Dicen que
somos extraños, nos miran perplejos.
No
entienden detrás de qué vamos y piensan que hemos claudicado de buscar razones
para explicar la vida y que hemos preferido alienar y adormilar nuestras almas
inventándonos un Dios.
Pero, si
te detienes y les observas, buscan con su mirada, hacia dónde miras tú.
Quieren
saber por qué hay algo en ti que les provoca y, a la vez, les da paz.
Tu
libertad, tu dignidad, tu alegría, tu luz, tu bondad, tu lealtad, tu amor de
cristiano, en fin, todo lo que tienes por el hecho de haber acogido su Palabra,
son el espacio donde los hombres con los que te encuentras, se encuentran con
Dios.
Olga Alonso Pelegrín
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