jueves, 28 de septiembre de 2023

Partiendo la Palabra Tus alas Señor me elevan a ti (II (Sl 55,1-9)

 


Volvemos al clamor del autor del Salmo 55. "Quién me diera alas de Paloma para volar y reposar en el desierto...".

 En el texto anterior vimos que Jesús reconoció en las manos de su Padre, las alas que le elevaron a Él desde el sepulcro.  Hablemos de nosotros, de las alas que Jesús ha dispuesto para asentarnos en el regazo de nuestro Padre; las alas que nos rescatan, como a Él de la muerte.

 Jesús llamó a sus discípulos para que estuvieran con Él. (Mc 3,13-14). Un estar "junto a Él” como primicia, esto es el Discipulado, que culmina con nuestro paso de la muerte a la Vida. ¡No somos seres anónimos ante Dios Padre! ¡Somos discípulos de su Hijo! Por eso el Apocalipsis proclama así nuestra victoria sobre nuestra muerte: "Bienaventurados los que mueren en el Señor" (Ap 14,13) "Volveré y os llevaré conmigo" dijo Jesús a los suyos la noche de su Pasión (Jn 14,3).

 Jesús, murió y fue elevado al Cielo por las alas de su Padre; nosotros al morir, también somos rescatados por las manos-alas de Dios. Son las alas que se abren desde las entrañas del Santo Evangelio que Jesús, nos legó como Herencia Eterna, y que hemos acogido en nuestras entrañas.

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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