Todo sería diferente si por las venas de las generaciones de hoy corriera sangre del pasado, pero lo olvidan por no vividas; no hay reglas protectoras y se enmarañan con el “progresismo” demagogo, las conspiraciones, el orden mundial o los inventos del más allá...
Todo
sucede cuando a Dios se Le desplaza... Vamos a una velocidad increíble de
desorden y ateísmo ¡Ignorantes destructores de paces que resucitáis guerras!
Tiempos
que a nosotros llegan a destiempo, somos los mayores, los que sabemos hacia
donde se dirigen las sediciosas ideas y leyes contrarias a la razón.
Bien
lo sabemos, pero ya pasaron las décadas de creer que no moríamos, de movilizarnos
por todo, de alterarnos más allá del sofá.
Estamos
terminando los capítulos de nuestro libro, y desgraciadamente la sabiduría que
encierran sus hojas se esconde entre las líneas que pocos leen ¡Con lo valiosa
que es! Pues como si no...
Nos
han relegado junto con la historia... Y veo cómo el mal se aprovecha adueñándose
de almas ignorantes recorriendo los cuatro puntos de la tierra, pero aún será
más grave.
¿Qué
nos queda? La Fe, llevar el dolor con templanza, rezar y que nos recen “aquel
día”; que la paz de espíritu nos inunde para no llorar por tanto que nos quedó
por vivir, decir o hacer.
Sí,
nos hemos vuelto “invisibles” para casi todos menos para Dios, pero somos los
más importantes porque ya nos mira de cerca (qué “Tucto”).
¡Ay de los que se van sin ser
llamados y sin Dios!
Emma
Diez Lobo
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