lunes, 1 de septiembre de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios Salmo 73

 



 Empieza el Salmista diciendo: "Que bueno es Dios para el justo, para los limpios de corazón" Para que nadie diga que Dios es bueno con unos y no tanto con otros, sondeamos lo que significa la Palabra justo y por extensión, la justicia, en la Escritura. Tanto justo, como justicia tienen relación con el verbo ajustar.

Jesús está llamando Bienaventurados a aquellos que en su vida espiritual han ido ajustando sus pasos, su corazón a Dios. Así lo explica San León Magno en su comentario catequético a la cuarta Bienaventuranza: 

"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque quedarán saciados" (Mt 5,6 ).

 Entonces ya podemos decir: ¿Como no va a ser bueno Dios, con aquellos que ajustan su corazón a Él?

 La raíz de la bondad e incluso alegría que Dios siente por los que se ajustan a Él, reside en que para que estas personas ajusten su corazón al de Dios, primero tienen que desajustarlo de la idolatría del mundo; idolatría y gloria que el demonio ofreció a Jesús en la tercera tentación y que Él rechazó (Mt 4, 8-9).

El Salmista nos está anunciando que un hombre, que intenta ajustarse a Dios, ya está en buen proceso para ser limpio su corazón.

 

P. Antonio Pavía 

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viernes, 29 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra Dm. XXII T. Ord.

 



 Hijos de Dios o hijos del mundo.

 Pongo un énfasis especial en las últimas palabras de Jesús, de este Evangelio. En ellas vemos que llama Bienaventurados a quienes hacen el bien a los demás con discreción, e incluso de forma anónima, para que aquellos a quienes ayudan, no tengan que agradecérselo. Este rasgo marca la diferencia entre los hijos del mundo y a los de Dios. A estos últimos, Jesús les llama Bienaventurados, o sea, les considera del grupo de sus más íntimos; los mismos a quienes llama: Pobres de espíritu, mansos como Él que es el Cordero de Dios, limpios de corazón, misericordiosos...etc. (Mt 5,1...).

 Nos estamos refiriendo a las Bienaventuranzas, que marcan el estilo propio del Discipulado. Hacer el bien a los demás sorteando juicios y prejuicios crea "la Santa Libertad" en el corazón de los Discípulos de Jesús.

No somos mejores que nadie, pero hemos tenido la Sabiduría de escoger a Jesús, el Único que puede crear en el hombre un corazón nuevo, como nos fue prometido por medio de Ezequiel (Ez 36,26-27). 

 

P. Antonio Pavía

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viernes, 22 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra D. XXI T O. (Lc 13,22-30)

 


¿Por qué me llamáis Señor...?

 Alguien pregunta a Jesús: ¿Son pocos los que se salvan? Estas y parecidas preguntas son propias de personas algo tibias que" coleccionan" supuestas revelaciones acerca de tantísimas personas que van al infierno... etc.

 Estos temas pertenecen solo a Dios, no perdamos pues el tiempo. Me explico: Un Discípulo de Jesús no necesita nada de eso; ya tiene más que bastante, con lo que Él ha puesto en sus manos: ¡Su Santo Evangelio con los Sacramentos! De nada sirve decir, como señala Jesús: Hemos comido y bebido contigo, has enseñado en nuestras plazas...etc., como leemos en el Evangelio de hoy. Y culmina diciendo: ¡No se quienes sois! Esta respuesta de Jesús tiene su complemento final en estás otras palabras suyas: "¿Porque me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo os digo? (Lc 6,46).

  Señor Jesús, ayúdanos a convertirnos a ti, a tu Evangelio, como bien nos dijiste... (Mc 1,15). 

 

P. Antonio Pavía 

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viernes, 15 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra Domingo (XX) T.O. (Lc 12,49-53)

 


El Fuego del Señor Jesús, en mí.

 

"He venido a traer Fuego al mundo y como deseo que esté ya ardiendo". Nos estremece la angustia de Jesús y nos asombra ver cómo sobreponiéndose a ella entra en el Misterio de la Cruz; allí, en el Calvario, Lugar Santo en el que el Mal fue vencido. Lugar Santo, Morada del Fuego de Amor Eterno, donde Dios imprime el sello de calidad de nuestra creación, como hijos suyos acerca de este "Fuego Creador" es muy significativa la experiencia de los dos de Emaús. Escépticos y desilusionados de Jesús, abandonan la comunidad y van hacia Emaús.

 Jesús se hace el encontradizo con ellos y deshace sus incredulidades partiéndoles la Palabra. Y esta, se hizo Fuego Divino en sus entrañas.

