domingo, 26 de julio de 2015

El grave error



 Sí, es un grave error del mundo civilizado “no pensar en la muerte”; y el camino hacia la muerte para el cristiano de Dios es el premio de la VIDA.

Es corriente oír a la gente decir que no le gusta tocar el tema, que le da dentera, que de “eso” mejor no hablar y “tocan madera”, como si la muerte fuera algo que “nunca llega” o porque la culpa la tiene el traído y llevado destino que Dios te ha preparado. 

Y no es así, para empezar Dios no quiso la muerte, ni la quisiera y, mucho menos que te vayas de aquí sin pedir perdón, eso lo primero y segundo, nosotros fuimos quienes nos buscamos la muerte hace millones de años... (Desde la vida en otros mundos).
   
Sí, sabes que un día te irás pero en la vida funcionas como si no fuera contigo. Tal es el hecho que una muerte a “destiempo” se hace incomprensible, un drama, una tragedia, largos duelos, melancolías, depresiones y a veces “un pervivir”… ¡Inaudito!!!

Aún diciendo que somos cristianos “nos olvidamos de Dios” pensando que esa persona no existirá jamás y nos preguntamos ¿Por qué él?, ¡No es posible!... Pues yo te contesto: Porque se la jugó con la moto, en el barranco, porque aún no hay medicación, porque no había hospital, por error médico, porque le mataron, por la naturaleza de la tierra, porque chocaron con un meteoro, por mil causas terrenales y extra-terrenales, más por la libertad otorgada al ser inteligente.

Dios ni entra ni sale en las causas de la muerte, está ahí porque te quiso preparar para ella, pero la muerte sucede y, sucede al margen de Dios y sus designios. Cuando Él interviene, se llama milagro, pero de milagros no estoy hablando.  

Y aún interviniendo Dios en una vida, al final todos moriremos, tanto en olor de santidad como en estado “normalito”; porque la muerte la eligió el hombre, no Dios...  

Es curioso cómo personas sumergidas en la pobreza o en ciertos lugares del mundo,  se acepta mejor esta realidad. Pero no nos equivoquemos, no siempre es por fe (según religiones) sino porque forma parte de sus vidas diarias y nosotros en cambio que conocemos a Cristo, nos cuesta horrores o no la aceptamos.

Si eres cristiano y meditas, te das cuenta de que el amor es lo único importante para el viaje, sin peso ni lastre que te apeguen a la tierra, haciendo de nuestra vida un sueño para los demás.


Espero hablar del tema sin que nadie “toque madera” y preguntarnos: “Cómo iremos, cómo lo sentiremos, como nos recibirán, como será el Reino, cómo los sentidos, cómo otros seres del espacio, cómo será María, Juan, Pedro, cómo el AMOR… ¡Ufff que ilusión! Seamos dignos de Dios quien nos entregó su Cuerpo y su Sangre para salvarnos y seamos imagen de Él. Te prometo que nos iremos en paz y felices al fin.  



 Emma Díez Lobo


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