La Palabra en el
corazón
Hoy vemos que los
fariseos critican a Jesús porque sus discípulos comen sin purificarse las
manos. El problema no es tanto la higiene sino su impureza por no cumplir con
la norma ritual. Jesús les responde parafraseando la denuncia de Isaías: "Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí".
Lejos de Dios está todo
corazón no habitado por su Palabra. Bien conocían estos fariseos la inspiración
del salmista: "En mi corazón guardo
tus palabras, así no pecaré contra ti" (Sl 119,11). No es que la
Palabra protege del pecado como si fuera un amuleto. La Palabra como se nos
dice frecuentemente en la Escritura contiene en sus entrañas la Fuerza y la
Sabiduría de Dios que nos hace más fuertes y sabios que el Tentador.
Los fariseos sabían esto,
pero no le dieron importancia, por lo que todo quedó en los rezos de sus
labios. Y… ¿Por qué no le dieron importancia? Dejemos que nos lo diga Jesús:
"...Prefirieron la gloria de los
hombres a la gloria de Dios" (Jn 12,43). Ahora, atención: fariseos con
muchos rezos pero sin la Palabra habitando en su corazón hubo, hay y los habrá
siempre.
¡Que el Señor nos convierta a todos!
P. Antonio Pavia
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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