miércoles, 8 de abril de 2020

Rebosantes de VIDA


 Cuando le llega a un discípulo de Jesús el momento de dar su adiós a este mundo, lo hace rebosante de vida aunque parezca un contrasentido.

Quizás lo entendamos mejor si lo escribo con mayúsculas: Rebosante de Vida. No tiene duda  el discípulo de Jesús de que si bien es cierto que " la tienda de su cuerpo" va a ser depositada en un sepulcro, no así la Vida que rebosa en su interior.

Entre los muchísimos testimonios que podríamos citar de este paso glorioso de los discípulos de Jesús por la muerte hacemos referencia al de Santa Teresa de Lisieux que dejó este mundo con apenas 24 años. Esta intrépida joven consciente de su ya cercanísima muerte, levantándose sobre sí misma, elevó su mirada a lo alto y proclamó su victoria sobre la muerte con esta bellísima confesión de fe:

“No muero, entro en la Vida" Igual que millones de personas a lo largo de los últimos 2000 años, esta mujer murió cómo vivió: Rebosante de Vida, lo que es más que normal pues cuando el Hijo de Dios llama a alguien a ser su discípulo, lo primero que le da, si  es que acepta su invitación, es hacerle partícipe de la Vida que rebosa de ÉL

P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com


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