martes, 9 de febrero de 2016

Polvo eres y…


                                                                                             
¡El famoso miércoles!!! Sí, de Ceniza. Qué contenta va una a la Iglesia a que le signen la frente con la Cruz de color gris… Hasta que…

Me dice el sacerdote: “Polvo eres y en polvo te convertirás”.

Mira, me entra una depre… ¡Qué “paqué”! Conozco el rito, pero da igual, siempre me pasa lo mismo. ¡Menudo día! Pues lo que me faltaba, encima de los años que ya tengo, te recuerdan el cajón de madera, la tierra encima, los huesos y las calaveras sin dientes…

¡Ojú! Me dije, que pena de pellejo andante. ¿Cuánto me queda para no ser nada? ¡Qué digo! Si ya no “existo”… ¡Qué triste por Dios!

Y llego a casa sin dejar de pensar en que soy “na de na”, y me pongo a escribir.

-¡Oye “na de na”! Una voz interna me aclama… ¿Qué te pasa? No pregunto a tus huesos, ni a tu sangre, ni a tus venas… Sino a tu mente, a tus sentimientos, a tu razón, a tu fe en Cristo.

- Pues que… ¡Espera alma de cántaro! Tengo que centrarme.  ¿Es que soy dos en uno como el aceite para bisagras? Pues va a ser que sí…

-¡Pues claro hija! No tienes nada que ver con tu “armazón” eso se estropea y desaparece, pero TÚ… Tú eres un alma de Dios que verá más allá de lo visible y oirá más de lo audible, que puede amar tanto como Jesús te enseñó. Tu alma tendrá un cuerpo hermoso y perfecto o terrible y espantoso; todo depende de cómo uses los “pinceles” de Dios.

 Haré lo posible por pintarme genial. 

Gracias espíritu mío, me has puesto contenta.   
  
 Emma Díez Lobo


      

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