domingo, 5 de mayo de 2019

Jesús clavado



Señor, pero Tú ¿Te has mirado?, ¿Te has visto clavado? Es una imagen brutal, indescriptible que no acabo de comprender… ¡Madre de Dios, cuánto dolor en mi alma!

Te has dejado matar sujeto a un madero en cruz por voluntad del hombre… En verdad que eres Dios porque nadie se deja la vida por un malhechor y, Tú lo has hecho por miles…  

Y así y hasta hoy, la Cruz nos muestra nuestra bárbara crueldad. Muchos compran crucifijos, otros, estampas, Te pintan en cuadros y hacen esculturas de tu tremenda imagen. Me pregunto si saben lo qué hacen o qué adquieren; me pregunto si en verdad lloran con lágrimas de arrepentimiento cuando Te tienen delante o en sus manos.

Te veo en el Púlpito crucificado tras el Altar y me tiembla el corazón. ¡Cuánta pena! Sé que es una imagen y eso me reconforta pero la realidad fue mucho más macabra y, no descanso en imaginar tus gritos de dolor.

¿Qué clase de humanidad hemos creado? Por eso tu Evangelio y tu Muerte, lo sé. Aquellas autoridades, romana y sumos sacerdotes, fueron la causa de tu Crucifixión. El miedo a perder la supremacía fue más fuerte que la inocencia.

Pero no solo Tú, sino miles serían asesinados en tu Nombre después de Ti. Imposible de entender pero no de extrañar (Mt 10:22; 24:9; 5:11).   

Si no fuera por tu Resurrección nada habría valido la pena, si no fuera por tus Bienaventurados, el cielo aún seguiría vacío.
        
   Emma Díez Lobo

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