martes, 26 de marzo de 2019

¿Dónde estaba Dios?





Cuando me preguntas por qué no interviene Dios en las fatalidades humanas, es que desconoces por completo el Evangelio, desconoces a Dios.  

Todo sufrimiento, causado por la libertad inalienable del ser humano y la naturaleza de la tierra -a veces alterada por el hombre- está escrito en las Bienaventuranzas
   
-Pero ¿Qué hace Dios, es que Le da igual?

Siempre cuestionando a Dios. Y no, no Le da igual y llora contigo como un “madaleno”, pero como no Le escuchas, ni Le escuchan Pregúntate mejor del porqué vino y sabrás cómo somos, qué dice y qué hace. Su Evangelio es un libro abierto de nuestra vida.   

Pero da igual lo que digas, “Dios no debería consentir tanto mal”… O sea, que para hacer lo que nos viene en gana, que no se meta pero cuando estamos en desgracia, “su obligación es evitarla”. Alucino con este planteamiento.  

Llega una avispa asiática, te pica te mueres y ¿por qué Dios no lo evitó?; te haces un chalet sobre una placa tectónica, hay un terremoto, se come el chalet y ¡tate! ¿Por qué Dios dejó que la tierra se moviera?; hay una guerra, mueren 1000 inocentes y ¿dónde estaba Dios? En verdad, cuánta ignorancia sobre la vida y Dios.  

En el Evangelio están las contestaciones y, el Evangelio -Al que no se hace caso- es consuelo y esperanza ante la adversidad. La oración continua es el milagro. Pero como si hablara con la pared “Sordos y ciegos”…

Cuando entiendas su Calvario y su Muerte, cuando Le escuches, ofrecerás a La Cruz la enfermedad, las tragedias y la injusticia. Entonces muchas cosas en ti, cambiarán.
                                                                            Emma Díez Lobo


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