sábado, 5 de noviembre de 2022

Partiendo la Palabra Dom. XXXII T. Ord. (Lc 20,27-38)

 

 La burla es el arma que utilizan los hijos de la mentira frente al resplandor de la verdad. Hoy vemos a unos saduceos preguntando a Jesús acerca de la resurrección, en la que no creen. Hasta aquí bien. La cuestión es el cinismo burlón de la pregunta. Plantean sobre una mujer casada cuyo marido se muere. Los siete hermanos de este, a fin de darle descendencia, se casan con ella, dado que van muriendo uno tras otro... Le dicen entonces cuál de ellos será su marido en el Cielo. La burla está servida; Jesús pasa serenamente de ella y les - nos - da está Catequesis magistral: Después de la muerte los que hayan sido considerados dignos, serán considerados hijos de la resurrección, de Dios, porque es Dios de vivos no de muertos.

 Sondeamos quienes son dignos para Dios, iluminados por esta parábola de Jesús: (Mt 22,1...) Un rey preparó un banquete por la boda de su hijo y envío a sus siervos para avisar a sus invitados. Todos se excusaron y fueron tras sus negocios, compras, trabajos...etc. Sus cosas eran más importantes que las del rey, que representa a Dios. El rey viendo que no habían sido dignos dijo a sus siervos que salieran a los caminos y que invitasen al banquete a todos los que encontrasen.

 Fijémonos que es así como termina el Evangelio de Marcos: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio..."(Mc 16,15)

Si, el Evangelio nos hace dignos de Dios.

 

P. Antonio Pavía

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