Partimos del diálogo que tiene este Salmista con Dios:
"Júzgame Señor según mi justicia, según la inocencia que hay en mi".
La verdad es que la súplica de este hombre por muy
Santo que fuese nos deja perplejos. Sabemos, como dice la Iglesia, que los
Salmos son una profecía acerca de Jesús, también acerca de sus discípulos.
Respecto a Jesús no hay duda: es el Inocente por antonomasia.
Sin embargo, no
es entendible que está inocencia nos alcance también a nosotros que, aun siendo
llamados al Discipulado, vivimos en este mundo, con lo que ello supone. Algo de
luz recibimos de la inspiración recibida por este otro Salmista en su oración:
"No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente ante
ti" (Sl 143,2),
Ante esto... ¿Podemos hablar de una posible inocencia
nuestra ante Dios? Si, pero solo como fruto de la muerte y resurrección de
Jesús. Él es nuestra justificación ante el Padre. (Tit 3,4-7)
---> Lo veremos el miércoles.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapóstoles.com
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