lunes, 8 de febrero de 2016

Tres días en el infierno


¡No sabía yo que significaba esto!!! Fue terrible para Jesús.

Cuando rezamos el Credo lo decimos con una parsimonia que espanta y sin embargo es muy trágico. 

Dios, después de morir hizo una laaaaaaaaaaaarga visita al averno. Sí, larguísima y tremenda debido a nuestra grave maldad. Os voy a decir que tres días terrestres se convierten en años y años en el averno ¡Como lo oís!

¿Eso no es AMOR? “Estudiando” el tiempo de 1 día en el purgatorio, según escritos sobre fallecidos que pidieron por sus almas a los vivos, se comprobó que el tiempo del Espíritu fuera de la tierra, parece eterno.

¿Cuánto más debió padecer después de su Muerte para salvarnos expiando nuestros pecados ancestrales?, no tenemos un ápice de conciencia. El agradecimiento debió ser constante desde entonces y sin embargo aquí, tocando la “Traviata”...  
  
¡Pobre Jesús, pobre María! No conozco su paciencia, pero esto no es normal.
¿Por qué no se cuenta este terrible pasaje?, ¿por qué no hablar de la oscura eternidad o de la “cuasi eternidad”? Él lo decía y lo dice en sus parábolas para que seamos conscientes de esos destinos.

El hombre elije su final en su condición inalienable de libre -el mundo también se mueve en libertad: Virus, mosquitos, placas teutónicas, volcanes…- Y siempre, echando la culpa a Dios de todo lo que sucede y de todo lo que nos da la gana hacer.  

Esos “tres días” de Jesús en el averno, con la diferencia de que nosotros si entramos, no salimos, nos lo quiso evitar a toda costa, razón de su Venida y Evangelio.

¡Reconozcámoslo por Dios, ya es hora!!!

   
Emma Díez Lobo

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