Cuántas veces hemos
querido escuchar su voz como algunos Profetas y Santos, pero… Somos de “andar
por casa” (normalitos) y está claro que eso no nos va a suceder. Hay que buscar
otra manera ¡Pensemos!, se lo pedimos aaaaaaa:
¿Al Ángel Custodio?, me
parece que no es su labor; nos protege por orden de Dios, pero hablarnos… Pues, como que no nos va a
decir ni media.
¿A los Santos de Dios? Tampoco,
están muy ocupados con las peticiones de sus fieles y no digamos con las almas
del purgatorio.
¿A la Virgen? Pobre
María, harta de decir que oremos con el corazón y ¡ni flores! siempre nos echa
la bronca por lo mismo.
A este paso, no
encuentro a nadie que nos ayude… Pero no hay que desanimarse ¡Pensemos!
… Mira por dónde que desde
que empecé a escribir, se agolpan en mi mente gentes y escenas comunes, almas
que pasan por mi lado… Me digo, Éste es Dios “infiltrado” en mis hermanos: “Tuve
necesidades y me ayudasteis” (Mt 25, 34-36).
Pero qué tremendamente
difícil es cuando un alma semejante a la de Dios, nos mira como enemigo. No, no
es que lo sea, es que se ha dejado engañar por el mal y le ha atrapado… Recemos
y escribamos para que vuelva.
Asunto resuelto.
Emma Díez Lobo
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