lunes, 3 de febrero de 2025

Partiendo la Palabra Buscadoras de Dios (IX)

 



 

Fijamos nuestros ojos en Lidia, una mujer que nos sorprende por su interés en su búsqueda de Dios. Nos atrae, porque le busca con su corazón y con su alma. Tengamos en cuenta que alma y corazón comparten significado en la Espiritualidad de la Palabra.

Vamos a los hechos. Pablo y Timoteo llegan a la ciudad de Filipos y se dirigen a la orilla del río para orar discretamente. (Hch 16,11 - 15.) Allí se topan con un grupo de mujeres lavando la ropa en el río. Pablo y Timoteo aprovechan esta circunstancia para a anunciarlas el Evangelio de Jesús. Nos llama la atención que Pablo puntualiza lo siguiente: "una de ellas llamada Lidia nos escuchaba. “El Señor, comenta Lucas, le abrió el corazón, para que se adhiriese a las palabras de Pablo" Nos parece maravilloso, pero... ¿Y las demás mujeres? Quizás fueron a escuchar la Palabra, por curiosidad, por descansar un poco de sus trabajos...etc. O sea que oyeron a Pablo y Timoteo sin percatarse de que tenían Palabras de Vida Eterna para ellas. No fue esa la actitud de Lidia; es como si intuyese que estaba ante la ansiada oportunidad para encontrar al "Dios Vivo" al   que tantas veces había rezado, por ejemplo, en los Salmos (Sl 42,1-3) (Sl 84,1-3).

 Estás intuiciones se tienen cuando rezamos con los labios del corazón a más que con los de la boca. Lidia, "comía y bebía en su alma  la predicación de estos dos discípulos de Jesús y por eso mismo, "El Señor le abrió el corazón para que - su corazón - se adhiriese a las palabras de Pablo".  Palabras habitaron en ella, como nos dice Jesús (Jn 14,23) Dios cumplió en ella esta promesa ya  anunciada:  Entonces, buscarás a Yahvé tu Dios, y le encontrarás si le buscas con todo tu corazón y con toda tu alma" (Dt 4,29) Así  buscó a Dios Lidia, y le encontró...y le encuentran todos los que así le buscan.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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