¿Os acordáis cuando dijo Jesús que la
fe de su gente era del tamaño de un grano de mostaza? Y eso que veían los
milagros que hacía… Entonces nosotros que no Le vemos ¿Qué tamaño tendrá la
nuestra?
Me entra la risa por no llorar. Primero
porque no Le veo; segundo porque no hay milagros a mi vera y tercero, Él
hablaba de cerca, a mí me lo tienen que contar…
¿Pues sabéis qué? Que en mi caso, bueno
en el de todos nosotros, es mucho más interesante, es un reto, una lucha
constante… Tal vez no tenga siquiera el tamaño de un grano mostacil, pero nos
dijo estas palabras, precisamente a ti y a mí: “Benditos los que creéis sin ver”.
¿No es más grandioso? Yo creo que sí.
¡Pues aumentemos el dichoso grano!
Bien, hagamos cosas, por ejemplo: Recordar siempre esas palabras dedicadas a nosotros;
Comulgar
para tenerLe a nuestro lado en todo momento y lugar (antes no podían, Le
veían y ¡zaca!, se marchaba a otro sitio); y rezar para que hayan más
apóstoles de los que hay, entonces eran 12 para el mundo, ahora son
418.200, pero en el mundo somos 7.000 millones de almas… Y no, no son
suficientes, nos toca ayudarles en nuestra medida.
Espero si Dios lo quiere, porque
nosotros lo queremos, pasar del “granin” de mostaza, a una pipa de sandía y algún
día, a una ciruela Claudia ¡Sería genial, felicidad a tope!!!
Emma
Díez Lobo
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