sábado, 24 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Atráenos hacia ti, Señor DOMINGO, II DE Cuaresma. (Mc 9,2-10)

 

En el Evangelio de hoy, vemos a Jesús subiendo al monte Tabor con Pedro, Santiago y Juan.  Se transfiguró ante ellos.  Junto a Él estaban Moisés y Elías. En este mismo pasaje, Lucas puntualiza que Moisés y Elías también resplandecían gloriosos. Pedro se asustó ante la visión de la Gloria de Dios, como se asustó también Isaías (Is 6,1-5).

  Sin embargo, es tan bello y sublime lo que está viendo, que no echa a correr monte abajo. Se queda allí. Al transfigurarse Jesús, también Moisés y Elías, ante sus tres discípulos, nos está mostrando lo que el Padre tiene preparado para sus hijos al dejar este mundo. Seremos, según dice el mismo Jesús: "Radiantes como el sol"(Mt 13,43).

  Aun no se ha repuesto Pedro del susto, cuando se oyó la Voz del Padre: "Este es mi Hijo amado: Escuchadle". Si, escuchadle, porque Él es mi Palabra, la Luz verdadera que os ilumina (Jn 1,9 ) la  que os permite ser: "La luz de mundo" ( Mt 5,14 ).

  La Transfiguración de Jesús, junto a Moisés y Elías, nos hace saber que cuando nuestro cuerpo se descomponga, seremos transfigurados, como dice Pablo: " ... el cual (Jesús) transfigurará este cuerpo corruptible, en un cuerpo glorioso como el suyo..." (Fil 3,21).

 No nos equivoquemos ni vayamos detrás de cantos de sirenas. ¡¡Escuchad a mi Hijo, nos dice el Padre!! Su Evangelio es capaz de transformaros en un cuerpo glorioso como el suyo (Col 3,1-4).  

 

P. Antonio Pavía

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