domingo, 20 de septiembre de 2020

¡Pregúntame Señor!

 


 Jesús Resucitado va al encuentro de Pedro y mirándole a los ojos le pregunta: ¿Me amas? Acariciamos en la sencillez evangélica de su respuesta !Señor sabes que te amo! Si grande fue  estremecimiento interior de Pedro ante esta pregunta mayor aún fue la ternura de Jesús al decirle: Apacienta mis ovejas. El mayor milagro que el Hijo de Dios hace a una persona es el de darle Sabiduría para apacentar sus ovejas; significa que pone en su corazón y en sus labios sus mismas Palabras de Vida y Espíritu (Jn 6,63) para que las ovejas que le confía crezcan hasta alcanzar el Discipulado.

San Agustín dice que  apacentar las ovejas de Jesús supone el mayor grado de amor hacia Él. Hacemos nuestra  la pregunta-propuesta de Jesús, más divina que humana y creo que solo podemos decirle: Señor, sabes que no estoy a la altura de esta misión que me confías...pero no dejes de preguntarme que si te amo. Cada vez que me lo preguntas mi alma salta de gozo apretándose contra ti.

Pregúntamelo una y otra vez. Sé muy bien que en el lecho de mi muerte me lo preguntarás por última vez y también sé que entonces -con la misión de apacentar ya cumplida - mi alma saltará exultante de gozo hacia ti y tú te apretarás contra mí. Podremos decir entonces juntos..." Bienaventurados los que mueren en el Señor" (Ap 14,13).

 

P. Antonio Pavía

https://www.comunidadmariamadreapostoles.com/

 

 

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