miércoles, 6 de septiembre de 2023

Partiendo la Palabra Inocentes ante Dios (II) (Sl 7,9)

 

Partimos de este texto de San Pablo: "Jesús fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación “(Rm 4,25).

Veamos la inmensa riqueza bíblica que tiene el ser justificado por Jesús a la luz de la Catequesis del fariseo y el publicano (Lc 18,9-14).

Dejamos de lado al fariseo con sus ostentaciones de perfección y su desprecio aberrante por el publicano. Nos fijamos en el publicano. Ni siquiera se considera digno de rezar. En su profundo dolor por sus pecados se limita a golpearse el pecho y suplicar: ¡Señor, ten piedad de mí que soy pecador!

Nos estremecen sus golpes de pecho como queriendo ablandar su corazón empedernido. Está pidiendo a Dios, como David, que le dé un corazón nuevo. (Sl 51,12). Para nuestra alegría sin fin, oímos lo que dijo Jesús de él: "Este hombre volvió a su casa justificado”.

Abramos nuestros oídos, porque en la Escritura, ¡Justificado significa ser declarado inocente por Dios! Todo discípulo de Jesús empieza siendo publicano, y en su crecimiento, percibe que gracias a Él... llega a ser inocente ante el Padre.

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario