Ahora que amo la
arcilla,
el agua, el barro y tus
sueños
con locura,
la emprendo sin miedo
ni cláusulas secretas.
Y si estas manos logran
acariciar algo,
y si el amor convierte
el barro en esperanza,
y si se hace el milagro
de alumbrar la vida,
o si no acierto y
fracaso,
o si no paso de
copista...
seré fijo en tu taller
todos los días.
Amo el tiempo de los
intentos,
la hora que nunca brilla
y este oficio
que sueña con dar forma
y vida al barro.
Florentino Ulibarri
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