paz del corazón.

 Jesús, Palabra del Padre es el Pan de Vida profetizado por Isaías: Venid a mí todos los sedientos… ¿Por qué gastar vuestro dinero en lo que no es pan?  Aplicad el oído y venid a mí: Oíd y vivirá vuestra alma " (Is 55,1-3).

 

  

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

jueves, 23 de febrero de 2023

El otro terremoto del sinsentido

 


Los hemos visto olfatear el hilo de la vida, y adentrarse entre escombros hasta dar con las personas que yacían debajo de vigas, piedras y polvo, en total oscuridad, sin aire, sin agua, sin alimento alguno durante horas y horas, durante días. Hemos seguido esta hazaña de nuestros perros adiestrados como extraordinarios colaboradores de los bomberos, militares, médicos y personal sanitario, junto a un sinfín de voluntarios en medio de la hecatombe de un terremoto devastador en Turquía y Siria. Era una hermosa simbiosis de unidad en la naturaleza creada, donde animales y hombres se juntan para salvar lo más precioso como es la vida misma siempre que ésta se encuentre amenazada.

En España llegaba la noticia del dolor por tamaña tragedia, junto con el gozo de cada pequeña victoria por una vida ganada a la muerte segura que se debatía contra reloj. Ha sido una vez más el precioso ejemplo solidario cuando de salvar una vida se trata. Y cuando algunos, con vestiduras rasgadas desde su lejanía cómoda, querían imputar a Dios que no hacía nada, para ellos ausente y fugado, la respuesta siempre ha sido que Dios estaba allí, debajo de los escombros y en las manos que los levantaban para sacar adelante a inocentes sepultados. Las dos presencias discretas, los dos gritos de dolor y esperanza, con los que Dios se compromete en cada circunstancia variopinta de la humanidad.

Por eso contrasta con otro terremoto humano que se ha podido escenificar en nuestro país ante leyes que responden a una ideología que no respeta la existencia: la vida incipiente de quien ya concebido no se le permite que nazca. La vida terminal de quien por ancianidad o grave enfermedad concluye su periplo necesitando la ayuda paliativa en ese tránsito y no el veneno letal que destruye. La vida tal y como ha sido dada y llegada, con su código genético, su género sexuado, su psicología de ánima y fisiología corporal, no con una modificación imperada por la confusión que se torna irreversible abocando a un desenlace irreparable que termina en la más terrible desgracia y en el suicidio, como los países que habiéndose adelantado en la quimera a duras penas intentan volver atrás.

Son leyes que no tienen una demanda social, ni permiten un debate sereno por parte de la sociedad a través de quienes desde la ciencia médica, la filosofía antropológica, la ética universal y la moral creyente, pueden aportar razones, acercar cautelas, prevenir errores y encontrar cauces para las soluciones deseables en cada escenario de conflicto de intereses, de preguntas sin respuestas impuestas y prestadas, de las grandes cuestiones en las que la vida nos la jugamos ante lo que es verdadero, bondadoso y bello, sin trampa torticera ni engaño tendencioso dictado al albur de una tropa ignorante y dictadora.

La prisa atolondrada con la que esta retahíla de leyes está viendo la luz con sus proclamas parlamentarias, sus concesiones y avales judiciales, su carga ideológica totalitaria, responde a una batalla declarada a cada persona afectada directamente por ellas con el pretexto de su defensa, generando división, confrontación crispada y un maremágnum de confusión como no se conocía en la historia. Pero también es una batalla camuflada al eterno proyecto del Creador y a la tradición antropológica cristiana. No sólo la cristiana, sino también una cosmovisión religiosa, humana y cultural cualesquiera que tenga el respeto por la vida humana en todos sus tramos (gestante, nacida o terminal), en su intrínseca identidad varón-mujer, y en su equilibrio natural soberano entre personas y animales. En nombre de una extraña libertad perrofláutica, se imponen leyes liberticidas que matan, que generan confusión destructora y siembran los dislates aberrantes de un mundo al revés. Es otro terremoto este, donde echamos de menos el compromiso de altura en donde todos nos ponemos a favor de esa vida como don y tarea, que no nos corresponde dilapidar, deportar y censurar hasta su destrucción advenediza e irreparable.

