Partimos la
Palabra que el Señor nos ofrece en este Salmo: "Levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor...” (Sl 93, 3) En la Escritura, las aguas
turbulentas simbolizan las fuerzas del mal, satánicas.
El salmista inspirado
por Dios nos ofrece una catequesis bellísima: que pasemos de la voz de
estas aguas que nos incita a devolver mal por mal, injuria por injuria,
desprecio por desprecio, etc.
Satanás nos dice que es
actuando así como recuperamos la dignidad arrebatada y esta es la solución de
los que la Escritura llama necios.
Cuando entramos en el Evangelio y por medio de
él en el Discipulado nos damos cuenta que… como continua el Salmo citado:
"Más que la voz de las aguas caudalosas, más poderoso en el cielo es el
Señor.
Si el Señor Jesús que
en lo más profundo de nuestro corazón doliente nos dice, no busquéis
venganza, os ofrezco algo mucho mejor: "Venid a mí los que estáis abatidos
y agobiados...y encontrareis descanso para vuestras almas " (Mt 11,28-29)
P. Antonio Pavia
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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