Recordemos a los Anawin: aquellos hijos de Israel que
permanecieron fieles a Dios en Babilonia, donde Israel estaba deportado,
mientras la mayoría de sus compatriotas, dieron culto a los ídolos de ese país
para poder disfrutar de las ventajas socioeconómicas que les ofrecieron.
Los Anawin son la primicia de los discípulos de Jesús.
Les llamó "pobres de espíritu " (Mt 5,3), cargan con el desprecio del
mundo, pero tienen algo que les eleva prodigiosamente sobre los que se
inclinan, más bien, encorvan ante los dioses del mundo: dinero,
soberbias, aplausos, fama...etc., todos ellos, humeantes. Jesús que ama hasta
la locura a sus pobres de espíritu, ante el odio que les tiene el mundo (Jn 15,
18), les dice, como abrazándolos: "No temas mi pequeño rebaño" (Lc
12,32)
Habéis escogido
mi Palabra, mi Evangelio, y por eso sois mis ovejas; yo os conozco y vosotros
me conocéis. Os doy la Vida Eterna y por mucho que os desprecien e insulten, no
podrán arrebataros de mi mano (Jn 10,27-28).
Intentarán
induciros a que sirváis a sus ídolos, pero no os doblegarán. La fortaleza, que
yo os daré, será Luz para quienes os miren con aires de superioridad. Por
eso sois: "La luz del mundo" (Mt 5,14) .
P. Antonio Pavía
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