+ Jesús Sanz Montes

Arzobispo de Oviedo

miércoles, 22 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra Pies de barro (Dt 32,10)

 


Una pregunta: ¿Cómo nos ve El Señor Jesús cuando nos llama a ser sus discípulos? Nos ve con las mismas carencias que vio Yahvé en Israel cuando le llamó a ser su pueblo elegido en medio del mundo.

Leamos este texto: "Dios lo encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos... cuidó de él y le protegió como a las niñas de sus ojos " (Dt 32,10) Así, con todo tipo de carencias, es como Jesús nos encuentra y nos llama a ser sus discípulos/as.

Hasta entonces lo normal es vivir de apariencias, incluso con éxitos y logros deslumbrantes, pero que se apoyan, en cuanto caducos, en pies de barro (Dn 2,31-35) Así vio Jesús a la Humanidad en su Encarnación; anclada en   pies de barro. Compadecido de todos llamo a algunos "para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar " (Mc 3,13-14).

 Esta es nuestra Misión y también nuestra Fuerza: ¡Anunciar el Evangelio de Jesús desde Él!  Iluminados por su Sabiduría y apoyados en su Amor incondicional.

 

 

P. Antonio Pavía

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lunes, 20 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra (Is 50,4-6)

 

El oído y la boca 

 

Isaías nos dice en este texto que mañana tras mañana, Dios despierta el oído de sus amigos para que escuchen como discípulos.

 He ahí la razón de ser de la oración de los discípulos de Jesús y también de su crecimiento hasta llegar a ser sus discípulos amados; que Él les abre los oídos del corazón para poder comprender las Escrituras (Lc 24,45).

 Volvemos al texto de Isaías y reparamos en esta profecía acerca del Mesías: aceptará con Amor su Pasión gracias a la Fuerza que recibe del Padre por el hecho de tener su oído abierto a su Palabra: " Yahvé me ha abierto el oído y yo no me resistí ni me hice atrás, ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban ..." El que aceptase su Pasión gracias a la Fuerza de la Palabra no significa que no sintiera lo que sentimos todos ante el sufrimiento y la vejación. Su amor al Padre y a la Humanidad le impulsó a sobrellevar todos sus miedos y angustias.

 Oigamos lo que dice ante la proximidad de su Pasión:  " Ahora mi alma está turbada y! ¡qué voy a decir! ¡Padre!  ¿líbrame de esta hora?! ¡Pero si he llegado a esta hora para esto...! (Jn 12,27).

 Si, Jesús es el Buen Pastor que dio su vida por sus ovejas, por nosotros.

 

  

P. Antonio Pavía

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sábado, 18 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra Dom. VII T. Ord. (Mt 5,38-48)

 


Dios primero

 

Desconcertante este Evangelio. Nada de ojo por ojo, diente por diente, ni de resistirse ante los que nos agravian, aunque te golpeen en una mejilla...etc.

 Ante este pasaje de Jesús hay dos salidas: desvirtuarlo aduciendo que vivimos en otro contexto o por razones de conveniencia, o bien intentar cumplirlo apretando los dientes, que como bien sabemos, tiene poco recorrido. Ninguna de estas salidas es querida por Dios. La que Él desea es que actuemos con su Fuerza y su Gracia. Jesús, fiel a su misión según las palabras que el Padre le decía y que forman el Santo Evangelio, se revistió de la Fuerza inherente a ellas para serle fiel. 

 Guardando estás Palabras en su corazón pudo, en cuanto hombre, anteponer el razonamiento y el camino del Padre a su propio razonamiento y camino.