Oigamos su confesión de fe al irse Jesús : ¿No ardía nuestro corazón cuando nos iba interpretando las Escrituras? Para eso murió Jesús para que su Fuego, el de sus Palabras, se hiciesen entrañas de nuestras entrañas.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 13 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y sus frutos (XII)

 


 Ya vimos que Dios Padre glorificó su Nombre, en el Calvario al brillar los primeros destellos de la Victoria de Jesús sobre la muerte. Victoria que ya anunció antes de su Pasión al decir:

"Cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mi " (Jn 12,32).

 Así fue; levantado en lo alto de toda ignominia, Jesús nos hizo entrever su Gloria Eterna al perdonarnos a todos. El Amor divino de Jesús por toda la Humanidad, se lo confió como el Gran Tesoro, a María Magdalena al   darla este encargo glorioso en su resurrección: "Vete donde mis hermanos y diles: Subo a mí Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" ( Jn 20,17).

 Veamos como canta San Pablo la victoria de Jesús sobre la muerte: “Jesús, siendo de condición divina...se humilló a si mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz...por eso Dios le exaltó y le dio el Nombre sobre todo Nombre...para que toda lengua confiese que Jesús es SEÑOR... (Fil 2,7-11).

 Nombre que "heredamos" sus Discípulos como Corona de Victoria en nuestra frente (Ap 22,4).

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 11 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra EL EVANGELIO Y SUS FRUTOS (XI)

 


Insistimos en la proclamación de la Gloria del Nombre de Dios, proclamada por Él mismo: ¡Lo he glorificado y lo volveré a glorificar!

  La humanidad entera, representada por Israel y el Imperio Romano, despreció y pisoteó el Glorioso Nombre de Dios al crucificar a Jesús, su Hijo. Todo asesino a lo largo de la Historia tuvo una muerte más digna que la de Jesús. Satanás y sus colaboradores, ebrios de la gloria de este mundo, cantaban su victoria sobre Dios en el Calvario, cuando de pronto, Jesús, irguiéndose como pudo sobre la Cruz, proclamó su inminente glorificación victoriosa: ¡Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu!

 Grito victorioso que, sometiendo el mal y la muerte, hizo enmudecer a todos los agentes de la Mentira y del Mal allí congregados. 

 Nos permitimos recoger los últimos susurros de Jesús al Padre en su agonía: ¡Padre, hemos vencido, hemos abierto un Camino de Salvación para todo hombre! Desde entonces, todos podemos testificar lo que años después proclamó el Apóstol Pablo: ¡Donde abundó el pecado sobreabundó la Misericordia!  (Rm 5,20b). Bien podía Pablo ensalzar la Misericordia de Dios, él que había condenado con su voto, a tantos Discípulos de Jesús, de los primeros tiempos. (Hch 26,9-11).

 

P. Antonio Pavía

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sábado, 9 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra Dom XIX T. O. (Lc 12,32-48)

 


No temas, pequeño rebaño...

 Imaginémonos a los discípulos de Jesús. Están desalentados. Son pocos y ven apenados el rechazo que tiene su Maestro, allí por donde pasa. Más de una vez se dirían: ¿Dónde nos hemos metido? Jesús lo sabía. Le dolía el desaliento de estos hombres a quienes había llamado uno a uno. Ante sus dudas les dijo: ¡No temáis pequeño rebaño...! ...Si, no temáis…mis discípulos serán siempre, a lo largo de los siglos, un pequeño rebaño. Siempre serán pocos los que confíen en mi lo suficiente como para dejarme que escriba mi Evangelio en sus corazones. Por eso, seréis siempre "mi" pequeño rebaño en una sociedad orgullosa de su autosuficiencia, tan orgullosa que intentará cubrir con sus vanidades, el océano depresivo en el que asienta sus planes y sus pies, como la estatua de Nabucodonosor (Dn 2,31-34).

 No temáis pequeño rebaño, siempre seréis insignificantes a los ojos de los demás, pero sois "mi Luz" en medio de los hombres, a quienes amaréis como yo los amo. "Os envío como ovejas en medio de lobos" (Lc 10,3) pero no temáis pequeño rebaño: Yo he vencido al mundo y vosotros también (Jn 16,33).

 No temáis, mi pequeño rebaño...no temáis mis queridos discípulos ...no temáis. Después de estas palabras de Jesús a sus ovejas... ¿Alguien puede imaginar una Ternura mayor que la suya?. No perdáis el tiempo...no hay mayor Ternura que la que Jesús prodiga a sus Discípulos.

 Buscar a Dios es también buscar su Ternura... “No temáis...pequeño rebaño"

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com