sábado, 8 de febrero de 2025

Partiendo la Palabra Dom V T. O. (Lc 5,1-11) No te separes de mí, Señor.

 


 

Los discípulos de Jesús, vuelven con su barca a la orilla; no han pescado nada. Jesús les dice: Remad mar adentro y echad las redes. Pedro objeta: Hemos estado pescando toda la noche - el tiempo más propicio para pescar- sin ningún resultado, pero apoyado en tu Palabra echaré las redes.

No encontramos con una Catequesis determinante para la fe. La objeción de Pedro, es más que razonable. Es pescador desde niño, mientras que el oficio de Jesús, era el de carpintero. Sin embargo, Pedro da más valor a la Palabra de Jesús que a su razón. Actuó como María, que, ante la propuesta de Dios, aparcó los planes que razonablemente, habían hecho José y ella y respondió: ¡Hágase en mi según tú Palabra!

 Pedro se dirigió mar adentro, echo las redes, la pesca fue abundantísima; supo entonces que estaba ante el Hijo de Dios. Tembloroso se postró ante El y suplicó: Apártate de mí que soy un pecador. Tembló de miedo como Israel en la Teofanía del Sinaí. (Ex 19,16...)  Jesús podría recordarle lo que había dicho Juan Bautista acerca de Él: Que era el Enviado del Padre para "cargar con sus pecados "... sin pasar factura (Jn 1,29).

 Pedro lloró amargamente cuando le negó por tres veces; pero lloró mucho más y está vez de gratitud y amor al sentirse aludido cuando Jesús gritó desde la Cruz: ¡Padre, perdónales, no saben lo que hacen! No lo saben, porque dependen de la sabiduría del mundo, con tintes piadosos, pero cuando resucite serán revestidos de nuestra Sabiduría y alcanzarán el Discipulado. ¡Ojalá lleguemos un día a amar a Jesús, como le amó Pedro, el del corazón noble! 

 

P. Antonio Pavía 

Comunidadmariamadreapostoles.com

 

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