Entonces Jesús, haciendo ver que ha
venido para que aprendamos a "adorar a Dios en Espíritu y Verdad"
como bien lo dijo: (Jn 4,23-24) expulsa de la "Casa de Dios" a tanto
simulador de buen creyente". Esta expulsión tiene una connotación Catequético-Espiritual
fortísima. Cuando retenemos la Palabra de Dios, solo en nuestra mente, como los
fariseos, el corazón admite sin más, sus compraventas con las ofertas que le
ofrece el mundo. Cuando dejamos que el Evangelio de Jesús vaya cambiando
nuestro corazón, entonces, por la Fuerza de la Palabra, son dominados y
expulsados los tumores-diosecillos instalados en él De ellos nos habla el mismo
Jesús: "De dentro del corazón de los hombres, salen las malas intenciones,
fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias...(Mc 7-21-23).
Dicho esto, nos preguntamos: ¿Cómo
es nuestra relación con el Evangelio de Jesús?
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostiles.com

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