EVANGELIO,(=buena-nueva). El QUEJÌO es un neologismo, una
palabra nueva que no está aún en el Diccionario de la RAE, pero que todo el
mundo de Andalucía, y en especial el gitano sabe lo que significa.
No es una queja, ni una protesta, -aunque también-, sino el
sonido que sale del fondo del alma en los momentos supremos, de entrega total,
y que lleva la clave de la vida.
El ambiente de personas en que ha surgido la obra es uno de
esos milagros que Dios hace cuando quiere hacer iglesia. Con un motivo tan
simple como una imagen de la gesta gigante de Cristo, su muerte en Cruz, nos
hemos conocido, nos hemos presentado como hermanos creyentes en El... Y
hablando de Él, hemos hecho Iglesia de Belén, Iglesia de Él, que empieza con un
nacimiento, un encuentro, y acaba en una Cruz.
Hemos compartido para vosotros, como si estuviésemos haciendo
una paella gigante para la Chanca, con ingredientes de ilusión, fantasía,
seguridades, arte, comunicación, Evangelio.... Todo lo que sabíamos en oración
y entrega, os lo simbolizamos en esta imagen.
Aquí está la realidad doliente y trágica de lo humano
que nos narra San Marcos “Y dando un fuerte grito expiró”, reclamando nuestra
atención a la vez que la esperanza que nos arranca de nuestra condición
limitada en la búsqueda del descanso en Dios.
El Dios de nuestra esperanza, es también el Dios de
nuestra limitación.
El escultor de esta talla don Manuel Requena Company,
dice que “las manos aparecen como
desplegándose de la cruz” .
Hoy sentimos el atisbo de la única Palabra definitiva
que rescata el mundo y al hombre. Palabra redentora como parte de su mismo ser
y esencia de su espíritu; llevar lo humano hasta Dios sin olvidar la angustia
de nuestra condición desterrada, hacer latir lo humano con la palpitación de lo
divino.
Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito,
para que no perezcan los que creen en Él ( Juan, 3,14).
No debemos olvidar el valor catequético que representa
esta talla del Cristo del Quejío, que suponen romances de inspiración gitana y
que pueden desplegarse a todos sus estilos y maneras.
Cristo de brava madera
que amigas manos te tallan
mientras sus ojos te besan
¡Ay! Ese el Cristo mío
que está llorando mi alma
por su último quejío.
Que llora y llore mi alma
y mirándome en el Cristo
el corazón se me calma
Planté un Cristo en la Chanca
con su corona calé
entre casas de cal blanca.
Cristo, quejío en la Chanca
de ese pueblo calé
que vive, que llora y canta.
(Miguel Angel Casares López)
Como un gitano más,
de esos de pura raza, tratante en tratos honraos, sin faltar a su Palabra, se
vuelca el Cristo del Quejío en la Parroquia de Santa María de Belén, en la
Chanca de Almería. La Virgen, le está mirando y se le escapan dos lágrimas.
Aquí, donde es
perfecta la armonía que busca. Aquí, donde se busca siempre, porque siempre se
encuentra. Aquí, cuando María buscaba el sentido de todas las cosas en las
cosas de la vida de su hijo guardadas en su corazón, su interior iba creciendo
en sabiduría y gracia, ante Dios y ante los hombres, como iba creciendo su
hijo, con todas sus cosas. Aquí lo contó
Lucas, que hizo Evangelio lo que ya era realidad eterna, lo que era noticia
nueva, grande y buena noticia, en el limpio corazón de María.
Cansado de estructuras complejas fabricadas por mí, humectadas en la niebla
del conocimiento, vuelvo a la inercia permanente de tus ojos que llaman, y tu
boca que todo lo ve en tu palabra clara. Vuelvo a la armonía, que como música,
se encuentra en todo lo creado, perfumando el sello de tu nombre que lo
autentica todo. En el mundo del Espíritu, tendencia permanente hacia encuentro,
empieza el alma a conocer, a darse cuenta de su relación, cuando ver es lo
mismo que escuchar, palpar que degustar, oler que descubrir los colores y líneas
de tu rostro de luz. Y es que tu Luz, la que nos hace ver la Luz, contiene todas las noticias
de relación que definen el mundo del amor del hombre. La Buena Noticia, tu
Evangelio, es un canto que alimenta como el pan y el vino y el aceite de la
tierra prometida, porque huele a tu Nombre. ¡Cuándo comenzaremos siquiera, a
tener fe en la existencia de tu mundo de luz, que nos rodea y nos perfora! Aquí
lo dejo escrito. Aquí y ahora. Como el camino deseable para el resto de vida
que me des en este mundo oscuro: buscar tu rostro, que es lo mismo que tu mano,
tu corazón o tu pie. "Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro".
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