jueves, 28 de mayo de 2020

…para que todos sean uno…

         Para cualquier proyecto humano la unidad de acción es vital, si se trabaja disgregados o sin unidad de criterio, tenemos todas las posibilidades del fracaso; mejor, no posibilidades, sino fracaso asegurado.

Jesús, en cuanto hombre, vino con su proyecto de salvación y a la hora de hacer balance antes de su vuelta al Padre, pide, ruega y le suplica por la unidad de los que le ha dado. La unidad es la única posibilidad de llevar a cabo su proyecto; es la argamasa que traba las piedras que formarán los muros que conjuntan su Iglesia; es la red que nos atrapa en su entorno y nos hace posible ser salvados en su seno. Por esto insiste tanto en el ruego a su Padre, porque de esa unidad depende la culminación y éxito de su plan: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy.

Pero esa unidad no es una unidad cualquiera es, nada más y nada menos, que la misma que tienen el Padre y el Hijo, es el amor que hay entrambos y que traspasan, infunden e inyectan en nosotros y que engendra una tercera cara amorosa. Tres caras iguales de la misma pirámide: Padre, Hijo y nosotros. Al menos esto parece  desprenderse de sus propias palabras: yo en ellos y tú en mí, luego… nos dignifica hasta endiosarnos, nos une al amor Trinitario.

Si verdaderamente estamos implicados en su plan, no queremos ver fracasar el proyecto divino y estamos dispuestos a seguir su plan salvífico, debemos ser coherentes, como él, en nuestro decir con nuestro obrar. Pongamos nuestros pies en sus huellas para no desviarnos y seguir su criterio de unidad: escuchemos a los que por cualquier motivo están sin voz social; démosle vista y guiemos a cuantos por los avatares de la vida han perdido la luz; démosle la mano, de la forma que sea, a los que en nuestro caminar nos encontremos caídos; démosles algo de nuestro tiempo a aquellos que nos lo demanden en nuestra sociedad; seamos responsables en la administración de nuestra economía; cuidemos nuestra lengua para no caer en la difamación; pongamos amor donde hay rencor u odio… Puesto que nos pide unidad y no uniformidad, estas solo son una lista de ideas, cada cual tendrá las suyas.

Pedro José Martínez Caparrós

No hay comentarios:

Publicar un comentario