miércoles, 15 de mayo de 2019

¡Gracias, Pastor bueno!


¡Gracias, Pastor bueno!
Porque en tus hombros recoges
lo bueno y lo mezquino de mi vida;
porque cargas sobre ti
la pobreza de mis intentos
y los fracasos de mis incumplidas palabras;
porque frente a senderos
que me llevan al desconcierto
pusiste ante mis ojos caminos que me enseñan
la alegría y la vida,
la generosidad y la esperanza.
¡Gracias, Pastor bueno!
Porque sigo teniéndote
como amigo que nunca falla,
como el Dios que siempre espera,
como el Señor que me conduce,
en mi inconsciencia habitual,
hacia prados donde nunca es invierno,
hacia fuentes que sacian mi sed,
hacia pastos que tienen germen de cielo.
¡Gracias, Pastor bueno!
Porque llevas mi nombre escrito
en la palma de tu mano.
Ayúdame a descubrir la gratuidad de tu amor,
la entrega generosa, el don de la vida que se regala.
Quiero compartir tu sueño
de construir un mundo justo,
donde haya pan para todos y donde
la libertad ilumine la vida de todo ser humano.
¡Gracias, Pastor bueno!
Porque pasaste haciendo el bien,
viviendo la misericordia en la atención a los enfermos,
la inquietud en la búsqueda de los marginados,
la justicia en la denuncia de las injusticias,
la confianza en la apertura al Dios de la vida,
la delicadeza en la enseñanza a tus discípulos,
el gozo en el anuncio de un Reino para todos.
Dame tu Espíritu, Señor,

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