Dicen que no se termina de
aprender un idioma hasta que no se piensa en ese idioma, y esto es una clara
muestra de que los pensamientos son palabras o sonidos y las palabras o sonidos
son pensamientos.
Yo por ejemplo puedo
invitarte a pensar en un kapih y no es fácil que seas capaz de lograrlo, pero
si te digo que pienses en un mono, la cosa cambia y sin embargo la palabra
significa lo mismo en diferentes idiomas.
Lo que es innegable es que
yo pienso en castellano, otro piensa en inglés, otro en francés y otro en
polaco, por ejemplo.
También dicen que el
lenguaje evoluciona, aunque lo que yo creo es que la mayoría de las veces el
lenguaje involuciona o mejor dicho se contamina y degrada perdiendo el
verdadero significado de las cosas y por tanto el conocimiento verdadero de las
mismas. Esta contaminación de un idioma no es tanto por la mezcla con otros
idiomas sino por nuestra ignorancia e irreflexión.
Si conoces por tanto un
idioma y lo utilizas con corrección y piensas en dicho idioma, eso mismo
estarás haciendo con tus pensamientos, y la precisión en las palabras, será
precisión en las ideas y en el pensamiento. Pero desgraciadamente si algo se ha
descuidado en la educación de nuestros jóvenes, es esta precisión en el
lenguaje, sin darnos cuenta como esto repercute directamente en nuestro sistema
de pensamiento y capacidad por tanto de verbalizar nuestros sentimientos y
emociones y los de los demás.
Desgraciadamente, hoy las
cosas son “Guays” (grandes, pequeñas, bonitas, feas, etc.) dependiendo del
asunto en cuestión, o “Cutres” (grandes, pequeñas, bonitas, feas, etc.) también
dependiendo del asunto en cuestión.
Claro, no puedo imaginar que
puede haber en la mente de alguien cuyo lenguaje queda reducido a cosas “guays”
o cosas “cutres”, digamos que pierde capacidad de pensamiento y por tanto de
verbalizar y reconocer sus emociones, sencillamente le pasarán cosas y no sabrá
que le pasa, se sentirá guay o cutre, sin mayor capacidad de análisis,
perdiendo así muchas posibilidades de acceso al mundo sutil o mental que le
brinda su maquinaria humana, como conocimiento a través del lenguaje.
No estoy invitando a nadie a
que sea un redicho ni se aprenda el diccionario de memoria, estoy diciendo que
la precisión en el lenguaje y en el pensamiento van de la mano, con muchas o
pocas palabras.
Yo no soy ningún gran
conocedor del lenguaje como todos podéis haber comprobado, sin embargo sé
apreciar la belleza de la palabras que se utilizan en los Salmos o en libros
como el Eclesiastés o el evangelio de San Juan, que sin utilizar un lenguaje
rebuscado o excesivamente elaborado resulta de una gran precisión y belleza
,llegando a tocar en el corazón, y esto es sin duda, porque algún tipo de
disciplina ha actuado sobre la mente y el corazón del narrador, que le da esa
capacidad de tocar con su palabra el corazón de las personas.
Y dicha disciplina, no es ni
más ni menos que hablar con Dios, es decir, la oración.
Hablar con Dios te dispone
una actitud de respeto en tus palabras y la lectura de las Escrituras
disciplina el habla de forma que no solo llega a no ser hiriente para nadie,
sino que agrada y conforta el espíritu de los demás
Y lo más sorprendente es,
que aunque uno ore sin palabras el efecto es el mismo.
Una oración sincera sale del
corazón y una práctica continuada de la oración, hace que el individuo aprenda
a hablar desde el corazón.
Lo que se dice desde el
corazón, llega fácilmente y tiene su efecto en los corazones de los demás, lo
que se dice desde la mente, llega con mayor dificultad y tiene su efecto en la
mente de los demás, pero lo que se dice desde la garganta y de forma
irreflexiva, es hablar por hablar, llena el espacio de ruido y no llega a
nadie.
El poder de la palabra es
inmenso y su disciplina es la oración y la lectura de las Escrituras.
Todos los cristianos estamos
seguros de que cuando Jesús decía a una persona “vete en paz”, ya no quedaba
más remedio y esa persona marchaba en paz, por muy agitada que hubiera estado;
Por el poder de su oración, por el poder de su palabra en el corazón de los
hombres.
Imagino que cuando Jesús
decía “tus pecados son perdonados”, esa persona sentía el perdón y misericordia
de Dios en su corazón y su ego y su sufrimiento mental serían barridos de
sopetón; Cuanto mejor esto, que curar una cojera o una ceguera.
Y todo por el poder de su
palabra, capaz de llegar a lo más profundo del corazón, por el poder de su
constante oración.
No es casualidad que sus
discípulos más directos le dijeran con gran precisión, “Tú tienes palabras de
vida eterna”.
Podrían haber dicho “que
guay”, pero no habría sido lo mismo.
J. J.
Prieto Bonilla.
¡Me encanta! y me asusta (¿o preocupa?) a la vez... este pensamiento
ResponderEliminarPero hemos de darnos cuenta que en cada momento, época, país, vivimos una historia, una cultura, una educación, un respeto... que va variando día tras día, de forma tan sutil que tan solo nos damos cuenta cuando hay un salto importante de tiempo; y hablamos así: "cuando yo era joven"... "antes no pasaba esto"...
Ahora nos toca el "guay" y el "cutre", pero también valoro que día tras día AHORA las personas tenemos libertad para ir a misa o no ir a misa, u otros menesteres y los que van van porque quieren, porque lo eligen, no por obligación, obviamente me refiero a los no niños.
Éstos, con su vocabulario reducido, donde me incluyo, descubrimos con alegría la unión de las palabras "sencillas" que son capaces de formar VERDADES, frases que nos hacen pensar y recapacitar...
Y estoy orgullosa, que incluso con mi lenguaje reducido, soy capaz de saborear pensamientos, de discutir, de entablar conversaciones, de preguntar...
Sí, estamos en la era de la palabra no hablada, sino de la escrita, y, a veces tan en abreviaturas que nos cuesta traducirlas (tqm, xq?, bss?, a q h?, etc ), pero soy feliz, porque desarrollamos otro mundo de interacción entre las personas, es otra era, pero no por eso creo que sea "peor" que lo anterior, sino exactamente igual a la anterior, ya que en cada época tenemos avances y retrasos, nuestros padres siempre hablan mejor de "su época anterior" que de "su época actual"... y exactamente igual hacían sus padres, y los padres de sus padres, entonces me lleva a pensar.... ¿cuándo empezó a "contaminarse" el lenguaje? ¿tras el orgullo de Adán y Eva? ¿o a partir del siglo I?
Muchas gracias por tu comentario, sinceramente para mí es excelente, y disfruto mucho leyéndolos, tanto incluso que los tengo que leer varias veces para disfrutar del contenido completo del pensamiento que plasmas en palabras, sencillas, pero que juntas transmiten mucho.
Un abrazo. LOLA.