Leemos la súplica que dirige a Dios este
israelita: "Dame la Sabiduría asentada junto a tu trono y no me excluyas
del número de tus siervos" (Sb 9,4). Este buen hombre se conforma con que
Dios le acepte como siervo suyo, sin embargo esto para Dios es muy poco y lo
sabemos por lo que Jesús dice los suyos: "No os llamo siervos porque el
siervo no sabe lo que hace su Señor; os llamo amigos porque todo lo que he oído
a mi Padre os lo he dado a conocer" (Jn 15,15).
¿Qué es lo que Jesús ha oído del Padre y nos lo da a
conocer? ¡¡¡EL EVANGELIO!!! Jesús dirá a sus discípulos que las palabras -EL
EVANGELIO- que oyen de Él, se las enseña su Padre (Jn 8, 28). Es pues está
Sabiduría Divina la que nos hace amigos de Jesús.
Enriquecemos esta mini catequesis con una apreciación
fortísima. En la Escritura la palabra amigo tiene un alcance desconocido para
nuestra cultura. En la Escritura el amigo es " mi otro yo". Un
discípulo de Jesús ilumina al mundo con su Luz porque es, como decían por
ejemplo de San Francisco, "Jesús en el mundo".
Recordad ¡¡no somos siervos, menos aún esclavos!!
Recordad: estamos llamados a ser amigos de Jesús, "su otro yo" en el
mundo.
P. Antonio Pavia
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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