  Los discípulos de Jesús actuamos no según nuestras fuerzas y emociones sino con la Fuerza y el Gozo de vivir bajo el Amor y la Gracia incombustibles de Dios nuestro Padre. Él es el primero a la hora de tomas nuestras decisiones.

 

P. Antonio Pavía

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jueves, 16 de febrero de 2023

«Un año en Coria-Cáceres»

 

 

 El día 19 de febrero se cumple un año de mi ordenación episcopal en la catedral de Coria. Al día siguiente, el 20 de febrero, fue la primera misa en la concatedral de Cáceres. Me gustaría celebrarlo en esos mismos días y lugares, con todos vosotros para renovar la gracia del sacramento recibido. El 19 de febrero en Coria a las 12 horas en la catedral y el 20 en Cáceres, a las 18:30 horas en el Seminario Diocesano. Este año ha pasado rápidamente y con mucha intensidad. Echando la vista atrás, me salen del corazón tres palabras que quisiera compartir con todos: gracias, juntos y adelante.

Gracias a Dios por darme una familia tan grande a la que me unen profundamente los lazos de la fe. Me siento afortunado por formar parte de esta diócesis, por tener ya en esta vida 100 veces más padres, madres, hermanos… La acogida que he experimentado así me lo ha hecho sentir. Soy plenamente consciente de que no me reciben a mí sino al Señor que ha querido vincularse al ministerio apostólico con palabras recias: “El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado” (Mt 10, 40). Y pido cada día que sepa hacerle presente a Él, que mis pecados no desfiguren su santidad, que no sea obstáculo para su gracia.

Desde este servicio que el Señor me ha encomendado percibo que es importantísimo que haya comunidades vivas, que la fe genere lazos fuertes entre nosotros. La fe no puede vivirse aisladamente, cada uno por su cuenta. Quizás en una época de cristiandad donde todos éramos católicos, la comunidad eclesial quedaba más diluida en la sociedad. Pero hoy la prueba de la fe verdadera es la comunión, el sentido de pertenencia, el compromiso, la conciencia de que formamos una familia, la presencia pública… Si no afecta a nuestra vida, decirnos cristianos no pasa de ser una etiqueta o un barniz. Estamos llamados a asumir responsabilidades al servicio de los demás en la Iglesia y en el mundo.

La gran herejía de nuestros días no es tanto el ateísmo, la negación de Dios, sino la indiferencia, y no solo por parte de los se declaran no-creyentes, sino también de los mismos creyentes: una indiferencia práctica que nos iguala a todos en un vivir como si Dios no existiera, prescindiendo de él incluso en conversaciones. Pero con Dios caen también los grandes ideales, las apuestas de máximos en la vida, los compromisos radicales… Con Dios cae la trascendencia del mundo y el alma del hombre. Y realmente es una pobreza para la humanidad. Dios es nuestra mejor apuesta, nuestra mayor aspiración.

Durante los años anteriores nos hemos acostumbrado quizás demasiado a la ausencia o a la teleasistencia, que aumenta la distancia y el distanciamiento entre nosotros. No hace falta salir de casa para nada: todo lo podemos hacer desde casa sentados en un sillón desde hacer la compra hasta asistir a misa. Vemos la misa como una película, una serie o un espectáculo. La primera participación, la expresión básica de compromiso cristiano empieza por estar, por asistir, por sentarse junto a los demás, dar la mano, sonreír… Estar presente, es decir: “Aquí estoy, cuenta conmigo”, “me interesa” … En este momento es muy importante la acogida en nuestras parroquias y en las plataformas diocesanas: las puertas abiertas y el corazón más, “ensanchar la tienda” para recibir, e incluso salir a buscar, a los hermanos.

