Ya
sé que eres prodigiosa por demás y estás en todos los menesteres terrestres y
celestiales. Pero sin ser Dios, María de mi alma, no descansas con tanto hijo
descontrolado, somos miles de millones; desde aquel día en que Jesús te dijo “Mujer
ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu Madre…” ¡Te la armó buena!
Ya bajo, ya subo, ya te llevo, ya me acerco, ya intervengo, ya me aparezco, ya…
¡No paras Madreee! Pero si no fuera por ti…
Este
es tu mes, pero tienes el corazón atravesado por nuestras malas artes. No puedo
decir que no te preocupes, me encantaría, pero me es imposible cambiar el mundo.
¿Sabes? Llevo tus lágrimas conmigo pues qué difícil es ser madre, y con tantos
haciendo el loco…
No
sé qué puedo darte, sino clamar que eres parte de Dios; Tu deseo es vernos en lo
alto el día de nuestra partida y yo prometo no ir “pabajo”, pero para que no
suceda ruega a Dios por mí... ¡No hay manera de dejarte tranquila!, lo sé.
Te
veo cómo cinta de seda portadora de almas... Gracias por el magistral acto de
amor.
Emma Diez Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario