miércoles, 14 de octubre de 2015

El yugo, las cruces…




¿Entendemos a Jesús cuando nos habla del yugo a soportar? Pues yo creo que no entendemos nada, mejor dicho, no nos apetece llevar yugos… Algunos sí que lo comprenden.

Vamos a ver si lo entiendo y nos ayudamos: Cuando tenemos sufrimiento (como Éeeeeel todos los días por nuestras almas), nos dice que le llamemos con la oración y ése alivio o respiro que necesitamos urgente, Él nos lo da con una condición: “Confiar”.  

¿Por qué siendo cristianos nos cuesta tanto?, ¿porque no le vemos?, ¿porque no creemos enserio?, ¿porque somos más inteligentes? Lo que somos es ¡Un desastre de cristianos!

No es lógico ni comprensible que seamos así cuando decimos que somos de Dios… Ya ya, si querer, queremos pero…  (Siempre los peros). 

Pues para eso está la oración (el idioma de Dios), para fortalecer nuestra confianza. Oremos, oremos, oremos y respiraremos con alivio. 

Nuestro yugo es llevadero, ¿qué no? No llevamos sobre nuestra cruz la maldad mundial; llevamos penas personales, un dolor, otro dolor… Está todo metido en “un cuadro marco” como dicen los políticos. Y además nos comprenden, en cambio…

Cada gota derramada por Jesús donde estamos tú y yo ¿Fue comprendida? Pues no, y el yugo y la cruz que le pusimos los hombres ¿acabaron con su vida?, pues sí y además incomprendido. ¡Eso no tiene nombre y lo soportó con tal de abrirte el cielo!

Pues por esa incomprensión… A sufrir toca un pelín (o muchos) y saber que Él nos tiende sus brazos como aquel día, hasta el fin de la vida.  “Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos”.  -Él no es rencoroso, cada día perdona en confesión-.


¡Venga, todo el mundo a confesar!!! Porfaaaaaa… No es por Él, sino por ti.            


   Emma Díez Lobo

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