De 2021 2024 el Papa nos ha invitado a participar en el Sínodo universal. En Coria-Cáceres salimos con ventaja: el XIV Sínodo diocesano celebrado entre 2014 y 2017 fue realmente una experiencia de caminar juntos para anunciar el evangelio y construir el proyecto humanizador del Reino. Los documentos del Sínodo, para mí, son un auténtico vademécum al que recurro con frecuencia. Aportan criterios y líneas de acción aprobadas por todos y que cuenta con compromiso de todos. El Papa insiste en que “camino”, “sínodo” significa proceso, que no un acontecimiento puntual, sino también es necesario aplicarlo. Y nosotros nos encontramos en esta fase. Estamos en estado de sínodo permanente.

El Seminario también ha sido una apuesta importante para seguir adelante juntos. Es un signo de esperanza para toda la Iglesia diocesana. Tengo el convencimiento que Jesús sigue llamando a muchos a servirle en los hermanos también en nuestra diócesis. No me gustaría que nadie pudiera decir que no es sacerdote porque nadie le invitó, porque no le llegó la llamada de Jesús. Cuando cada uno la escuche, encontrará su vocación específica y su puesto dentro de una Iglesia ministerial. Para ello la formación es necesaria, no solo para los sacerdotes sino para todos los que asumen responsabilidades en la Iglesia.

La diócesis es como un cuerpo con diferentes miembros, en el que todos son necesarios. Por eso, además del Seminario estoy muy contento de que en este año se hayan ido poniendo poco a poco en marcha los organismos diocesanos: los consejos, las oficinas, las delegaciones… Ya hemos podido hacer la primera programación del año con la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos.

Cuánto agradezco la oración en las eucaristías, en las comunidades religiosas, especialmente contemplativas… Soy consciente de que no podría realizar este ministerio sin la gracia de Dios y la ayuda de los hermanos. Todavía sigo aprendiendo: siempre seré discípulo misionero y cristiano antes que obispo. Mi destino, mi santidad, mi salvación está unida a esta porción del Pueblo de Dios.

¡A todos, gracias! y ¡juntos, adelante! Con mi bendición,

+ Jesús Pulido Arriero

Obispo de Coria-Cáceres


Partiendo la Palabra (Ez 18,23) MIERCOLES DE CENIZA

 


PUBLICAMOS UNA SEMANA ANTICIPADA. PARA IR PREPARANDO NUESTRO CORAZÓN.


Entramos en el Miércoles de Ceniza de la mano de estas palabras que Dios inspiró a Ezequiel: " No quiero la muerte del pecador sino que se convierta de su conducta y que viva" ( Ez 18,23 ) A todos nos conmueve esta misericordia de Dios, pero también nos preguntamos cómo superar tantas inclinaciones perversas que nos pesan y que nos llevan a clamar como David : "...en la culpa nací, pecador me concibió mi madre" (Sl 51, 9) Si, somos pecadores y podemos decir cómo San Pablo: "Soy de carne vendido al poder del pecado.." (Rm 7,14) Si esta fuese la última palabra respecto a nuestra condición de pecadores vana sería la esperanza de un cambio en nuestra vida. 

 Sin embargo, no es esta la conclusión de Pablo cómo podemos ver al final del pasaje antes mencionado: "...! ¡Gracia y paz sean dadas a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! (Rm 7,25). Esta es la Buena Noticia que brilla para nosotros este Miércoles de Ceniza; que donde no llegamos nosotros, llega Jesús a quien amamos y seguimos. Él es la Vid verdadera y gracias a Él nosotros sus sarmientos damos fruto agradable a Dios Padre (Jn 15,1...)

  

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

martes, 14 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra (Is 50, 4-6) Háblame Señor (I)

 


En este texto, Isaías, inspirado por Dios nos ofrece esta profecía tan bella como profunda acerca de Jesús:  " El Señor me ha dado lengua de discípulo para que haga llegar al cansado una palabra alentadora..." 

