Después del pecado de Adán y Eva Dios dijo a Adán: ¿Dónde estás? (Gen 3,9) He aquí el drama provocado por el pecado: nos desubica de la Presencia de Dios. Ante tamaña desgracia, Dios escoge un pueblo - Israel - en el que hacerse presente. A pesar de la querencia de este pueblo a la infidelidad Dios, que es Amor, se vuelve una y otra vez hacia él. Al final, compadecido por su y nuestra inclinación a la Infidelidad (Os 11,7) decide encarnarse para enseñarnos por medio del Evangelio a vencer y despreciar al Tentador que nos quiere separar de Él, de su Presencia. Jesús Hijo de Dios encarnado, está profetizado como Aquel que dirá al Padre ¡Aquí estoy!
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario