lunes, 16 de agosto de 2021

Perdona María

 


Siempre en segundo plano, después de la Trinidad. Y eso que Jesús dejó muy claro que te pidiéramos a ti, que tú eras la intercesión entre Él y nosotros. Y no puede ser que se me pase escribirte... 

Porque eres imagen de Humildad con mayúsculas, esposa de Dios, Madre de quien nos salvó la vida. Eres tanto que supera mi conciencia. 

Problema: Cuando intento rezar el Rosario me quedo “frita”, no hay manera de terminar ni uno; y con eso de que cada día es una cosa y tienes que pensar si es martes o jueves, me lío, pierdo el Rosario, me equivoco de dedos, vuelvo a empezar y… ¡Zas!, a dormir como los sapos.

Me dan envidia esas personas que te tienen siempre en su mente, pero ten por seguro que como Madre y mujer te admiro en lo más profundo. Tus sufrimientos fueron más grandes que el dolor en sí.

La tortura y la muerte de un hijo inocente son inconsolables e impensable lo que pudiste llegar a sentir. ¡Qué horror! Te admiro con gran tristeza. Aquella mirada entre vosotros, aquellos soldados que no te dejaban acercarte cuando caía… No, no lo concibo.

Lo siento tanto… Pero has de saber que la gratitud del mundo hacia ti es infinita; quisiera que te aparecieras en mis sueños porque necesito tenerte como a tu Hijo ¡Tienes tanta belleza!

Mira, vivo en un punto azul del universo, la Vía Láctea, la Tierra, Europa, España, Madrid ¿Has apuntado mi dirección? No es ninguna broma María, no lo es.  

Emma Díez Lobo

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