Degustamos, hambrientos de Vida, una tras otra estas palabras proféticas. Vemos cómo Jesús cumple su misión en el mundo actuando no por su cuenta sino por la de su Padre que le ha enviado. De ahí que nos aclare que las obras que hace, las lleva a cabo en nombre de su Padre (Jn 10,25) Jesús cumple la misión que su Padre le ha confiado de hacer llegar al cansado - sí, a los cansados de la vida- palabras alentadoras, es decir portadoras del Espíritu de Dios.

 Fijémonos que como leímos en el pasaje de Isaías, Jesús, para dar el mundo estás palabras alentadoras necesitó como Discípulo del Padre tener el oído abierto a su Palabra, por eso nos dice: "El Padre que me ha enviado me ha encomendado lo que tengo que decir y hablar (Jn 12,49) Por eso, porque tiene las Palabras de Vida del Padre en su corazón, puede decirnos: "Venid a mí los que estáis cansados y agobiados que yo os daré descanso." (Mt 11,28…)

  

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

domingo, 12 de febrero de 2023

Hambruna y desigualdad

 


 El mes de febrero nos trae una cita que siempre nos convoca a un compromiso. Se trata de la célebre campaña contra el hambre, que la organización católica Manos Unidas vuelve a proponer cada año, atendiendo a alguno de los múltiples rostros que tiene la pobreza que nos deshumaniza. Hace ya más de seis décadas, un grupo de mujeres de Acción Católica se unió para dar la batalla contra el hambre de pan, hambre de cultura, hambre de Dios. Así nació Manos Unidas. Desde entonces nos ayudan a todos los cristianos a una sensibilización de profundo sentido evangélico, que tiene en su punto de mira los distintos retos con los que nuestra sociedad insolidaria y violenta, sigue aprovechándose de los más pobres y desfavorecidos, esos que son la predilección de Dios y que nos ha querido confiar a nuestras manos. Lo dijo Jesús: venid a mí, benditos de mi Padre, porque tuve hambre, estuve desnudo, fui emigrante, estuve en la cárcel, padecí enfermedad… y lo que hicisteis con cualquiera de los que han sufrido estos desgarros, me lo habéis hecho a mí mismo (Cf. Mt 25).

En esta ocasión, el lema gira en torno a la desigualdad. Hay un tipo de desigualdad que se deriva del punto de originalidad de cada uno de nosotros, por haber sido creados en serio y no en serie. Somos únicos e irrepetibles, y pretender una cierta homologación igualitaria, es lo que se intenta a través de algunas ideologías en curso con sus leyes políticas y sus cantinelas mediáticas. Pero hay otra desigualdad que proviene de la injusticia, de separar en violenta confrontación a hombres y mujeres, a ricos y pobres, al primer mundo de todos los demás mundos. Es contra esta desigualdad contra la que dirigimos nuestra mirada y unimos nuestras manos, para salir en defensa de los derechos del hombre que Dios imprimió en nuestra dignidad de hijos suyos y hermanos entre nosotros.

 Dice la campaña de Manos Unidas de este año: Frenar la desigualdad está en tus manos”. Y comentan cómo hemos de concienciarnos en el inmenso drama de la hambruna y la desigualdad, poniendo en el centro de nuestra mente y nuestro corazón a los millones de personas empobrecidas que viven en una pobreza extrema. Orar por ellas con una oración de intercesión al Padre que puede cambiar los corazones endurecidos. Un tiempo de reflexión profunda que nos llama a una conversión y a vivir con mayor sencillez y generosidad. Nos comprometemos, unidos en el espíritu, para que este mundo pueda lograr una auténtica transformación. Por desgracia, existen estructuras de pecado que operan en el mundo: modelos económicos cuyo fin es la ganancia y no el bien de la persona; explotación y descarte; conflictos bélicos y un largo etc.

 No vale lavarse las manos, pues estaríamos escurriendo el bulto, señalando a otros para que hagan algo, mientras nosotros nos inhibimos de modo cómodo o incluso cobarde, para mirar hacia otro lado a fin de que las imágenes de la pobreza y de la hambruna, no descoloquen nuestras seguridades blindadas de tantos modos.

 Hoy la falta de paz por la abundancia de guerras nos impone un modo de hambre y miseria, como recordaba Francisco recientemente: “Algunos meses atrás, el mundo estaba saliendo de la tempestad de la pandemia. Se vislumbraba un poco de serenidad y entonces la guerra en Ucrania vino a agregarse a las guerras regionales que en estos años están trayendo muerte y destrucción. ¡Cuántos pobres genera la insensatez de la guerra! Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia afecta a los indefensos y a los más débiles. Son millones. La razón se oscurece y quienes sufren las consecuencias son muchas personas comunes, que se suman al ya gran número de indigentes. ¿Cómo dar una respuesta adecuada que lleve alivio y paz a tantas personas, dejadas a merced de la incertidumbre y la precariedad? Hay que unir nuestras manos para superar la perniciosa igualdad que nos hace pobres de tantos modos.

 

+ Jesús Sanz Montes

Arzobispo de Oviedo

 

sábado, 11 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra Dom. VI T. Ord. (Mt 5, 17-37)

 


Haced lo que Él os diga

 Hoy nos dice Jesús: No he venido a abolir la Palabra sino a dar la plenitud. Sabemos que en la Palabra está la vida (Jn 1,4) y que las Escrituras nos dicen con frecuencia que quien, si guarda la Palabra en su corazón, guarda la Vida. Otra cosa es creernos esto hasta el punto de hacerlo nuestro. Igual que Pedro que chocó con su impotencia a la hora de arriesgarse por Jesús en su Pasión también nosotros, en general, nos vemos bloqueados ante algunas propuestas del Evangelio. 

 Israel conoció este bloqueo del alma y por medio de Isaías, suplicó así a un Dios: ¡Ay, si rasgases el cielo y descendientes! (Is 63, 19) Dios escuchó a su pueblo y se encarnó. Levantado en la Cruz grito al Padre antes de morir: ¡Todo está cumplido!

 Jesús llevo la Palabra - sin los recortes de los tibios- hacia su Plenitud. …como prometió en el Evangelio de hoy. Si; Jesús ha puesto a nuestra disposición la Plenitud de la Vida: El Evangelio de la Gracia y la Fuerza de Dios.

 

  

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

miércoles, 8 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra (Sl 116,10 – 11- II) A Contracorriente

 


En el texto anterior vimos a un fiel israelita, figura de los futuros discípulos de Jesús, que mantuvo su fe a pesar de la impiedad que le rodeaba.

 También hoy los discípulos de Jesús vivimos en un mundo en el que el mal y su hija, la mentira, campean a sus anchas.

 Oigamos pues lo que nos dice Jesús: " Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Jn 8,31-32). Nos acercamos a San Pablo a la luz de estas palabras de Jesús. El Apóstol vive en su carne el odio del mundo profetizado por Jesús (Jn 15,18...)  Creció como Discípulo de Jesús a base de persecuciones y desprecios incluso de parte de " falsos hermanos " (2 Co 11,26).  Sin embargo el testimonio que nos legó desde la cárcel donde estaba prisionero es para enmarcar en letras de oros. Lo leemos: " He combatido el buen combate, he llegado a la meta en mi carrera, he mantenido la fe " (2 Tm 4,7).

 Tal y como había dicho Jesús, Pablo se mantuvo en la Palabra, en la fe. El que guarda en Evangelio en su corazón, incluso cuando arrecia el vendaval de la persecución, sabe lo que es estar sostenido y amado por su Buen Pastor (Jn 10, 27-28).

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

martes, 7 de febrero de 2023

Déjame vivir un poco más

 

¿Sabes Dios? Quiero vivir un poco más para seguir rezando por los que se van o se fueron hace 1000 años. Me angustia saber que sufren una redención que no imaginaban y solo nuestras oraciones en la tierra les acorta el camino hacia Ti.  

