sábado, 3 de febrero de 2024

Partiendo la Palabra Dom. V (T. O). Señor, en mis noches, Tu eres mi Luz

 


 Leemos en el Génesis que al crear Dios el mundo, viendo que todo era caos, oscuridad, etc.…dijo: Hagamos la Luz, y el caos dio paso a la vida... (Gen 1,1- 3...). En esta creación paradisíaca, se hizo presente Satanás que indujo al hombre a " independizarse de Dios " siendo él su único dios, y en cuanto tal con poder y sabiduría para decidir lo que está bien o mal. Seducidos por el padre de la Mentira (Jn 8,44) Adán, Eva y sus descendientes se fueron deslizando progresivamente de la riqueza de la verdad hasta llegar a lo que dijo Dios a Israel: “¡Ay de los que llaman bien al mal, los que dan oscuridad en vez de luz...! " (Is 5,20).

 Sucedió porque Dios fue apartado, no de los labios, pero si del corazón del hombre. (Is 29,13). Sin embargo, a pesar de este rechazo y desprecio, Dios volvió a decir: ¡Hagamos la luz...! Y la " Luz se hizo carne y habitó entre nosotros " (Jn 1,14).

 En el Evangelio de hoy vemos a Jesús, Luz y Palabra del Padre que entra en la noche para orar, deshaciendo así las obras perversas de las tinieblas. A continuación, sanó las heridas de unos hombres, representadas aquí, por sus enfermedades, y expulsó multitud de demonios; esos que no dejan de decirnos: Eres dios y como tal eres el único que decides lo que está bien o mal. Olvídate de Dios, no te quiere, si te quisiera, no te pasarían tantas cosas desagradables.

  Los sabios saben, o sabemos, hacer frente al Tentador pues cuanto más acogemos a Jesús con su Santo Evangelio, más vemos con nuestros ojos, que es el Buen Pastor que nos da la Vida en abundancia (Jn 10,10b).

  

P. Antonio Pavía

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