Me pregunto ¿A cuántas almas alcanzarán todas las plegarias de la tierra?, solo sé que cada vez somos menos rezando y muchos más muriendo.      

La regla de tres se ha vuelto inversa. ¿Qué hacer? Yo casi nada por no decir nada con tantos como nos reclaman. Las vocaciones han disminuido, las Iglesias, las misas y los conventos de clausura para la oración, también.      

Si todo el mundo fuera consciente de las necesidades de las almas... Me pregunto si lo harán por mí o por nuestros hijos -yo no estaré- Voy a hacer una pancarta en mi lecho de muerte que diga: ¡Sin oración, no hay solución!, tal que en las “manifas” a ver si resulta y se enteran de una vez.           

Qué importante es pensar en todo esto... Crucemos Puertas Santas, ganemos Indulgencias Plenarias (conceden el Pleno Perdón): Ellos abandonan el purgatorio y a nosotros se nos borran las penas de las culpas perdonadas (en confesión) hasta ese momento. A más Indulgencias menos sufrimientos.        

Ojalá viva lo suficiente para ayudarles y ayudarme, pero son demasiados para tan pocos y aún quedarán menos... 

Mi testamento: Rezarme, aunque no queráis ni sepáis y aprovechad todos los años Santos (Jubileo) que llevan al cielo.   

 

Emma Díez Lobo

lunes, 6 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra (Sl 116,10-11) A Contracorriente

 


Entramos en el corazón de un fiel israelita que a pesar de sentir zarandeada su creencia en Dios, por la maldad y mentira que le rodean, se mantiene firme en la fe. Oímos su testimonio: "Tengo fe a pesar de que en mi consternación llegue a decir: todo hombre es mentiroso".

 Este israelita no se considera perfecto, pero le duele el alma que su pueblo, elegido por Dios, desprecia la Sabiduría, recibida de El en su elección, para marcar la diferencia entre el bien y el mal, la verdad y la mentira. Nuestro amigo sufre indeciblemente ante el desinterés de su pueblo por servir seriamente a Dios. 

 Isaías consciente también de esta realidad, denuncia en nombre de Dios al pueblo en términos fortísimos: " Ay de los que llaman bien al mal y mal al bien; los que tienen tinieblas por luz y luz por tinieblas " (Is 5,20)

 Más fuerte es la denuncia de Jesús al decir a unos fariseos que son hijos de Satanás;  el mentiroso y padre de la mentira (Jn 8,44) Esta es la realidad que estaba viviendo el salmista; un  hombre verdaderamente  fiel,  pues a pesar de vivir  a contracorriente,  mantuvo su fe, su fidelidad a Dios.

                                              (Seguimos el miércoles)

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

sábado, 4 de febrero de 2023

Partiendo la Palabra V Dom. T. Ord. (Mt 5, 13-16)

 


Luces en la oscuridad

 Dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros sois la Luz del mundo”; podría haber añadido, lo venceréis, porque yo estoy con vosotros (Mt 28,19-20).

 Os envío como hijos de la luz, (Ef 5,8)  con mi Fuego, para reanimar las almas desoladas; para acariciar con vuestras cálidas manos, soledades, para levantar a los que han plantado su vida en paramos inhóspitos.  Jesús envía a sus discípulos al mundo como regalo suyo. No necesitan reconocimientos de nadie. Tienen bastante con que El, desde el perdón de sus pecados y desde una experiencia más divina que humana, les haya preguntado tres veces como a Pedro: ¿Me amas? y que tras nuestro tembloroso asentimiento nos dijera: ¡Apacienta mis ovejas!

 Dadles, continua Jesús, mis Palabras de Vida y mi Amor...Perdonad sus pecados en mi Nombre. Por eso no necesitamos 6reconocimientos de nadie. No hay dinero para comprar el hecho de que nos haya confiado su Evangelio y la Evangelización.

  

P. Antonio Pavía

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